Ruta realizada el 30 de Diciembre
de 2012.
Fuimos Paco, Birguit, Manuel,
Marcelo, Juan José, Mª José y yo.
Agradecer a nuestros amigos
malagueños por aguantar nuestra tardanza, ya que procedíamos de Sevilla.
Para llegar al punto de inicio de
nuestra ruta cogimos la carretera que, desde San Pedro, se dirige hacia Ojén
tomando previamente el desvío hacia el Refugio del Juanar. Esta carretera, al
principio asfaltada, al final se transforma en carril de tierra.
Llegamos a una bifurcación que
tomamos a la izquierda, dejando el desvío que se dirige al Refugio a la derecha,
y continuamos por ella hasta una gran cancela verde que nos bloquea el paso. Por
allí dejamos los vehículos.
Con las mochilas a la espalda y
botas de montaña en los pies, iniciamos nuestra andadura siendo las 11,00 h
aproximadamente.
Al principio se trata de un
carril amplio de tierra entre grandes pinares y de trazado sensiblemente
horizontal. Nos encontramos con un desvío a la izquierda, que ignoramos,
señalizado con carteles informativos e indicado mediante un poste con las
señales de sendero, no recuerdo si de gran o corto recorrido.
Continuamos caminando y los pinos
se transforman en olivos. Observamos bloques aislados de piedras que parecen
como de mármol pero que, en su exterior, se desgrana en un leve polvillo al
tocarlas como si se fuesen desintegrando.
De nuevo nos encontramos con otra
bifurcación que, mediante carteles, nos indicaba que por la izquierda nos
llevaría hacia Marbella. Nosotros tomamos por el de la derecha que ponía hacia
la Concha y pasamos junto a una edificación y su valla perimetral que era como un depósito.
Pronto, nos encontramos con una
nueva indicación sobre un tablero de madera que nos indicaba que para ir a la
Concha debíamos girar hacia la izquierda.
De nuevo entramos en el pinar y, tras
varios metros, nos tropezamos con un nuevo cartel que nos obliga a girar de
nuevo a nuestra izquierda para poder alcanzar nuestro objetivo. Aquí había un
palo con la señal de senderos.
A partir de este punto la
pendiente en ascenso se va incrementando paulatinamente y se camina por un
sendero perfectamente marcado y claro. En algunos puntos da la impresión de que
se va por una especie de barranco de tierra firme y rocas, y paredes vegetales
de la altura de una persona, con los típicos meandros o curvas que describe el
trazado.
Está claro que se trata de un
recorrido muy frecuentado y por lo tanto muy mantenido.
Llegamos a la parte más alta de
este primer tramo que termina en una pequeña explanada donde se tiene la
posibilidad de continuar hacia la Concha o subir hacia la Cruz del Juanar. Evidentemente
no hay que perder ninguna oportunidad si aún se conservan fuerzas, no creéis?.
O lo que es lo mismo: “poyaquestamosaquí”.
Así que tres del grupo nos
pusimos a subir un tramo corto, pero más intenso, que lo que hasta ahora,
llevábamos. Parriba y, rápidamente al salir de un pequeño caos de rocas, de
repente, estamos en lo alto del montículo. Vistas extraordinarias, amplias y
profundas. Se reconocían multitud de sierras andaluzas.
Tras caminar por su cumbre,
sorteando abundante vegetación, incluidos arbustos, nos encontramos con una
gran Cruz de Hierro en color negro y otras vistas inmejorables, el Mediterráneo
y gran parte de la costa malagueña. También toda la cadena montañosa de nuestro
continente vecino. Disfrutamos de un día espléndido.
Tras las fotos, emprendemos la
bajada para llegar al punto de donde partimos en la subida y con la idea de
coger y dar caza al resto del grupo. Eso nos supuso ir a un gran ritmo que nos
hizo sudar de lo lindo en detrimento de poder realizar más fotos. Lo cierto y
verdad es que no los cogimos hasta casi el final del recorrido. O fueron
también muy rápidos, o nos tiramos más tiempo del debido en lo alto de la Cruz
del Juanar.
Este segundo tramo también es en ascenso,
aunque ligeramente inferior al anterior. La verdad es que hasta llegar a la
Concha no paras de subir aunque existan pequeños tramos de bajada o
llaneando.
Se sigue caminando por un sendero
tupido de vegetación a ambos lados y perfectamente claro y recortado que, en
muchos tramos, forma una sección rectangular perfecta.
Se llega al collado del Lobo,
lugar donde suele soplar bastante el viento y que es la parte más alta de este
segundo tramo. Aquí tuvimos la oportunidad de subir a la elevación que tiene
bajo su falda el famoso paso del Lobo pero, mis compañeros de ruta, no me lo
permitieron, “iban con prisas”.
Descendimos ligeramente hasta
iniciar el Paso del Lobo, un trayecto muy montañero con una gran pendiente
lateral, en el que se pasa por arriba de un bonito canchal. Superado este tramo
continuamos bordeando el Cerro del Lastonar (dejándolo a nuestra derecha) y,
por pesao, mis compañeros me prometieron subirlo a la vuelta.
