Ruta realizada el día 12 de Marzo
del año 2016
Fuimos Mª José y yo, Antonio, a
realizar otra ruta, por esa preciosa, atractiva y adictiva Sierra de Cazorla,
Segura y las Villas.
En esta ocasión nos hospedamos en
el Hotel Parque, en el mismo pueblo de Cazorla y nos desplazamos hacia Santo
Tomé, desviándonos para Chilluévar, donde desayunamos, para continuar dirección
hacia el embalse Aguascebas.
Aparcamos el coche, junto a la
carretera, al sur del embalse, donde existían varias mesas y algunos aparatos
de juegos para niños, una especie de área recreativa al lado del embalse,
separado de éste, mediante una valla de
madera de poca altura.
También quiero comentar y
agradecer a "avhinojosa", en Wikiloc, por compartir esta preciosa,
dura, vertiginosa y fantástica ruta, coincidiendo en su comentario de tratarse
de una de las más bellas rutas que se pueden realizar en esta sierra, es más,
él la sitúa entre las tres primeras, siendo otra de ellas, la Cordal de los
Agrios y la otra, la de los Cintos de los Frailes y de las Higueras por el
Tranco del Perro y el río Borosa. Ésta última, no la conozco (me pondré
rápidamente en marcha para conocerla), pero la de los Agrios, sí y aunque se
trata de una ruta montañera y preciosa sin parangón, la que voy a relatar ahora
mismo, para mí, fue incluso mejor. Pero bueno, sobre gustos, no hay nada
escrito y cada una tiene unas características y trazados diferentes.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos nuestra ruta sin tener todavía claro, como
empezarla. Al final decidimos visitar en primer lugar la chula cascada del
Aliviadero.
Caminamos por el acerado de la
presa, junto a la carretera, dirección Norte, pasamos el curioso rebosadero,
nos entretuvimos un rato fotografiándolo, a uno y otro lado de la carretera,
pasamos la casa del Guarda y bordeamos todo su perímetro, siguiendo fielmente
el vallado metálico que la limita, comenzando por el lado dónde se encuentra
una especie de poste geodésico. Para ello, tuvimos que sortear el arroyo del
Torno, que a esa altura viene encajado en forma de estrecho canal.
Dejamos el vallado, justo donde
tenía una cancela con un brillante y nuevo candado que la cerraba, dando con un
camino bastante abandonado y comido por la vegetación, aunque claro de seguir.
Siempre en descenso, hasta que
alcanzamos el inicio artificial del arroyo de las Aguascebas Chico, alimentado
por esa espléndida cascada que se formaba por el agua que caía constantemente
por el rebosadero de la presa.
La cascada derramaba muchos
litros de agua, ya que las condiciones en que cogimos la sierra, partes altas
nevadas y los arroyos bien cargados de agua, hacían que el embalse se
encontrara al máximo y soportando muchos regueros que le alimentaban a la par.
Curiosamente en la ruta hacia el Blanquillo, de hace unas semanas atrás, al
pasar por el embalse, para llegar a su orilla, tuve que descender bastantes
metros por su orilla seca.
Tras estar un buen tiempo
contemplando la cascada del Aliviadero, regresamos por nuestros pasos, hasta
que llegamos de nuevo a la altura del arroyo, pero en esta ocasión lo seguimos
paralelamente, por una senda junto a él y entre pinos.
Pasamos un punto del arroyo,
donde pasaba entubado en un corto trecho y algo más adelante, dejamos el
sendero, que de seguirlo, nos llevaría a los Prados de Coca, por donde
regresaríamos a la vuelta, nosotros tomamos dirección Oeste, por senda poco
definida, aunque al iniciar el ascenso por una pared rocosa, rápidamente dimos
con los restos de una casa de piedra derruida, la Tapuela del Sordo, donde ya
era evidente alcanzar la cordal.
Seguimos subiendo en esa misma
dirección, hasta que alcanzamos la cordal, el límite de nuestro terreno, ya que
más allá, estaban los abismos que nos fueron acompañándonos todo el tiempo
hasta que alcanzamos el Navazalto.
Desde este punto, hasta coronar
la máxima elevación de este macizo del Navazalto, se trató de un recorrido por
la misma cresta, teniendo el vacío a nuestra izquierda a medida que subíamos y
la pendiente de la ladera a la derecha.
No había más que acercarse a las
piedras limítrofes para situarse en un balcón natural de primer orden, con
caídas verticales que se te ponían los vellos de punta.
A medida que íbamos progresando
por la cordal, ascendiendo por la misma línea que ella dibujaba, al mirar
atrás, aparte del embalse y otras sierras, quedaba claramente marcado ese
contorno abrupto que la formaba, ese enorme tajo emergente que definía los dos
niveles tan marcados.
