Ruta realizada el día 9 de Abril
del 2016.
Fuimos Mª José y yo, Antonio, a
realizar una de esas rutas, que cuando pasas por la carretera hacia otros
destinos, siempre dices, esa sierra la tengo que subir alguna vez. Y llegó el
momento.
Nuestra pretensión era no sólo
subir a su máxima cota, el Hacho de Loja con sus 1.024m de altitud, sino de
intentar recorrerla completamente, explorarla al máximo.
Llegamos a Loja por la autovía
A-92, procedentes de Sevilla, aunque nosotros entramos por la primera salida
que nos encontramos, creo que es más cómoda la segunda entrada, por la zona del
Barrio de San Antonio y del polígono Industrial Manzanil 1.
No abandonamos en ningún momento
la carretera A-4154, cruzamos el río Genil por el Puente Aliatar y siempre con
dirección, Priego de Córdoba, alcanzamos la venta el Frontil, próximos al club
de tenis. Por una de esas calles dejamos el vehículo.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos este itinerario, a priori poco trabajado y
estudiado, ya que lo elegimos, in extremis, en el último momento del día
anterior y sólo me dio tiempo de organizar un poco, al menos, el comienzo,
aunque con bastantes dudas de cómo acabarlo.
Nosotros partimos muy cercanos a
la estación de ferrocarril de Loja, nos encontrábamos en las Urbanizaciones,
junto a unas casas mansiones, que a más de uno, le gustaría tener.
Atravesamos la carretera (hacia
la izquierda iría a Loja y a la derecha a Priego de Córdoba o Zagra) Ya
teníamos enfrente toda la sierra de Este a Oeste, que pretendíamos patear y
prácticamente desde aquí, observábamos casi todos los puntos interesantes que
queríamos conseguir.
Pasamos de zona urbana a Sierra,
al instante, entre el terreno que separaba dos viviendas y señalizado por un
cartel de madera muy oscurecido y envejecido, que indicaba "subida al
Hacho" (había que acercarse, para poderlo leer), dirección Norte.
Ya no era Loja, sino Sierra de
Loja. Nos dirigimos a unas cuevas o abrigos que desde abajo nos llamaron la
atención, para ello atravesamos un campo de olivos, bastante separados entre
sí. Una vez en ellas, nos dimos cuenta que se trataba de unas pequeñas
oquedades, que aunque curiosas, parecían más interesante desde lejos, que
cuando estuvimos cerca.
Aquí tuvimos la primera duda
sobre como continuar el recorrido. Como yo llevaba la batuta de jefe y guía,
decidí desplazarme lo más al Oeste posible, para recorrerla longitudinalmente,
así que continuamos subiendo por un terreno muy incómodo, ya que se trataba de
tierra suelta que con la inclinación, te hacía resbalar las botas bastante,
dándote poca seguridad y tensionándote las piernas en exceso.
Me hubiera gustado alcanzar la
parte superior de esa vertiente o ladera, e ir por la coronación, pero sabía
que encima nuestra estaban los terrenos del cortijo Hachuela y posiblemente,
nos encontraríamos con algún vallado, así que, cuando dimos con un sendero
relativamente bien marcado, posiblemente de cabras u ovejas, lo seguimos.
Recorrimos un largo tramo dirección Oeste por la ladera
Sur, a una altitud, más cercana de su parte superior que a la inferior, pasando
en algunos momentos bajo riscos de piedras y algunos paredones verticales, así
como algunos que otros pequeños barrancos abiertos por los arroyos estacionales
y siempre con una pronunciada pendiente lateral, que te hacía buscar en muchas
ocasiones, el paso adecuado para no resbalar por ese incómodo firme que siempre
tuvimos en este trayecto.
Siempre con unas vistas
excelentes sobre la propia Loja y su iglesia Mayor, así como, su característica
estación de trenes y el Palacio de Aliatar, entre otras edificaciones
singulares. También toda la Sierra Gorda al fondo y como colofón, Sierra Nevada, con el manto blanco bien
conservado, aún en estas fechas.
Pasamos cerca de pequeños riscos
de piedras y no perdimos la oportunidad para subirnos sobre ellos.
Al final de este trayecto, nos
encontramos con otro murallón pétreo, que se interponía en nuestro camino. Aquí
tuvimos que decidir si continuar y bordearlo por la izquierda nuestra, que nos
suponía descender de cota y no teníamos total certeza de poder continuar para
posteriormente, poder coronarlo, o hacia nuestra derecha, que suponía ascender
al cercano collado y único paso posible en ese momento, ya que estaba
flanqueado por riscos de piedra.
En el collado se observaba un
vallado, aunque daba la impresión de ser una portilla de paso. Para allá
tiramos, en poco tiempo estuvimos junto al cercado que pasamos por encima sin
dificultad, ya que era muy bajo y nos encontramos en una especie de rellano
herboso.
