domingo, 29 de marzo de 2020

Circular desde la Iruela subiendo al cerro del Escribano y peña de los Halcones


Ruta realizada el día 23 de Abril del 2016.

De nuevo nos plantamos en Cazorla, en nuestro ya clásico, hotel Parque, atendido por su encantadora dueña Felisa.

Llevaba infinidad de tracks cargados para realizar una completa ruta por el entorno del Escribano y de la Peña de los Halcones, pero el tiempo, que no tuvo nada que ver con la predicción que llevábamos, nos impidió realizarlo como en un inicio me planteé.

Desde Cazorla, con dirección al Parque Natural, pasamos la Iruela, su castillo y la piscina, junto a la carretera aparcamos, al lado contrario, se encontraba el hotel Spa Sierra de Cazorla, con sus paredes de color ocre.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos esta ruta, por unos escalones que accedían a una pequeña alberca junto a la carretera, entre la piscina y el lavadero techado, situado enfrente del hotel-restaurante.




Por un señalado sendero, fuimos subiendo, dejando unos paredones verticales a nuestra derecha, en ellos, estaba situada una vía ferrata, aunque seguramente de propiedad privada, ya que los primeros tramos eran de escala y estaban levantados para no poder acceder a la vía.





Rápidamente conectamos con una senda principal y de mayor entidad, la cañada de la Magdalena, según el IGN. En ascenso cómodo, nos llevó siempre con la mole pétrea a nuestra derecha por el interior de un pinar, llegando a una bifurcación.


Este punto era el lugar donde iniciaríamos la circular, tirando hacia nuestra izquierda y regresando por la derecha.

Caminamos por este estupendo sendero, prácticamente carril, entre un hermoso pinar, bordeando por el Norte, todo el macizo del Cerro Escribano. Mirando hacia atrás, nos permitía obtener una bella estampa del castillo de la Iruela, así como el descubrir el impresionante y marcado zig zag de la senda de regreso, procedente de Prado Redondo.






A la altura de Las Lanchillas, comenzaba a bordearlo por el Este, dejando unas impresionantes vistas sobre el valle de Rechita. Cuando la senda realizaba una acentuada curva y cruzaba un acusado barranco, la estribación procedente del cerro Escribano, causante de uno de los aportes del arroyo del Rechita, dejamos la comodísima senda, para avanzar por el mismo lecho del barranco, al menos en su inicio.








Las tornas cambiaron, terreno incómodo fuera de senderos, buscando las mejores alternativas para seguir ascendiendo de forma acusada, entre algo de maleza, sobre todo en su parte inicial.

Ascendíamos alineados con el cerro, primer objetivo de la ruta, por terreno mixto, caliza, hierba y tierra. Alcanzamos un bello falso llano, poblado básicamente de cebollinos, así los nombro yo, supongo que tendrán su nombre correcto, pero no lo conozco.

De allí nos quedó superar otro largo tramo de ladera inclinada, predominando más claramente la piedra y con algunos árboles dispersos, íbamos por su cara Este.








A cierta cota, vislumbramos las primeras crestas calizas de su cumbre. Yo, como siempre, no pude contenerme y en lugar de dirigirme flechado a la cumbre, me desvié ligeramente para subir el espolón rocoso, situado al Norte del Escribano sobre su cuerda.

Vistas espléndidas sobre las localidades de Burunchel y La Iruela, además de las diferentes sierras de alrededor, teniendo en primer plano y delante nuestra, La bella visión de la Mocha, con el sendero de bajada perfectamente marcado sobre un precioso fondo verde dado por la hierba.










Tomamos dirección a la cumbre del cerro Escribano, que alcanzamos enseguida. Aquí comimos algo y gozamos de su vistas.






En este punto, disponía de tres alternativas, una, que me hubiera gustado hacer y de la que no logré encontrar ningún track, era la de recorrer toda la cordal hasta el cerro de la Laguna, igual una locura, por lo complicado y agreste de la zona, pero que me quedé con las ganas. Primero porque Mª José no estaba por la labor y segundo, porque el día empezó a nublarse y lloviznaba a ráfagas.

