domingo, 23 de mayo de 2021

CIRCULAR ENTRE GALAROZA, JABUGO Y CASTAÑO DEL ROBLEDO

 

Ruta realizada el día 8 de Diciembre del 2016.

Fuimos Mª José y yo, Antonio, a realizar un recorrido por la Sierra de Aracena, aprovechando el día festivo y para no pegarnos una paliza como la anterior ruta. Nos lo queríamos montar con más tranquilidad e igual disfrute.

Procedentes de Aracena, por la N-433, entramos en las primeras viviendas de Galaroza y junto a su plaza, que bordea la avda, de los Carpinteros, aparcamos el vehículo.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos esta relajante y atractiva ruta. Comenzamos caminando por la carretera hasta casi alcanzar la otra zona de la población que volvía a dar a la carretera.

Según el Google Maps, nos desviamos por un camino de tierra situado enfrente de la carpintería de madera Hermanos Blanco, aunque lo que yo leía en grandes letreros, era Asociación Bien y Paz, además de El Murtiga.

Justo en la entrada del camino, un cartel de la Junta nos indicaba con el nombre del Sendero de la Ribera del Jabugo, camino de la Mimbrera.

Entre muros fuimos andando hasta que llegamos a un cruce, hacia la izquierda cruzaríamos el río Múrtiga mediante un puente de madera o incluso por el propio cauce, pero por ahí es por donde tenía proyectado regresar, así que tomamos hacia la derecha, pasando por diversas fincas o propiedades privadas con sus casitas.

Este camino tuvo algunos tramos flanqueados por una verde vegetación, hasta que salimos a unos depósitos, creo, de aguas fecales, que dejamos a nuestra izquierda.




Aquí, la opción era derecha o izquierda, no quedaba otra, tiramos a nuestra izquierda, bordeando la citada estructura, bajo las ramas de un amarillo sauce, dirección hacia Jabugo.

Tuvimos que salvar el río Múrtigas, por un bello rincón, mediante poyos o dados, para poderlo superar caminando. Anduvimos algún tramo entre bosques de castaños alcornoques y encinas, además de otros arbustos, hasta que llegamos al cruce de la carretera N-435, donde al mirar atrás obtuvimos unas preciosas vistas de la Ermita de Santa Brígida, además de algunas edificaciones del pueblo de Galaroza.







Continuamos por caminos junto a los omnipresentes cerdos ibéricos, siempre comiendo y rebuscando, a los que alimentábamos tirándoles bellotas que íbamos cogiendo.

De repente, nos vimos con las primeras viviendas de la siguiente población, recibiéndonos una de estilo señorial. Nos adentramos en Jabugo, pasando por la plaza donde se ubica su ayuntamiento, para salir, casi por su extremo opuesto.






Pasamos la radial que circunvalaba a la fábrica de embutidos, que servía de conexión con la nacional, también tuvimos que superar ésta, bajo un paso elevado. A la salida de la carretera, rápidamente proseguimos por claro camino, donde un cartel de la Junta, con el título de Plan Encamina2, advertía de las mejoras en los caminos que se pretendían hacer.


Nos dirigíamos, de nuevo, al río Múrtigas, que no dejaba de hacer trazas y recovecos en nuestro itinerario. Alternamos el camino delimitado mediante barreras vegetales y muros recubiertos de musgo y ombligos de Venus, con otros más abiertos de bosques de castaños, cuyas hojas secas tapizaban nuestro camino, así avanzamos paralelos al cauce fluvial, hasta que nos topamos con un nuevo muro que delimitaba una propiedad, que nos obligó a cruzar el río.










Varios troncos caídos sobre él, a diferentes alturas, hacían como de imaginarios puentes espontáneos, para poderlo vadear.

Aquí, en este punto, no nos quedaba otro remedio que subir una cuesta empinadilla junto a un muro en cuya coronación había una alambrada, mientras que en al otro lado era una masa vegetal, prácticamente nos encontrábamos a las puertas de la tercera población.

