jueves, 4 de febrero de 2021

CIRCULAR DE SUBIDA AL PICO SIERRA DE LOS PINOS DESDE LA CARRETERA DEL BERRUECO

 

Ruta realizada el día 30 de Octubre del 2016.

Fuimos Mª José y yo, Antonio, a patear por algún rinconcito desconocido de nuestra queridísima Sierra de Grazalema, que por desgracia, me quedan muy pocos en esta maravillosa zona.

Procedentes de Ubrique y por la carretera A-373, que lo une con Cortes de la Frontera, pasamos junto al cerro del Berrueco por el Sur, pasamos el cruce de caminos por donde pasa la Cañada Real de los bueyes de Ronda y, también otro, que se dirige hacia el Ventorrillo de la Jeroma. Dejamos el coche en un ensanche en la carretera situado enfrente del siguiente camino que nos encontramos, cerrado mediante una amplia portilla, a nuestra izquierda.

Se trata del camino que conecta la carretera pasado el punto kilométrico 45, con el caminmo que llega a la Casa de la Huerta de Barrida, algo antes de pasar a la altura de la Casilla de las Pulgas.

Nos encontramos en un denso alcornocal. Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos una ruta, que aunque su objetivo, ya lo conocía de sobra, no la subida desde esta zona.

A grandes rasgos, a la ida utilizamos camino y sendas hasta la zona de la Tarayuela, a partir de este punto se trató de campo a través, aunque por terreno cómodo, siempre y cuando se esté acostumbrado a este tipo de terrenos calizos.

Una vez en el pico, la exploración realizada hacia el Oeste, también fue campo a través, por zonas calizas y algo laberínticas, el regreso desde la cumbre, por sendas marcadas e hitadas, hasta conectar de nuevo con el de ida.

Describo la ruta. Abrimos la amplia portilla que cerraba el paso en el contacto del camino con la carretera y a continuación, trochamos entre un pinar para salvar una amplia curva que describía el carril. En estos momentos estábamos situados al Sur del cerro del Rubio.


De nuevo en el carril, avanzamos por él en ascenso suave, pasamos una cancela con un letrero de Coto de caza privado y con el cartel que ya he visto en ocasiones anteriores, que aun me sigue sorprendiendo, "Cazadores practicando caza, senderistas no abandonen las sendas por su seguridad". ¿No debería ser al contrario? No habría que advertir a los cazadores, que son los que portan las armas de fuego, que puede haber senderistas, practicando ese deporte??



Superada la cancela y ahora en suave descenso, continuamos un corto trayecto, hasta abandonarlo aproximadamente cuando nos encontramos situados al Este del mencionado cerro o justamente al Oeste, del que iba a ser nuestro objetivo del día, el pico Pinos. Nos encontrábamos en un punto intermedio de la alineación entre estas dos elevaciones.

Proseguí algo más por el camino desde el punto donde quería haberlo abandonado, por estar escuchando tiros de cazadores por esa zona y tratarse de un lugar de espesa vegetación, formada por árboles, arbustos y plantas de mediano porte, donde teníamos muy poca visibilidad, tanto para ver, como para ser visto, aunque mi chaleco fuese de un verde chillón.

Los cazadores es lo que más temo en el monte, así que baje algo más por el carril y lo abandoné algo más abajo de lo que pensaba hacerlo, aventurándonos entre la maleza, intentando no perder un ojo, ni pincharnos, ni arañarnos más de la cuenta, siguiendo tenues trazados, supongo sendas de animales, hasta alcanzar una zona más despejada.

En esta parte y encontrada cierta traza de sendero, fue más cómodo seguirlo, aunque claro, la ayuda del GPS, se agradecía. La senda nos fue pegando a la base rocosa de la ladera Oeste de la Sierra de los Pinos, donde nos encontramos con otra portilla que tuvimos que abrir, para enseguida comenzar el largo y duro ascenso, dirección Este.




A cierta altura de la subida, nos topamos con el dueño (tenía alquiladas las tierras) de los terrenos de la Casa de la Huerta de Barrida, venía montado en un asno, con un perrillo al lado, y subía detrás de nosotros por la misma senda hasta que nos dio caza. Nos paramos y estuvimos charlando un buen rato con el agradable hombre, sobre multitud de temas, desde que iba buscando unas cabras, a que su hermano elaboraba un queso artesanal en Villaluenga, en la parte alta del pueblo, la Oliva. Al pasar la portilla anterior, vimos que había colocado entre los alambres, un chaleco abierto que ocupaba la anchura de la misma y este hombre, nos explicó que lo ponía él, porque los ciervos cuando corrían atemorizados, arroyaban la portilla y la rompían porque no las veían y de este modo, evitaba eso.

