lunes, 3 de junio de 2019

CIRCULAR POR SIERRA ALTA, CAÑÓN DEL OJO DEL MORO, LAS VEREDAS Y ZONA DE ESCALADA


Ruta realizada el día 31 de Enero del 2016

Esta aventura la realicé en solitario, suponía que Sierra Alta, junto a Benaocaz, se trataría de una ruta corta para el domingo. En parte, no me equivoqué, el problema es que no me conformo con poco y la amplié algo más.

Total, que aunque no regresé demasiado tarde, tampoco lo hice temprano y con la paliza del sábado, suponía que iba a tener un "magnífico lunes de trabajo".

Procedente del Bosque o Ubrique, antes de llegar al pueblo de Benaocaz, me desvié por una carretera que indicaba hacia los Chozos, junto a la pista cementada de futbol, aparqué el coche.

Con mochila a la espalda y botas de montaña en los pies, me dirigí hacia esta sierra, dejando la pista deportiva a mi espalda y pasando por una extensión de tierra cubierta completamente de una húmeda y brillante hierba,  que separaba dos viviendas con sus respectivos terrenos limitados por muros perimetrales.

En el fondo, una cancela me impedía el paso, pero disponía de un simple lazo con cuerda que la mantenía cerrada, la abrí y la dejé como estaba.


Casi de repente, la ladera rocosa de Sierra Alta, hizo acto de presencia y sin mayores preámbulos, tuve que ir buscando los mejores pasos para ir ascendiendo por ella. Este comienzo fue por rocas, árboles y arbustos, así como entre plantas de bajo porte, campo a través totalmente y no siempre cómodo de encontrar la continuación, en numerosas ocasiones tuve que emplear las manos. El ascenso, aunque laborioso, surtía efectos y tomaba altura rápidamente.



Preciosas vistas del pueblo de Benaocaz y su Sierra del Caillo, e incluso de la propia carretera y chalets cercanos.

Me topé con un abrigo, que supongo, usarían las cabras, ya que sus excrementos se diseminaban por todas partes.

El avance en ocasiones era rápido y en otras tenía que explorar algo más la zona, para acertar con la mejor trayectoria, aunque lo que más me enlentecía, era el enorme número de fotografías que realizaba hacia todas direcciones. Cada metro que subía en altitud, parecía que la perspectiva de las mismas cosas que veía, cambiaban. Ubrique, formó parte de mi objetivo, ubicado al fondo del valle, en la lejanía.








De repente, me encontré con un marcado sendero, principalmente pisado por el ganado, aunque en tramos, incluso tenía pretiles a modo de pequeño murete.

Subía por la ladera Sureste, la más vertical y abrupta de Sierra Alta y mi trayectoria era ascendente y con rumbo Sur, como hacia Ubrique. Las vista magníficas, aéreas y preciosas sobre todo el entorno de los alrededores, incluido ambos pueblos y Sierra colindantes.

Alcancé la cordal, terreno calizo no apto para personas no acostumbradas, aunque en ocasiones se podía caminar por tierra, con tantísimas aulagas, preferí ir de bloques en bloques y buscando siempre posibles alternativas. Jugando con el equilibrio, con apoyos en cantos cortantes y delgados y sorteando fisuras y vacíos.

Fue un descubrimiento muy llamativo observar toda la parte superior de la sierra, un caos enorme de rocas, con elevaciones puntuales, árboles esparcidos por toda sus superficie y un mar de plantas de bajo porte, sobre todo aulagas.




Hacia el Sur, bajaba en altura, mientras hacia el Norte, se encontraba la elevación cumbre de esta sierra, un peñón rocoso que sobresalía en altura del resto.




Tras escudriñar algunos rincones y poner al rojo vivo la cámara de fotos, enfilé hacia la cumbre, pisando caliza casi exclusivamente.

Accedí por su cordal, a su cota más elevada, algo aérea, ya que siempre mantenías la vertical a tu derecha, pudiendo causar vértigo e inseguridad a personas no acostumbradas. Curiosamente, en ese momento me jugó una mala pasada la cámara, que me indicaba que mis tres baterías estaban listas de papeles y en la cumbre las fotos las realicé con el móvil chino, que dispongo. Menos mal, que al rato, no sin algunos problemas, volvió a echar fotos, aunque ya me encontré bajando. No concibo realizar rutas sin mi cámara de fotos, primero por la gran cantidad que hago, segundo, por mi malísima memoria. Gracias a los archivos digitales, revivo esos momentos, y por supuesto, al relatarlos en el blog. Una de las causas principales por lo que lo hago.