Poco a poco fuimos descubriendo a
lo lejos y enfrente de nosotros, la caída de aguas que formaba la catarata de
la Osera.
Se trataba de un paisaje
realmente espectacular, donde cualquier tontería que se hiciese en el borde de
esta cordal, podría traer consecuencias muy graves.
Aprovechamos a lo largo de este
trayecto, cada uno de los salientes para acercarnos y utilizarlos como
miradores naturales. Vistas amplias, bellas y salvajes y eso que realmente se
trataba de los contornos más Occidentales de la Sierra de Cazorla, con unas
extensas vistas sobre la campiña jiennense.
Al ir tomando altura, cada vez
quedaban más definidas muchas cumbres tapizadas del blanco manto nevado, así
como a lo lejos, Sierra Mágina, totalmente cubierta por la nieve.
Se trataba de un recorrido
montañero, donde la verticalidad se acusaba por todos lados. Nos acercamos a
otro saliente, éste muy característico, con un pequeño monolito que desafiaba
al vacío, en deficiente y precario equilibrio, se trataba del Poyo Lentiscar,
que pronto alcanzamos y pisamos. Vistas aun más impactantes, por el incremento
de altitud, respecto a otros puntos anteriores, aunque con vistas similares.
Seguimos casi estrictamente el
contorno que limitaba el vacío y la verticalidad, del terreno horizontal y
cómodo, hasta que alcanzamos la cumbre principal, el Navazalto, que nos recibía
en primer lugar con un cartel de la Junta con los nombres de los picos de los
alrededores y algo más allá con la caseta de los Fogoneros, típicas casetas de
vigilancia con sus cubiertas a medio punto y un punto elevado encima de éste,
para vigilar desde lo más alto, accesible por el exterior mediante pates o
peldaños de barras de acero en forma de "U".
Siguiendo en la misma dirección
aproximada a la que llegamos al Navazalto, continuamos, se trataba de la zona
con más nieve que hasta ahora habíamos pisado.
En descenso y a la salida de un
pinar, nos depositó en una planicie conocida con el nombre de los Llanos de
Navazalto.
Desde aquí, atacamos la siguiente
elevación que nos encontramos en esa dirección, el Puntal de las Cuevas, otro
imponente mirador hacia una vasta extensión de terrenos, donde el factor común
predominante, eran los olivos, además de las sierras y cumbres de los
alrededores.
Aquí tuvimos que cambiar
obligatoriamente de dirección, si no queríamos caer al vacío que se nos
presentaba delante, teniendo la visión del siguiente y largo trayecto de cordal
que nos esperaba por patear. Las vistas de este itinerario, eran fantásticas.
Tomamos dirección Sureste,
ciñéndonos lo más posible al contorno, aunque unas vacas con sus crías, que
yacían plácidamente, nos hicieron desviarnos algo de nuestra trayectoria,
alejándonos del monolito (una piedra larga y vertical, colocada a modo de hito,
en el mismo collado)
En este lugar, tuvimos la suerte
de ver, entre las oquedades de la pared vertical, a una cría de buitre próxima
a abandonar su nido.
El terreno por esta zona estaba o
cubierto por nieve o embarrado, por habérsele derretido y encima había que
cambiar de rumbo, ahora Noreste, pasando por una ladera con una inclinación
lateral fortísima, que te hacía dar pasos de plomo, para no tener ningún susto.
En esa curva donde cambiamos la
dirección, se encontraba otra elevación, se trataba del Peñón de Yescas, al que me encalomé.. Baje
prácticamente por mis pasos y me reencontré con Mª José, que me esperaba abajo.
Desde este punto, hasta que
logramos subir al Collado de Tranco-Bigarral, fue por un claro sendero que nos
llevaba a media ladera, pero con una pendiente lateral descomunal, que se
agravaba por la presencia de nieve y barro, que te hacía deslizar algo las
botas. Había que tener bastante precaución, sobre todo, por las condiciones en
que lo cogimos.
Vistas impresionantes que te
quitaban el hipo. Cuando logramos pasar el tramo más comprometido,
continuamente en descenso, el terreno se suavizó un poco y prácticamente se
podía decir que llaneábamos por esa amplia terraza, limitados por cortados a
nuestra izquierda y grandes verticales a nuestra derecha.
Vi la oportunidad de acercarme a
uno de esos puntales, creo que el de la Salud, que de forma sucesiva y alineada
formaban esa especie de larga terraza por la que caminábamos. En poco tiempo
estuve sobre él, gozando de sus estupendas vistas. De regreso, casi por mis pasos y con idea de proseguir con la
misma dirección que llevábamos, casi cuando el terreno era más propicio para
ello, miro el GPS y veo que me debía haber desviado 90º de mi trayectoria.
Corrijo el error y comenzamos una
fuerte subida hacia el collado del Tranco Bigarral, por la zona donde en el IGN
denomina El Vigarral. ! Cómo para tener seguridad con las faltas de ortografía
!