Curiosamente, es como si nos
hubiésemos metido en un pequeño recinto vallado, ya que estábamos limitados a
nuestro alrededor por tres líneas de vallas, la saltada, una enfrente que nos
separaba de un campo de olivos y una última lateral, que unía ambas, sólo nos
quedaba una dirección posible libre de obstáculos y precisamente, era la que
estaba buscando, la que nos llevaría por la cordal de la estribación que quería
alcanzar.
Primero fuimos por un difuso
sendero, pero que nos sirvió para evitarnos toda la maleza que nos rodeaba,
hasta que llegamos al extremo rocoso, donde fuimos de piedra en piedra hasta
asomarnos a un magnífico mirador natural.
Desde allí, otra fantástica y
diferente perspectiva de la localidad de Loja y de todo su entorno, así como la
localización del último saliente de esta sierra hacia el Oeste, donde se
ubicaba una casetilla con diferentes antenas, donde decidimos que podríamos
pasar a la vuelta.
Este fue el punto más Occidental
que alcanzamos en este inicio de ruta, me gustaría haber realizado la vuelta
atrás por una zona diferente, por el mismo borde o coronación de esa
estribación, pero suponía saltar vallas y aún no sabía ni cómo iba a plantear
el recorrido principal de subida al Hacho, ni cuánto nos iba a llevar de
tiempo, así que decidimos tomar el mismo sendero de ida.
Al final, sólo en puntuales
ocasiones, coincidimos caminar por el mismo, ya que había una multitud de
senderillos e íbamos tomando los más cómodos.
Pasamos el saliente rocoso al que
nos subimos y cuando tuvimos a la vista toda la ladera de subida hacia el
Hacho. Decididamente, emprendimos el ascenso hacia la cumbre y conectamos con
un marcado sendero que mediante multitud de zigzags iba mitigando la pendiente
por un terreno muy suelto y trabajoso.
Durante el ascenso fuimos dejando
de lado una gran dorsal pétrea, que se adaptaba a la pendiente de la ladera a
la que coronaba, volvieron a salir diferentes peñones o salientes rocosos, a
modo de miradores naturales excelentes, sobre todo de la localidad de Loja.
El sendero estaba trazado entre
un pinar que ocupaba casi toda la extensión de la ladera inclinada, de vez en
cuando aparecía algún ciprés mezclado con ellos. Un sendero algo deteriorado
por las correnteras de agua y terreno muy suelto, que a la mínima, te derrapaba
la "trasera"
Alcanzamos la parte superior de
esa subida, bordeando ligeramente un cerro cimero por su parte Este, que no era
otra cosa, que el extremo de una pequeña estribación o espolón que salía
perpendicular a la cordal principal del Hacho.
Cambiamos de dirección respecto a
la que llevábamos, ahora Noreste, con idea de alcanzar el siguiente collado que
se nos presentaba. Caminábamos en esta ocasión por una vaguada, con menor
pendiente y entre pinos que nos proporcionaban una agradable sombra, en una de
las piedras de la zona, nos sentamos a
tomarnos unas frutas.
Tras el descanso y reporte
energético, alcanzamos el collado, un lugar llano, lleno de hierbas y de
reducido tamaño, que te invitaba a tumbarte y relajarte, pero, ni por tiempo,
ni porque las hierbas que tan bonitas se veían, se transformaron en pinchosas e
incómodas, nos paramos demasiado.
Este lugar era un cruce de
camino, a él se llegaba por un cuidado y mantenido sendero, desde la carretera
A-4154, en el KM 9, junto a una cantera de áridos y cerca del cortijo de la
Quintanilla y de él, partía otra senda, perfectamente realizada y mantenida que
nos conducía hacia la cumbre del Hacho y una caseta con una serie de antenas.
También salía una tercera rama, aunque respecto a las otras dos, era bastante
difusa, pero también poseía un cartel indicativo, aunque algo difícil de
descifrar "Peñón de las Cinco o Peñón de Ta las Cincojo"
Supongo que indicará la primera
opción, Peñón de las Cinco, según el IGN, creo, El Hachuelo, al que terminé
subiendo, pero se trataba de un sendero de tercer orden, comparado con el de
subida al Hacho, que no daba la más mínima posibilidad de pérdida.
En esta encrucijada, nos llevamos
un tiempo, para intentar dar continuidad a nuestro trazado y de qué forma.
Decidimos la subida al Hacho, con idea de terminar de nuevo aquí, que al final
no hicimos.
La subida, por un perfecto sendero,
como los antiguos de herradura, igual lo era, nos llevó sin vacilación a la
parte más alta de esta sierra, aunque antes, dimos con una rampa metálica,
supongo para lanzarse en parapente o similar y casi arriba del todo, nos
desviamos hacia una caseta con antenas, ubicada en el extremo más Occidental de
la dorsal de coronación del Hacho.
Una caseta protegida por un
vallado con candado a todo su alrededor, que la protegía frente a los curiosos.
En la cresta cimera, en el lado
opuesto a la caseta, ahora marcado con algunos hitos, estaba el poste geodésico
del Hacho de Loja, al que llegamos enseguida, pero antes, cruzamos la perfecta senda
que utilizamos de subida, que nos hubiera llevado hasta aquí, y que por aquí,
también descendía por la otra vertiente.
