Ruta realizada el 28 diciembre
2012.
Fuimos Mª José y yo.
Salimos muy tarde de casa sin un
objetivo claro a realizar pero con ganas de dar un pateo por el campo.
Barajábamos dos opciones: la
primera, pedir permiso para hacer la ruta de la Garganta Verde y, si esa nos
fallase, subiríamos al cerro Malaver.
Tuvimos suerte y nos concedieron
el permiso, eso sí, según me indicó una trabajadora del Centro de Visitantes,
la normativa había cambiado.
Si el permiso se solicitaba por
teléfono su obtención era como siempre y se recogía allí el día acordado, pero
si se solicitaba como hicimos nosotros, directamente en el mostrador para ese
mismo momento, sólo era posible en días laborables, de lunes a viernes, ya que
allí te daban un documento que SOLICITABA el permiso y, con este papel, te
tienes que ir a la oficina del P.N. Sierra de Grazalema, que se encuentra en la
plaza de la noria junto al restaurante Casa Calvillo, próximo al Centro de
Visitante y, allí, te canjean este documento por el permiso necesario que se
mostrará a los guardas del Parque.
Las Oficinas sólo permanecen
abiertas de lunes a viernes así que, esta forma de solicitud, no funciona para
sábados, domingos y festivos. Hay que tenerlo presente.
Bueno, para el inicio de la ruta
nos dirigimos por la carretera en dirección a Prado del Rey y, antes de llegar,
tomamos el cruce a la derecha hacia Zahara de la Sierra. Una vez allí, cogemos
la carretera que sube al puerto de las Palomas y, a pocos kilómetros de su
inicio, nos encontramos a la derecha con la pequeña explanada que sirve de
aparcamiento y dónde se inicia el sendero.
Nos encontramos con el guarda, que
era una mujer, a la que le mostramos nuestro permiso. Coincidimos, y fuimos
compañeros de ruta, con otra pareja, padre e hija, con los que estuvimos conversando
durante todo el trayecto.
Lo primero que tuvimos que hacer
fue abrir una pequeña cancela que, mediante carteles, prohibía el paso con
bicicletas y perros e indicaba que entrábamos en un área de Reserva.
En esos momentos estaban
trabajando un grupo de operarios agrícolas en el desbroce y mantenimiento del
sendero.
A continuación pasamos junto a
una fuente con dos abrevaderos a diferente nivel.
Al principio se llanea y se
camina por un sendero perfectamente claro y cómodo en el que veíamos círculos hechos
con piedras que habían utilizado para quemar las ramas y rastrojos cortados en
la limpieza del camino.
Posteriormente nos enteramos que
el guarda daba un último paseo por esta zona para cerciorarse de que todas
estas hogueras estaban completamente apagadas.
Nos encontramos con un ramal que
salía por la izquierda hacia un mirador que nos mostraba las primeras
perspectivas de la Garganta.
Una vez por el sendero principal,
aunque había que desplazarse algo para verlo, encontramos un pozo y una pileta
de piedra.
Llegamos a la altura de otro
cartel que indicaba “área de nidificacción”, aunque, para mí, es nidificación.
A partir de este punto el sendero
se torna más pendiente y empezamos a bajar metros de forma rápida. El sendero
aprovecha perfectamente todos los salientes del terreno y mediante muchos
zigzags se va adaptando a las cornisas existentes.
En algunos puntos existen
barandillas metálicas para protección de los senderistas y como apoyo para ver
las impresionantes vistas que desde estos puntos se tienen.
Seguimos por trazados con altas
pendientes y con salientes rocosos que sirven de repisa para observar las
paredes y tajos profundos que nos rodean.
Llegamos a una enorme roca, en
forma de pared vertical, que posee varios escalones esculpidos directamente en
la roca y dos tramos de barandillas de seguridad.
Observamos las magníficas paredes
verticales de enfrente que delimitan la Garganta Verde. También observamos una
oquedad en dicha pared, mirando hacia abajo, con algunas estalactitas.
Muchas partes de estas paredes se
encuentran cubiertas por plantas trepadoras y forman diferentes tonalidades
sobre ella.
Nos aproximamos al cauce o lecho
del arroyo Bocaleones y nos lo indica otro cartel que nos informa que el
sendero se acaba 200m más adelante en la Ermita y que para seguir hay que tener
conocimiento de escalada.
Por el lecho, avanzamos entre
grandes bloques pulidos y blanquecinos. En algunas pozas todavía quedaba algo
de agua.
Nos tropezamos a nuestra
izquierda con una gran oquedad con estalactitas y estalagmitas, y con
tonalidades rosas y violetas, parecida a
la Ermita pero de menores dimensiones.
Tras las fotos de rigor continuamos en
la dirección que traíamos hasta llegar a la Ermita, oquedad impresionantemente
grande con sus estactitas y estalagmitas correspondientes.
En todo momento estamos entre dos
altísimas paredes que no dejan pasar los rayos del sol aunque sí, la luz solar
atenuada. Puede haber unos 15m de anchura entre ellas aproximadamente.
Aquí abajo el frescor es
increíble, la diferencia de temperatura entre la parte superior y ésta, donde
estamos, es muy alta.
Han colocado otro cartel junto a
la Ermita que explica el proceso de formación de la misma.
Tras observar todos sus rincones
seguimos avanzando por el lecho, salvando grandes bloques y buscando los
mejores pasos hasta que, al final, nos encontramos con un paso delicado que nos
hubiese costado trabajo pasar, sobre todo a la vuelta, con esa roca tan pulida
y con tan pocos agarres.
Además veíamos el punto final del recorrido a pié a
unos 10m de nosotros, ya que se observaba en la pared izquierda un anclaje
formado por una cadena y una argolla para introducir la cuerda de rapelar y
salvar ese primer salto, si se estuviese haciendo barranquismo.
Así que llegamos al final de
nuestro recorrido y no por agotamiento físico sino por impedimento natural
físico, je, je,..
Sólo queda invertir la dirección
y subir todo lo bajado.
Arriba, en el coche, nos tomamos
las frutas que, alegremente, bajamos y subimos después. Algo de beber y para
Montellano, donde nos esperaban unas ricas tapas y cervezas de acompañamiento.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
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