Ruta realizada el 29 de diciembre
2013.
Fuimos Juan José y yo.
Llevábamos mucho tiempo con
intención de subir al cerro Malaver pero
no tuvimos la oportunidad hasta este día.
Hay que llegar al pueblo de
Montecorto, que está próximo a El Gastor, desde donde se parte para realizar el
Tajo Lagarín y Las Grajas. Se sube a la parte superior del pueblo, junto a una
iglesia, y se deja el vehículo en un aparcamiento que allí existe.
Estamos junto a un gran pinar y a
las pistas deportivas.
Nuestra ruta parte por una senda
carril por medio del pinar. Se trata de un sendero local señalizado que se
realiza de forma circular.
Subimos entre los pinos con el
aliciente de coger espárragos, que allí hay muchos, por tramos de pronunciadas
pendientes.
Vimos las ruinas de alguna edificación o cortijo.
Pasamos al lado de un pozo,
indicado mediante un cartel donde estaba escrito well (pozo en inglés)
y llegamos a un punto donde nos encontramos con una valla
lateral, a la derecha en el sentido del ascenso, que nos acompañará toda la
subida.
A cierta altura se empieza a
divisar una bonita perspectiva de Montecorto y su pinar y, por supuesto, de las
vistas de los alrededores.
Nos encontramos con un cartel bajo, a nivel de
suelo, que nos indica “Castillo del Moral”. Desde nuestro punto de vista, lo
que observamos, es un peñón rocoso que sobresale en la falda de la ladera que
vemos desde su perfil.
Proseguimos ascendiendo hasta
llegar a la parte más alta y allí, la valla, nos la encontramos de frente.
Para poder continuar por la
cordal hasta alcanzar el pico Malaver nos vimos obligado a saltarla. Próximo al
vértice de su ángulo era el lugar más cómodo aunque, creo recordar que, frente
al cartel que indicaba “Castillo del Moral”, existía una portilla, con cierre de alambre oxidado, por su poco uso, pero de fácil apertura, que no utilizamos porque
en ese momento no sabíamos que no íbamos a tener paso más arriba.
La verdad es que, una vez pasada
la valla, descendimos hacia ese peñón por verlo de más cerca, y descubrimos que
igual lo podríamos haber hecho a la altura del cartel.
Previamente, nos asomamos a unas
grietas entre bloques de rocas con vistas espléndidas al Tajo Lagarín y Las
Grajas.
Tuvimos que pasar antes otro
vallado aunque, esta vez, tuvimos la suerte de cruzarlo por una portilla algo
extraña, pues se abría sólo su parte inferior mientras que la superior formaba
parte de la valla.
Cuando nos aproximamos al peñón
rocoso conocido con el nombre del Castillo del Moral, nos encontramos con un
pequeño y coqueto llanito de color verde y muy tupido de hierbas que formaba un
alto contraste con las rocas de la mole calcárea. También observamos una
escalera de madera que subía a la parte alta de ese peñón.
No daba una impresión de muy
resistente - se veía que fue construida hace ya algún tiempo - pero a pesar de
esto nos dispusimos a subir por ella. Llegamos a su parte superior ayudados de
una especie de pasamanos realizado de forma casera, utilizando un cable de
aluminio de los trenzados para ello.
Arriba nos sorprendimos al ver
dos restos de paredes realizadas con piedras - restos del sistema defensivo y
de vigilancia de la frontera nazarí del Reino de Granada – que, posiblemente,
se tratara de una torre de vigilancia.
Tras las fotos de rigor y bichear
un rato por sus rincones (sin visitar la parte más alta del montículo) iniciamos
su bajada con algo de prisa pues se acercaban unas nubes amenazadoras a
velocidades de vértigo y queríamos llegar a nuestro objetivo así que, dejamos
la exploración de todo el peñón para otro día de mejores condiciones
climatológicas.
Viento, ese día, hacía pa reventá,
y el sol lució bien poco, por lo que no nos fiábamos nada del día elegido para
subir al Malaver y por ello, lo de las “prisas”.
Una vez descendida la dudosa y
ligeramente maltrecha escalera, tomamos pendiente arriba, por la ladera, hasta
coronar el pico sensiblemente inferior que se encuentra en la cordal que
termina en el Malaver.
Por desgracia, aquí también había
vallas justo en la divisoria de la cumbre y longitudinalmente hasta llegar al
Malaver y, tras algunas fotillos y dejando la dichosa valla a nuestra izquierda,
enfilamos al cerro Malaver.
Primero tuvimos que bajar un poco
para, luego, subir y coronarlo. Subimos por una zona de roca, algo resbaladiza
por la inclinación y las piedrecitas.
Una vez en lo alto, Dios mío ¡!
El poste geodésico se encontraba al otro lado del vallado!! Buscamos una
portilla inexistente y, como las fotos se deben realizar sobre el mismo
pedestal, que se encontraba a unos 3m,
no nos quedó otro remedio que saltar de nuevo buscando el mejor paso.
Allí comimos, bebimos y nos
deleitamos con unas maravillosas vistas al resguardo del viento, junto a unas
rocas. Como el día no invitaba mucho, decidimos reanudar la marcha y tomar el
camino inverso al que cogimos para venir.
Una vez en la parte alta del
pinar, bajamos algo por el mismo recorrido de subida hasta llegar a la altura
de una piedra, con una cámara pintada en verde de forma tosca, que nos indicaba
el camino circular a seguir. Lo tomamos y, al principio, llaneaba.
En este
tramo vimos un cazador escondido, al abrigo de algunas rocas, pendiente de
algún tipo de pájaros para cazarlos a la vuelta cuando regresan a sus nidos,
¡pobrecillos! Luego, el camino, toma una pendiente mayor, en claro descenso,
completando la circular que emprendimos por la mañana, al principio entre jaras
y, luego, entre pinos.
Vimos a una pobre oveja, estática
al lado del sendero, que parecía algo ciega y estaba muy famélica. Supongo que
tendría los días contados.
Ya en la parte baja del pinar
vimos un campo de futbol, (un precioso campo de hierba artificial que, al menos,
era usado por chavales de la localidad), pistas de balonmano y de baloncesto.
Llegados al vehículo, apuramos
las frutas restantes, nos cambiamos de calzado y ropa, y flechados para nuestro
queridísimo y ansiado bar Rural, en Montellano, donde dimos buena cuenta de
unas cervezas y tapas merecidas.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Antonio, el pozo que citas no se denomina "well", es que esa es la traducción de pozo al inglés.
ResponderEliminarOtra cosilla, la primera portilla que citad no tiene candado, tan sólo un alambre muy oxidado señal de que se usa poco, y se puede abrir fácilmente.
Saludos.
Hola Francisco Javier, gracias por los comentarios que enseguida corregiré. Has notado que lo que estudié fue francés, no??, aunque lo domino como el inglés. Los idiomas no son mi fuerte.
EliminarGracias y un saludo.