Nos encontramos un desvío hacia la derecha, sería la continuación de nuestro recorrido una vez visitado Castaño Robledo, pero contactaríamos con él algo más adelante.

Seguimos avanzando, con cierta pendiente y nos encontramos con una fuente algo canalizada, ya delimitados entre muros y alcornoques y tras estar un rato alimentando con bellotas a dos simpáticos caballos, entramos en la población, justamente a la altura de la fuente del Calvario.












Justo antes de cruzar la comarcal HU-8114, en una tienda-bar, nos tomamos dos bocatas de jamón cada uno, con sus respectivas cervezas. Fabuloso, lo cogimos con ganas.


Peor fue, continuar después de la parada, y encima, tras estar junto a unas brasas calentitos, pero había que regresar y no quedaba otro remedio.

Una pequeña entrada por una rápida salida entre las calles de la población, hasta la Iglesia Inacabada y otra vez nos vimos cruzando la misma comarcal, pero en un punto diferente, algo más al Norte.

Superada la carretera, proseguimos por el área recreativa situada junto a la pequeña Ermita Cristo de la Verónica, tomando un carril que al inicio flanqueado por alcornoques y atractiva vegetación, fue dejando paso a campos de castaños.









Tenía pendiente al pasar por esta zona, el intentar subir al cerro de El Picote, pero las fincas donde estaban los castaños y que custodiaban la parte inferior del cerro, estaban valladas. Mi gozo en un pozo. Casi convencido de que tendría que dejar pasar esa oportunidad, seguimos caminando cuando me di cuenta que el vallado concluyó. Habíamos sobrepasado la elevación, pero la teníamos a tiro, con lo que no lo pensamos más y, en fuerte pendiente y por un terreno suelto y labrado y supongo, privado, fuimos ascendiendo entre castaños, hasta alcanzar la parte superior con una vegetación salvaje y tupida, por la que nos fuimos introduciendo como pudimos, hasta conseguir su cumbre. Varios bloques de piedra inmersos entre un denso  y joven robledal, y algún que otro madroño.

Bueno, sólo sirvió para atestiguar que lo encumbramos, ya que fue imposible conseguir alguna vista entre tanto arbusto que nos rodeaba. Bajamos por donde mismo subimos y continuamos por el carril del que nos desviamos.








Seguimos entre castaños y el camino, paulatinamente, se fue convirtiendo en un enorme surco horadado por las escorrentías de las lluvias. Poco a poco fueron surgiendo pinos hasta que alcanzamos un cruce de cuatro caminos, pasado la zona del Pedregal y antes de la Pasada de Fuenteheridos. Allí, nuestra intención era la de tomar hacia nuestra izquierda e ir en busca, otra vez, del curso fluvial, pero antes, decidimos descubrir el magnífico pino situado en lo alto del cerro colindante, el Pino de la Atalaya.

De nuevo, para arriba, a lo alto del cerro, donde nos quedamos perplejos al ver ese inmenso pino con una de sus ramas, casi del grosor del tronco principal, desgajada y rota sobre el terreno.









Descendimos tras encontrar un insecto de color dorado brillante, muy curioso y bajamos hacia el río.






Por caminos delimitados por árboles de ribera, flanqueados en todo momento por exuberante vegetación fuimos caminando, para mi gusto, por la parte más bella del recorrido, paralelos al río Múrtiga, a cierta cota de altura, con lo que lo observabas desde arriba. Un tramo muy, muy bonito.







Al final, llegamos al puente de madera, que al inicio dejamos de lado y conectamos con el inicio del trayecto, pero una vez en la carretera nacional N-433, en lugar de regresar de nuevo por la vía, preferimos hacerlo por el interior de Galaroza, caminando por sus calles y circunvalando al cerro donde se ubica su Ermita.
















DATOS DE INTERÉS DE ESTA RUTA:




Si quieres el track del recorrido realizado, pincha sobre el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-entre-galaroza-jabugo-y-castano-del-robledo-73858297

 

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