Esta subida estaba perfectamente
marcada por un camino de esos de herradura muy bien trazados, aunque en su
inicio, sólo un pequeño hito de piedras, lo marcaba, teniendo que estar muy
atentos a no pasarlo, como me ocurrió a mí, ya que la tendencia era a seguir.
¿Me pregunto si por esa terraza se podría acceder al Puntal del Filo,
lógicamente alcanzando antes el Puntal del Ahijaero?
Subimos esa sucesión de zigzags y
alcanzamos el citado collado, marcado con un prominente hito cónico de piedras.
Nos hallamos en la parte superior de esa línea rocosa, que antes era nuestro
límite superior a nuestra derecha, mientras íbamos por la larga terraza.
Continuamos con la misma
dirección anterior, pero a una cota más alta, teniendo como último y claro objetivo, el Puntal del Filo. Terreno rocoso,
con tramos de hierbas y arbustos, donde un tenue senderillo nos orientaba,
aunque con tanto tramo pétreo, se perdía en ocasiones, aunque la orientación
estaba clara, ya que sólo había que seguir la propia arista para continuar.
A cada balcón natural que te acercabas,
las vistas eran inmejorables y vertiginosas, no parábamos de hacernos fotos con
diferentes fondos.
Poco a poco, nos fuimos acercando
al Puntal principal y me sorprendió que junto al Lentiscar, también poseía una
especie de aguja similar. Las vistas hacia atrás, magníficas, mostrándose todo
el recorrido que llevábamos desde el mismo Puntal de las Cuevas y toda la
cordal recorrida.
Pisado y fotografiado ampliamente
el Puntal del Filo, descendimos por su cresta Noreste, dirección hacia el
Camino del Poyo del Moro, pero antes de llegar a unos dobles y grandes hitos de
piedras, me quise acercar al puntal del Ahijaero.
Claro sendero para llegar a este
Puntal, aunque por evitar pasar por una portilla difícil de abrir, pasé por
otro lado en su inicio, aunque rápidamente estuve sobre él. En poco tiempo
estuve sobre el Puntal, tras pasar el collado de los Blanquizares, mirador
excelente, donde me detuve previamente, para echar varias fotos. Regresé por
mis pasos para continuar con la bajada por la dorsal del Filo.
Contactamos con el camino casi a
la altura de la Casa de la Nava de Milano, aunque por el nombre parecía ser
una, era un conjunto de ellas.
Desde que contactamos con el
camino, llevamos un vallado lateral junto a nosotros. Ya por claro carril,
llegamos a la fuente del Milano, que con un conjunto gracioso de
canalizaciones, llevaba sus aguas a una cercana alberca. Aquí abandonamos el
carril, para tomar dirección hacia los Prados de Coca.
Siempre por sendero relativamente
claro, caminamos. Cruzamos un carril, el que subía hacia la Caseta de Fogoneros
en Navazalto, a continuación pasamos un segundo, que se dirigía a una casa
rural, antiguo cortijo y algo más adelante, dimos con la alberca de la Solana,
situada bajo la enorme rama, creo que de un enorme nogal.
Seguimos con esa dirección Sur,
cruzando diferentes prados aterrazados, muchos anegados por el arroyo del
Torno, que derramaba sus aguas a vastas extensiones de terrenos colindantes.
Llegamos a una nueva alberca,
bajo encinas, que era alimentada por otra canalización con otra surgencia
cercana. Seguimos bajando terrazas cubiertas exclusivamente de hierbas y
limitadas a ambos lados de arboledas.
El sendero nos llevó junto a un
muro de piedras que mantuvimos lateralmente un corto trayecto.
Continuamos encontrando albercas
e incluso pasamos junto a una caravana, supongo usada como una eventual casita.
Continuamos por estas praderas,
evitando en lo posible, mojarnos las botas, hasta que dimos de nuevo con el
camino.
Lo abandonamos al rato, para
dirigirnos directamente al cortijo del Torno, campo a través, buscando los
mejores pasos entre la vegetación y las rocas. Acabamos junto a la vivienda, mejor
dicho a su contorno formado por muros y parte vallada.
Dejado atrás el cortijo,
encontramos un claro sendero que ya seguimos
hasta el punto donde por la mañana en el inicio del trazado, lo dejamos
para realizar la circular, cerrando de esta forma esta preciosa e impresionante
ruta del Parque.
El resto del itinerario fue por
el mismo de la ida hasta llegar al vehículo.
Como guinda del pastel a este perfecto recorrido, nos acercamos por el carril del Tranco del Acebo, para contemplar la maravillosa cascada de Chorrogil.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-al-navazalto-y-otros-puntales-desde-el-embalse-de-aguascebas-42006759
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
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