La Cordal en la que se encuentra
nuestro objetivo se nos muestra completa, como un brazo saliente hacia la
izquierda y apuntando directamente sobre el Mar Mediterráneo y sin ninguna otra
montaña que la confunda. Es una vista descomunal!! Se observan otros
senderistas que, desde donde nos encontramos, parecen hormiguitas caminando por
su parte superior. Por fin divisamos al resto de nuestro grupo pero, aún nos
queda para pillarlos.
Cuando llegamos a la cordal y nos
alineamos con ella, nos enfrentamos a otro paso curioso donde tienes poca
superficie para apoyar las botas, con un cortado de más de 10m verticales, aunque
con muy buenos agarres para las manos.
Continuamos por esa preciosa e
increíble cordal con vistas espectaculares, vistas libres hasta Estepona y Fuengirola,
incluida una maravillosa vista del embalse de la Concepción próximo a Istán.
Prácticamente en La Concha,
decidimos comer en un resalte anterior e, incluso brindamos con champán, que lo tenía escondido
Birguit. Brindamos por el nuevo año y porque al menos no sea peor que el
anterior y, por supuesto, por tener salud para poder disfrutar de esta
magnífica naturaleza que tenemos la suerte de tener.
Tras la abundante comida y
bebidas de todos los tipos, incluido vino dulce de naranja de nuestro amigo
Juan José, continuamos la marcha. A veces no sé si se trata de un grupo de
senderistas o de borr……..nes. Eso sí, gente estupenda de todas, todas!!
Nos mudamos al balcón natural de
la Concha. En dos palabras: “IMPRE - SIONANTE”. Un pedazo de balcón encima
justamente de la población de Marbella y de gran parte de la costa malagueña, y
desde la que puede verse África cuando la climatología lo permite, como a
nosotros nos ocurrió. Un deleite para la vista.
Bueno, pues, todo lo que empieza,
acaba y, nos tocó partir de regreso por el mismo camino de ida.
Eso sí, lo
dicho es deuda y, a la vuelta, subimos al cerro Lastonar. Por supuesto, sólo
los tres de antes, el resto siguió por el mismo sitio, pero esta vez no nos
entretuvimos demasiado en la cumbre y rápidamente enlazamos con ellos. También
porque nos esperaron, todo hay que decirlo.
Llegamos de nuevo al punto donde
subimos a la Cruz del Juanar y, como “algunos” no tienen hartura, …. que
“porqué no vamos desde aquí a Marbella y los demás nos recogen en los coches,
que Marcelo sabe el camino”….., un debate que nos llevó al menos 10 minutos
entre los pros y contras.
Al final, otra vez los tres, para
Marbella!! El resto, al Refugio a tomarse un café o un té y hacer algo de
tiempo para, posteriormente, recogernos.
Marcelo, que ese día estaba algo
despistadillo, nos indicó que había que subir por el mismo sendero de esta
mañana para luego, a media ladera, conectar con el que baja hacia Marbella. Al
final terminamos, por segunda vez, en lo alto del pico Cruz del Juanar y la
bajada, por la otra ladera, la hicimos prácticamente corriendo. Con esto de
disponer sólo de dos horas de luz, iban con un “petardo en el culo”. To las
fotos os podéis imaginar, MOVIDAS ¡!!!.
Tras la rapidísima bajada, por
fin, nos relajamos algo junto al carril al que conectamos que era el que continuaba
desde la bifurcación que encontramos esta mañana y que indicaba hacia Marbella.
Duró poco la relajación!! Nos
salimos del carril para conectar con el sendero que baja entre dos brazos o
nerviaciones dirección a Marbella y, de nuevo, ritmo militar!! Como si la
guerrilla nos persiguiese, ritmo super vivo, no daba tiempo a pisar las piedras
sobre las que nos apoyábamos, se alternaban tramos arenosos y de descomposición
de ese tipo de rocas que allí abundaban con rocas aisladas …. Menos mal que era
cuesta abajo!!
Pronto llegamos a la altura de
unas paredes de rocas porosas que tenían muchísimas oquedades y en la que estaban
practicando la escalada un grupo de personas. Paralelamente iba la conducción
de una acequia.
Más abajo se observaba un cortijo
o algo similar bastante amplio y con diferentes espacios a su alrededor.
El sendero se fue transformando
en carril paulatinamente. Básicamente en una especie de escalones, en un
lateral, formados por unas placas de rocas dispuestas para tal fin con objeto
de remediar, dentro de lo posible, los resbalones debidos a la pronunciada
pendiente y a las numerosas piedrecitas que se encuentran en el camino.
Pasamos junto a una fuente cuyas
aguas atraviesan el carril y alimentan al arroyo que nos acompaña paralelamente
a nuestro recorrido.
Pasamos por las primeras edificaciones
de las urbanizaciones allí ubicadas y, pronto, yendo ya sobre asfalto,
conectamos con la carretera local y vimos a nuestros compañeros que venían a
recogernos. Casi como una operación cronometrada y ajustada al segundo!!
Allí mismo nos despedimos y, cada
grupo se montó en su vehículo respectivo para regresar a sus casas.
Ellos se fueron a tomar unas
cervezas por San Pedro de Alcántara y nosotros a Montellano, lógicamente por no
demorarnos demasiado, ya que la vuelta era larga.
Desde aquí, un fuerte abrazo a
mis compañeros/as de ruta y principalmente a mi amigo Paco que el día 12 Enero
vuelve a marchar a Austria.
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