Otra, por el fondo del valle entre esta cordal y la situada al Este y la última opción, la de bajar del Escribano por su ladera Este, conectar con la Cañada de la Magdalena, para terminar sobre la senda que nos llevaría al Puerto del Tejo.

Como lo de recorrer la cordal nos falló, preferí tomar la tercera opción, por realizar una mayor circular, además de ir por una senda más clara, ya que el día no prometía nada bueno.

La bajada del Cerro Escribano, se trató de una bajada algo técnica, no la recomiendo para cualquier persona no acostumbrada a tomar campo a través en acusada pendiente, con bastantes plantas de mediano porte y por rocas que en ese momento, empezaban a resbalar.

Por otro lado, el lugar, bien merecía la pena caminarlo, lugares de extrema belleza, barranqueras increíbles en lugares de poco transito y pisadas por pocas botas.






Tras la bajada, terminamos ascendiendo la vertiente contraria, entre un enorme pinar de cierta dificultad, ya que el terreno estaba colmatado de las acículas caídas, que formaban un esponjoso firme, pero con una enorme pendiente lateral y ausencia de trazas de sendas de animales.

En la parte alta del pinar, saliendo de ellos, dimos con un sendero, que en ocasiones disponía de algún que otro hito, al principio algo difuso, para poco a poco ser más claro, que nos fue subiendo por unos lugares verdaderamente alucinantes.





Alcanzando el extremo Norte de la Cuerda de la Laguna, donde se situaba el cerro de la Torquilla (cordal paralela, situada al Este, de la que forma el Escribano con el cerro Laguna) comenzamos a descubrir unos enormes pináculos pétreos de caprichosas formas, donde no tuvimos más remedio, que fotografiarnos con ellos y de fondo, el cerro Escribano, del que procedíamos.






También dimos con una simpática roca, similar a la del Yunque de Sierra Nevada, pasadas las Siete Lagunas, viniendo desde Trevélez, el disparador de la cámara, echaba humo.




Situados justamente en el Norte de la Cuerda, un mirador excepcional, vistas bellas, amplias y profundas, abandonamos el sendero, para campo a través, por un cómodo, aunque pendiente terreno, alcanzar el cerro de la Torquilla, pero subiendo, se puso a llover de forma algo más intensa, nos refugiamos bajo los pinos cercanos y viendo que la situación no tenía mucha pinta de mejorar, decidimos ir al encuentro del marcado camino, que por el Este y a media ladera, bordeaba la Cuerda.

Otra opción que se me fue al garete por culpa del tiempo, ya que al menos, al fallarme la anterior cordal, pretendía realizar ésta, más suave y fácil, pero tampoco pudo ser.







Anduvimos entre el pinar, para salir al encuentro del claro camino, nos encontramos con una pequeña laguna camuflada por la niebla y allí mismo conectamos. Lo seguimos, siempre caminando entre un denso pinar, con algunos ejemplares dignos de ser fotografiados, también tuvimos la suerte de ver cabras montesas.







Este carril se transformó en un auténtico camino de herradura, que nos llevó hasta el Puerto del Tejo, lugar al que saldríamos, si hubiésemos ido por la misma Cuerda de la Laguna, pero que no hicimos.

Este Puerto es un cruce de camino, si hubiéramos seguido con la dirección que llevábamos, alcanzaríamos el Puerto del Gilillo, pero nosotros nos desviamos hacia nuestra derecha, camino de la Iruela, por el Camino de la Virgen de la Cabeza.


Llevaba un rato lloviznando, antes de acceder al Puerto, y continuábamos en la misma línea, es más, las nubes nos envolvieron, pasaban a muy baja cota, con lo que no veíamos nada a lo lejos.

Pasamos bordeando por su base, de Este a Oeste, el cerro de la Laguna, cerro que en otras condiciones, no hubiera dejado la oportunidad de encumbrar, aunque en los pocos momentos en que la niebla nos dejó ver algo sus laderas, parecía inaccesible, laderas de piedras y paramentos verticales y grandes bloques.



Bueno.... habrá que ir dejando cosas sin pisar, para próximas excursiones, digo yo !!

A esa altura, ya contemplábamos la faja inclinada que forma la Peña de los Halcones, esta cumbre no me la pensaba pasar ni harto vino, ya perdí varias opciones y ésta, aunque las condiciones climatológicas  fuesen adversas, la hacía sí o sí.