Nos despedimos, el siguió su trayectoria y nosotros la nuestra, que era siempre parriba. Nos dirigíamos como hacia un enorme canchal de piedras que se desparramaba desde lo alto, desde el Tajo de las Majadillas y formaba una lengua alargada.

En ese ascenso y superada la zona de las Presillas, la senda continuaba bordeando por el Norte, el pico objetivo de la jornada, nosotros lo abandonamos para envolverlo por el Oeste, con lo que cambiamos completamente de dirección y nos dirigimos hacia la parte inferior de los Tajos mencionados anteriormente.

Tuvimos la suerte de enlazar con un nuevo sendero, tras subir por la parte trasera de una pared vertical que nos encontramos en primer lugar.

De aquí, nos llevó a la mencionada pedrera, que aunque poseía una muy marcada pendiente lateral, se pasaba cómodamente por la senda.













Poco a poco fuimos envolviendo por el Oeste la Sierra de los Pinos y superando la fuerte pendiente que en ascenso continuo mantuvimos. Vistas espectaculares de todo el entorno, donde destacaba continuamente el cerro del Berrueco, como elevación más cercana, al fondo la Silla entre otras sierras.

Tras pasar por zonas con miradores naturales excepcionales, pasar entre arbustos y plantas de bajo porte y algunos que otro árbol, algo más arriba de los Coloradillos, salimos a una zona llana, como una pequeña meseta, donde teníamos a nuestra izquierda el macizo de Sierra de los Pinos y a nuestra derecha una serie de elevaciones formadas por cúmulo de bloques calizos apiñados, sin embargo, nosotros caminábamos ligeramente en descenso por senda definida y de un comodísimo caminar, que de seguirla, intuyo que nos llevaría a Cortes de la Frontera.

Caminamos un corto, pero agradable tramo por esta especie de llanura, para terminar abandonando el sendero, para dirigirnos hacia la Tarayuela. En esos momentos y hasta que conseguimos encumbrar la cumbre de nuestro pico de la jornada, todo ese recorrido fue campo a través, por terreno calizo, donde había que estar acostumbrado a caminar, aunque no presentaba una dificultad especial.














Trazamos dirección Este, con idea de alcanzar la cordal Sur de la Sierra de los Pinos, utilizando pequeños tramos de sendas de animales. A medida que nos acercábamos hacia un pequeño collado, situado sobre la propia cordal, nos dimos cuenta que habían unos hitos señalizadores, pero ningún rastro de sendero.

Alcanzamos el collado, donde sí se apreciaba una senda marcada que continuaba dirección Este y posiblemente conectaría con el carril que terminaba en Cortes de la Frontera o hacia los Llanos de Líbar.

Aproveche y subí al espolón rocoso que limitaba al Sur el collado. Bajé y continuamos por la cordal en continuo ascenso, pasando por unas especies de jaulas, como de introducción de ciertos animales en esa sierra o de captura de ellos, claro o quizás de protección de la flora.




Siempre campo a través, como indiqué antes, pero sin demasiada dificultad, aunque por terreno calizo y plantas de mediano porte, muchas de ellas pinchosas.

Accedimos al poste geodésico y de repente nos encontramos en un "huracán", hacía levante y viento durante el recorrido, en unos momentos, más que en otros, pero aquí, parecía que se concentraba todo. Una inestabilidad bárbara, había que protegerse inexorablemente.














Estuvimos a punto de continuar con la circular, bajando inmediatamente bordeando la cara Norte, pero como al subir hacia el pico observé un puente de roca muy sugerente, decidí antes de regresar investigar algo la zona rocosa y caótica situada al Oeste de la cumbre.

Al inicio, se trataba de una superficie lisa de caliza con multitud de fisuras, en pendiente, pasada esa placa, continuamos descendiendo entre caliza aunque más repartida sobre el terreno.

Llegó un momento donde vislumbramos la parte superior de la mole rocosa que queríamos investigar, curiosamente alineada con el cerro del Berrueco al fondo.