Tras comer apoyando las espaldas
sobre el poste geodésico y gozar de las espléndidas vistas que gozábamos desde
este observatorio, llegó el momento de continuar y de volver a decidir que
recorrido realizar.
La primera idea que tenía era la
de alcanzar el Hachuelo, según el IGN, o supongo, el peñón del Cinco, como
indicaba el anterior cartel que encontramos y concluiríamos este corto trazado
circular, en el llano del último collado conquistado.
Pero por otro lado, se me
antojaba continuar por la cordal Noreste, una estribación que nacía a una cota
inferior al Hacho, que me gustaría explorar, así que decidimos hacer un
recorrido intermedio y algo más lógico.
Regresamos unos metros por el
mismo al que accedimos al hito cimero, para bajar por su vertiente Sur, por un
difuso sendero, pero que tenía la seguridad de su existencia, por disponer de
un track con un recorrido circular por la cumbre, terminando aproximadamente a
la altura del cartel que anunciaba la Peña del Cinco, además, por ver desde
arriba dos postes de madera de los que marcan las sendas.
Al final del mismo, alcanzamos un
rellano muy atractivo dónde vimos un nuevo poste que parecía ofrecernos una
continuidad a nuestra trayectoria (esa no la tenía controlada en mi aparato
electrónico), pero por otro lado, estaba en la base del Hachuelo. ¿Qué podía
hacer en esa circunstancia? Pues, subirlo, sino, a que había venido. En poco
tiempo estuve arriba ascendiendo por intuición y por algún roquedo, hasta
conseguir esa segunda cumbre, que no era otra cosa que el punto más alto de una
larga cordal pétrea, que se desparramaba sobre la ladera inclinada.
Vuelta atrás y regresar al
rellano, tras algunas fotos en la cumbre y tomar la dirección marcada por el
poste, donde se apreciaba que era bastante usado por lo manchado de su
recorrido.
Lo aprovechamos un corto tramo,
ya que enseguida lo dejamos para acometer la cordal.
Entre pinos pudimos ver como la
dorsal más Noreste de esta sierra, la que pretendíamos recorrer, tomaba otra
dirección diferente a la del sendero que cogimos, que tiraba pendiente abajo,
por la vaguada, pegado a los paredones verticales, según IGN, denominados El
Algibe, dirección Norte.
Esta senda estaba marcada
mediante hitos de piedras y en el lugar que nos encontrábamos, no era muy
evidente, pero total, como aún no teníamos claro ni por donde bajar, qué más
daba perderla.
Nos dirigimos a la clara cordal
por terreno mixto, aunque, a medida que nos fuimos metiendo en faena, las rocas
fueron ganando terreno. La recorrimos completa, de hecho, perdimos una buena
cota por tal de conseguir asomarnos al extremo más alejado.
Vistas impresionante durante todo
el recorrido, además de buenos cortados y la espectacular visión de esta sierra
hacia atrás, mirándola en sentido inverso al avance sobre la dorsal.
Aquí pensé que podríamos ir
cerrando la circular, bajando por la ladera Norte, en algunos lugares era
imposible, pero en otros, había que probar. Eso hicimos y al segundo intento,
logramos descender buscando la conexión con el supuesto sendero que debía de
bajar por la vaguada anterior, tras utilizar sendas de animales, pasando por
matorral bajo, tipo aulagas, logramos alcanzar el pinar que se encontraba
ocupando la vaguada.
Pasamos una pedrera, un canchal y
dimos con el sendero que lo seguimos hasta que nos dejó en un carril, pasando
justamente antes por una cantera abandonada y utilizada como cobijo de
animales, ya que había bastantes bañeras como abrevaderos y ruedas, como
comederos, creo yo.
Este carril, al momento,
desembocó en otro, que se unía a la carretera A- 4154, hacia la derecha,
nosotros fuimos hacia la izquierda, dirección a un enorme hueco producido por
otra cantera, la cual, bordeamos perimetralmente un tramo, por arriba, pasamos
una bifurcación del camino, tomando el de la derecha.
Este tramo describía una amplia
curva, aunque poco perceptible caminando sobre él y nos llevó al encuentro con
otro carril. Lo tomamos a la izquierda, ya que hacia la derecha un poste de
madera indicaba mediante una equis, trayectoria incorrecta.
Pasamos por un establo, que
dejamos a nuestra derecha y ya no abandonamos el carril en ningún momento,
salvo para acercarnos a una caseta con antenas, la que vimos desde el extremo
rocoso al que nos acercamos en primer lugar en este trazado.
Aunque prácticamente, no paramos
allí, ya que existía un ruido enorme, por la electricidad que pasaba por los
cables y preferimos continuar. Bajamos el resto del carril, dejando de lado la
Ermita del Calvario, en estado ruinoso y
llegamos a las primeras viviendas de la población.
Ya por sus calles, recorrimos
varias, hasta que dimos con nuestro coche, donde nos cambiamos de calzado y
algunas prendas. Aprovechamos que estábamos en Granada y nos tomamos unas
cervezas con sus correspondientes tapas.
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
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