En el momento que vimos la posibilidad de dirigirnos hacia ella y recorrerla por todo su borde, nos desviamos del claro sendero, campo a través, al inicio cómodo, y al alcanzar su borde, realizar toda su periferia, por pura roca caliza muy resbaladiza, porque el día estuvo muy intermitente con la lluvia, igual paraba que comenzaba a llover.








El recorrer toda la periferia del abismo, supuso una tensión extra, una, por caminar por una zona vertiginosa extrema y dos, por caminar por un firme que no daba ninguna seguridad.

Pasamos por el Niño sin Brazos, pero sinceramente, no tengo la menor idea de que roca, elevación o promontorio era. Ese recorrido por el borde del abismo, contaba con un pretil natural de rocas, que en ocasiones te ayudaba a quitarte el "acojone".

Las vistas eran espectaculares sobre la población de Cazorla, la contemplábamos a vista de pájaro. Los propios buitres sobrevolaban en muchas ocasiones, bajo nuestros pies. Preciosas perspectivas sobre las viviendas, plazas, el castillo de la Yedra y el de las Cinco Esquinas, así como de la impresionante cascada de la Escaleruela, que se precipitaba sobre las diferentes gradas, que interrumpían su caída.










Con paso de plomo avanzábamos, primero por tratarse de un mar de rocas calizas, con lo que ello representa y segundo, por tratarse de una pista de patinaje, además de la impresionante caída vertical lateral.

Fuimos testigos de cómo un grupo de montesas, se reían del abismo y la verticalidad, dando saltos por un mini pasillo colgado a unos doscientos metros de altura, también estuvimos viendo el poco personal que se acercaron a los alrededores de la Ermita de la Virgen de la Cabeza, ya que se celebraba ese día y el siguiente, la Romería. Supongo que al día siguiente, si se notaría la afluencia de público.











Tras explorar en condiciones, todos sus rincones, decidimos bajar hacia Prado Redondo. Nos llevó su tiempo, puesto que muchos tramos en la bajada eran auténticas planchas calizas, donde más que caminar se patinaba y nos obligaba a buscar las grietas y protuberancia para tener una mayor adherencia. Por supuesto, campo a través todo ese tramo, aunque vislumbrando desde lo alto, el camino a conectar.









Pasada la pendiente más pronunciada y resbaladiza, nos quedó una parte más tumbada, pero con mayor vegetación, aunque buscando los mejores pasos, no tuvimos dificultad en sortear y dar con el ansiado sendero que en breve tiempo nos llevó hacia la marcada y clara senda procedente de la propia Ermita, en un cruce de sendas indicada mediante diferentes postes de madera indicando múltiples direcciones a seguir.






Seguimos la dirección hacia el Parador, Puerto del Gilillo y Refugio CF La Zarza, por senda sin pérdida entre un hermoso pinar.

Llegamos al cortijo en ruinas de Prado Redondo, ubicado en una zona con encanto. Una planicie verde, surcado por varios cursos de agua, rodeado de alta arboleda y alguna que otra pared rocosa, que lo limitaba. También visitamos una bonita fuente con tres abrevaderos alineados. Un lugar para pasar unos días relajados.




Sólo nos quedó seguir el claro sendero, bajo la lluvia de nuevo y la niebla, que tampoco quiso hacer menos.


Esta senda nos llevó al punto donde cerramos esta mojada, pero preciosa circular. Recorriendo el final del trayecto por el mismo de inicio de la ida, aunque en lugar de bajar por la pequeña alberca (que se nos pasó) bajamos junto a los contenedores de basura situados al lado del edificio contiguo de la piscina municipal. Vamos, unos cincuenta metros más allá de la alberca.








Nos cambiamos casi de todo y como pudimos, resguardados bajo el portón del coche, ya que la lluvia nos quiso acompañar hasta el último momento de la ruta.

Una vez en Cazorla, duchaditos y arreglados, nos fuimos directos a un bar a por unas buenas y merecidas cervezas, con sus respectivas tapas.

 DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




 Si quieres el track de esta ruta, pincha en el siguiente enlace:


 NOTA:


Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

Gracias por vuestra visita.

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