Comencé la bajada, siempre por la divisoria y sobre rocas, con el vacío a la derecha, algunos pasos había que prestar mucha atención, estar centrado y atento en lo que se estaba realizando, hasta que llegué a una pared insalvable, que me hizo bajar y bordearla algo más bajo.

Realmente, en este punto la cordal casi se había terminado, con lo que comencé a descender hasta el fondo, buscando los mejores pasos, dónde a veces había que hacer varias tentativas. Afortunadamente, conseguí descender la parte más complicada y di con un difuso sendero que rápidamente me llevó a una portilla (sommier antiguo de muelles)







Aterricé justo en el camino de entrada a los Chozos y junto al inicio del sendero señalizado y oficial del Ojo del Moro, para allá que me fui, un sendero marcado, claro y sin lugar a pérdidas.

Sendero que discurre junto al Arroyo del Pajaruco, que en esos momentos llevaba un agua marrón, de arrastre de tierras. Pronto lo crucé por un simpático puente de piedra, pasando a la orilla contraria, caminaba por la ladera contraria a la que formaba la Sierra Alta. Ambas formaban el cauce del Arroyo que algo más adelante se encajonaba entre paredes verticales.

Un corto trayecto, que tras pasar una calera, con su cartel explicativo, lo abandoné para subir al mismísimo arco de piedra, el llamado Ojo del Moro.




Debajo del mismo, unas curiosas cabras domésticas, me miraban extrañadas e inquietas. Aunque al ir acercándome hacia el arco, intenté dejar espacio suficiente para que ellas pasaran, no se fiaban y sorprendido me quedé, cuando las vi bajar dando unos saltos y apoyándose en lugares inverosímiles, así como el sonido sordo y fuerte de su pisar, dejando caer todo su peso a cada paso.




El arco pétreo era muy curioso y fotogénico, pero había que seguir con la ruta, baje por el mismo sitio y contacté de nuevo con la senda oficial, la continué. Cada vez se iba separando más del arroyo, llegando a una especie de mirador, donde mediante un cartel, anunciaba el fin de recorrido de ese itinerario.



Yo continué por el marcado sendero, muy hitado y con marcas de color azul en los árboles por los que se pasaba. Se caminaba cómodo entre encinas, matagallos y otras plantas , aunque había que estar atentos a los resbalones, ya que había llovido el día anterior.

Durante un trayecto, me encontré embutido entre encinas y no se veía hacia el frente, aunque hacia los lados y hacia atrás, tenía las vistas de las elevaciones pétreas de la zona, incluso algunas otras, que emergían puntualmente por los alrededores, formaciones con rocas en equilibrios increíbles.




Poco a poco, tuve visión de lo que tenía por delante, tratándose de extensiones amplias y llanas de terreno, con arboledas sólo concentradas en diferentes puntos. Pasé junto a algunos apriscos y llegué a un muro de piedras con varios puntos donde estaba derribado, lo pasé por uno de ellos y junto a una edificación derruida.

Me encontré en los llanos de "Heidi", una gran explanada herbosa y de fondo, sobre un cerro, el castillo de Aznalmara o de Tavizna, entre otras sierras que lo limitaban al fondo.




Se trató del terreno más cómodo por el que caminé esa ruta, je, je.. pronto, me llamó la atención una alberca vallada y plagada de planta similares a los juncos, me acerqué y se trataba de un manantial que surtía a la alberca y ésta, a una fuente abrevadero enorme, donde descubrí varios tritones.




Continué con mi trazado, por la Colada del Pilar de la Calle, que me llevó a un vallado que tuve que mantener un rato lateralmente, hasta llegar a una portilla-cancela. De seguirlo con la misma dirección que llevaba, Oeste,  me llevaría al Rancho de Repillas y más alejado, al Cortijo del Escribano, pero justo pasada la anterior cancela, cambié drásticamente la dirección, un ángulo recto, 90º respecto a la que traía, tomando la Colada del Pozo Amargo.