Se trataban de unas rocas, que aunque calizas, eran más oscuras y con formas mucho más deformadas y redondeadas que las anteriores, igual porque tenían algunas capas de líquenes o algo similar, el caso es que era una zona que se diferenciaba bastante del resto.

Mª José, poco amante de ir como las cabras, aunque todo hay que decirlo, su destreza ha ido aumentando con el tiempo, creo que no le quedaba otra alternativa a la pobre, se quedó esperándome mientras echaba un vistazo.

Me asomé a varias terrazas, me metí entre los bloques, pasé fisuras y comprobé que se componía, al menos, en dos niveles de varios metros de desnivel, pero opté por dejarlo para una exploración completa con mis compañeros de ruta y así, no hacer esperar más a Mª José.

















Regresamos de nuevo al poste geodésico, pero esta vez, junto al vallado que recorre todo el borde Norte de la elevación.

Una vez en la cumbre y aguantando el vendaval iniciamos el descenso por el sendero clásico que se realiza desde Cortes, pasando en primer lugar por los dos árboles, más cercanos a la cumbre, una especie de pino o ciprés (entiendo poco del tema) protegido su tronco por un recinto metálico y una pequeña encina.





A partir de este momento, siempre caminábamos por un claro sendero que además estaba hitado. Mediante sucesivos zigzags iba bajándonos entre un denso bosque formado por grandes árboles, arbustos y plantas de pequeño porte, además de alguna que otra seta, que ya querían formar parte del incipiente otoño, que por fin daba señales mínimas de vida en la sierra.





Nos descendió al fondo del pequeño valle, e incluso durante un corto trayecto, nos condujo dirección Sur, hacia Cortes, junto a un vallado, que llegado un punto superamos por un vano cambiando radicalmente de dirección, ahora Norte.

Anduvimos un rato por el precioso valle, aunque había que estar atentos al GPS, ya que nos enviaba a diferentes sendas, que no siempre eran las más claras de seguir, aunque como dije antes, siempre por claros senderos con sus hitos correspondientes.

Superado el collado que teníamos enfrente y veíamos, yendo por el pequeño valle, comenzamos a envolver y con ello, ir cerrando la circular a la elevación, por el Norte, tomando una dirección Oeste.

Terreno típico de esta Sierra de Grazalema, por un claro sendero, que sólo en un corto tramo se confundió con el lecho seco de un arroyuelo por el que tuvimos que pasar. Impresionantes vistas sobre el valle por el que discurría el arroyo del Alcornocalejo, formado por las vertientes de la Sierra de los Pinos con la de Líbar, en cuyo extremo más Occidental, se encontraba el Puntal de la Raya.










Caminando y echándole algún que otro vistazo al GPS, nos fuimos orientando, ya que en una o dos ocasiones, pasamos bifurcación de sendas que tomaban otras direcciones.

Llegó un momento que alcanzamos el punto donde abandonamos esta senda, a la ida, para comenzar la circular al pico Pinos. El resto del recorrido fue por el mismo que realizamos a la ida, por la mañana.

















DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha en el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-de-subida-al-pico-pinos-desde-la-carretera-del-berrueco-65159186


NOTA:

 

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.

Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

 

Gracias por vuestra visita.

 

 

 

2 comentarios :

  1. Antonio, veo que estas fotos son de hace 5 años. Pues bien, hace un par de meses subimos al Pinos, e hicimos una panorámica para la página Horizontes Ibéricos, no se si la conoces... es colaborativa.https://horizontesibericos.com/pano.php?p=esROSDP0
    Pues me ocasionó tristeza ver como los dos cedros que hay casi en la cumbre, están muertos. La última vez que subí, había uno muy lustroso... pero le llegó su fin, como a todo.
    Ese día subimos desde Villaluenga, y dormimos cerca de la casa de Barea.
    Salud, compañero, y gracias por el reportaje.

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  2. Hola Fran, no recibo notificación alguna cuando alguien me escribes como has hecho tú hace ya algunos meses, solo introduciéndome en el apartado de comentarios en el blog es cuando veo los mensajes.
    Disculpa
    No conocía para nada la página que mandas y es una maravilla, ahora me está dando fuerte por la sierra de Cazorla, Segura y las Villas, me escapo para allá en cuando puedo y te ayuda mucho para indagar lugares a recorrer.
    La experiencia de pasar la noche en el monte aun no la he tenido, aunque siempre se me antoja en alguna alta cumbre y al raso, pero bueno, ya veremos....
    Un saludo

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