Se trato de un corto trayecto enfangado, limitado a ambos lados por vallados, a veces con bastante vegetación, que te llegaba a envolver y en otras, más despejado.




Conecté con un amplio carril de tierra, que tomé en sentido contrario, Este. Mediante otra cancela, me vi en el interior de la finca, creo que de explotación porcina, un corto tramo por ese carril y otra cancela por la que salí de la propiedad.

Continué por un bosque de encinas, dejando a mi derecha otra nave dedicada al mismo animal, de hecho, había varios sueltos alrededor mía. Crucé y caminé junto al Arroyo del Pajaruco, con su cauce seco, pero muy marcado sobre el resto, color blanquecino y formado por muchos bolos de diferentes tamaños.

Este tramo fue el más difícil de seguir, no estaba marcado el sendero y había que sortear arbustos constantemente, pero estaba claro que había que seguir al arroyo, incluso fui por él un momento.




Pero pronto divisé un sendero por la ladera de Sierra Alta, que poco a poco iba tomando cierta altura, sobre el fondo del cauce del arroyo.

Se trataba de una senda preciosa, montañera, espectacular, con algunos pasos delicados, por lo resbaladizo del terreno, que te podían hacer caer al interior del cauce desde una altura respetable. El barranco tomaba envergadura y se empezaba a encajar entre paredes verticales.

Se trató de un recorrido muy interesante, que de haberlo seguido en su totalidad, me hubiera llevado al punto de inicio del recorrido del Ojo del Moro, pero para nada, se me apetecía dar por concluido este itinerario, así que cuando conecté con otro que venía envolviendo la falda de Sierra Alta, para allá tiré.

Prácticamente cambié el sentido de marcha y por el nuevo sendero, igual de marcado, pero algo más llano y por un firme más cómodo, comencé a bordear la parte Norte de Sierra Alta.

Siempre a la sombra, entre grandes encinas y vegetación baja, iba avanzando, hasta que llegué a una vaguada poco marcada, que forma esta sierra, en su parte intermedia de su cara Noroeste, donde decidí tirar otra vez para arriba.






Desde la cara Sureste, por donde di comienzo a mi aventura, subiendo a la cumbre de Sierra Alta, contemplé a lo lejos, como la otra falda, en la que me encontraba en esos momentos, era una enorme extensión mucho más llana y suave, con calizas diseminadas, en lugar del caos pétreo por la que accedí, así que me apeteció bichearla.

Se trató de una fuerte subida, entre vegetación, pero siempre por unas sendas colmatadas de huellas de cabras, estaba claro que era la ruta de ellas para subir a lo alto. Lentamente iba ascendiendo, sin prisas, mirando las vistas que se iban obteniendo a mi espalda, sobre esas zonas amplias y herbosas por las que pasé, así como la cordal de la Silla, a lo lejos, el castillo y otras vistas.











Se fue despejando de árboles, se incrementó de matorral bajo y comenzó a aumentar la caliza. A esa cota se apreciaba perfectamente el ala más Suroeste de esta ladera, una amplia loma herbosa donde pastaban en armonía vacas y cerdos.





A cierta cota deje de ascender para cambiar de rumbo y aproximarme hacia ese punto. Era como estar en amplias terrazas con vistas a unos fondos enormes y bellos, me costaba caminar de la infinidad de fotos que echaba.

Tramos muy cómodos y otros no tanto, entre bloques calizos y aulagas, hasta que de pronto vi unos hitos, los cuales, seguí y me llevaron a la zona de escalada.

Dos flancos verticales de piedra abiertos en esa zona, que hacían las delicias de un grupo de escaladores, que practicaban en ese lugar, allí me tomé mi última fruta, disfrutando del entorno.











Desde allí a la carretera que une Ubrique con Benaocaz, fueron un par de minutos, tras pasar un muro que sortear.



Caminé un corto trayecto por carretera, para tomar un carril, creo que la Colada de la Breña del Toril del Chite, que transcurría paralela a la carretera pero a una cota menor y tras pasar dos portillas, me condujo de nuevo a la carretera, por la que hice los últimos metros del recorrido, hasta llegar al coche.






DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:






NOTA:

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

Gracias por vuestra visita.

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