Ruta realizada el día 29 de
Agosto del 2016.
Mi cuarta y tercera gran ruta, en
esta segunda etapa asturiana, además con la magnífica compañía de dos
espléndidos montañeros asturianos Eduardo y Monchu, a éste último, conocido a
través de la red, siguiéndolo en su blog "monchuxmontaña"
A Monchu, ya tuve el placer de
conocerlo anteriormente en Mieres. Hizo de un perfecto y amable guía, mostrándonos
Mieres y sus alrededores, además de invitarnos a la rica gastronomía del lugar.
A Eduardo, lo conocía por las
fotos del Blog de Monchu, pero lo vi en persona el mismo día que realizamos
esta ruta. Una espléndida persona.
La verdad es que realicé muy a gusto
esta ruta, con la compañía de ambos, que me quisieron mostrar uno de los
rincones más bellos, representativos y característicos de esa zona y me podía
atrever a decir, de Asturias.
Agradecerles a ambos, el servirme
de guías, aún sabiendo que para ellos podría ser , otra más, de las muchas
ascensiones que hayan realizado a estas cumbres.
Desde aquí os mando un saludo y
fuerte abrazo, espero tener la oportunidad de volver a realizar alguna que otra
ruta juntos.
De Mieres nos trasladamos por la
autovía hacia Campomanes y a su altura, tomamos la comarcal que nos llevaría
hacia Tuiza, la pasamos y llegamos al Puerto de la Cubilla, al Alto del Palo.
Sólo nos quedó acercarnos y aparcar junto a la Casa Mieres. Una casona enorme
de piedra, de tres plantas y cubiertas a dos aguas de color negro, ubicada en
una vasta extensión de terreno, donde pastaban plácidamente el ganado.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos este sendero, con cierto temor, congoja, de
realizar una ruta con personas tan preparadas como ellos, aunque a la vez,
amables y pacientes.
Dejamos atrás la Casa Mieres,
situada en el Puerto de Pinos. Por carril claro, nos metemos en el Valle de la
Alcantarilla, aunque pronto se convierte en sendero, bordeando una pequeña
laguna, que mediante un pequeño muro de contención embalsaba su aguas.
Este valle, en su fondo se
bifurcaba en dos. Hacia la derecha, se convertía en el Valle de María Delgado y
te dejaba en la zona de la Veguina y hacia la izquierda, por donde tomamos, se
introducía en el Valle Angosto. Al fondo, coronado por Ubiña la Grande.
Salimos al collado que cerraba el
citado valle, denominado Cuesta el Caballo, junto a una fuente abrevadero rebosante
de agua y se nos abrió otro nuevo valle, que según el IGN, es para todos los
gustos, ya que marca Los Hoyones y también Los Ollones, ! Sin problemas,
eludiremos las faltas de ortografía de esta manera ! Mirando en el blog de
Monchu, el pone Los Ollones, así que yo le hago caso.
Se trataba de un terreno cubierto
de hierba, con muchos surcos marcados y hondonadas, como formados por cursos de
agua.
Atravesamos longitudinalmente el
valle, y para continuar, teníamos dos opciones, la de la derecha, hacia el
Norte, por sendero marcado, incluso un tramo de carril y la de la izquierda,
por donde tomamos, hacia el Noreste, por el mismo cauce del Reguero del Valle
de Riotuerto, que nos llevaría a una estrechez rocosa en forma de pequeño
resalte, por donde discurrirían las aguas de ese arroyo, que para superarla,
había que hacer uso de las manos, aunque para nada comprometida, ni difícil. La
Estrechura como la llamaba Monchu. Además, por primera vez, tuvimos la vista de
la primera de las elevaciones que pensábamos conquistar, Peña Ubiña La Pequeña.
Superado el resalte anterior,
entramos en el siguiente valle, mucho más amplio que los anteriores, el Valle
de Riotuerto. Todos los objetivos de la ruta frente a nosotros.
Fotos hacia todos los lados y sin
previa anestesia, para arriba, por el primero de ellos.
Poco a poco nos fuimos separando
del fondo del valle, para ir tomando altura, al principio suave, por pastizales,
para más tarde, al llegar a la base rocosa del pico, en severa pendiente y por
un senderillo entre rocas, bastante vertical, ir ascendiendo por la erosionada
ladera de Ubiña La Pequeña.
Según Monchu, ascendíamos por la
vía Normal, muy marcada e hitada, aunque exigente. ¿cómo serán las otras
posibilidades?
Entramos en una preciosa canal,
de esas que sólo me puedo imaginar al leer los relatos en el blog de mi amigo
asturiano. Para ellos, es un accidente geográfico más, para mí, era
impresionante y llamativo, esa canal herbosa limitada a ambos lados por
formaciones pétreas y con una pendiente bestia. Subía cansado, pero satisfecho
con el itinerario que realizábamos.
A medida que tomábamos altura,
las vistas iban siendo espectaculares. Recuerdo una simpática ventana, un hueco
entre las piedras que limitaban la canal, muy fotogénica.
Llegamos a la cumbre, aunque para
ello tuvimos que pasar por un pequeño pasillo, hasta alcanzar el hito cimero,
formado por una cruz de hierro con una pequeña placa colocada por el club
Jultayu y un promontorio de piedras.
Fotos con todos los fondos
posibles, por supuesto, con el de nuestro siguiente objetivo, Ubiña La Grande y
con el Parque Natural de Somiedo, con los Albos y lagos de Saliencia, donde
estuve anteriormente, entre otros.
Allí coincidimos con otro grupo que
venía tras nosotros.
Tras otear y escuchar los
comentarios de mis compañeros de ruta, sobre las diferentes vistas, llegó el
momento de continuar.
Monchu decidió descender
cresteando algo, dirección Noroeste, algunos pasos algo colgados sobre la
ladera, pero sin dificultad, nunca aéreos en ningún momento. Bajada para gente
acostumbrada a este tipo de terreno, lógicamente.
Siguiendo algunos hitos, fuimos
progresando y lo que en principio, parecía que iba a resultar, al menos,
complicado, no fue así, la pericia de Monchu, nos fue llevando por los mejores
pasos hasta conseguir llegar a su base.
Después continuamos hasta la
Collada Solmicho, y de ésta, al Collado Ronzón. A partir de este punto, de
nuevo tocó subir.
Nos acercamos a la Carba, que la
ladeamos por el Oeste y allí nos encontramos con un vallado que tuvimos que
pasar. Las vistas hacia atrás sobre la Ubiña La Pequeña y su cordal por la que
bajamos, era magnífica e impresionante.
A partir de aquí, empezó lo
bueno, una larga y empinada subida por un sendero perfectamente marcado.
También por la vía normal de ascensión a esta cumbre.
A cierta cota de altura, las
vistas sobre los dos picos, el ya ascendido y el que quedaba por subir, el
Cerreos, eran perfectamente claros a vista de pájaro. Por la parte intermedia
de esta dura y larga ascensión, nos movíamos con farallones calizos muy
llamativos por los laterales.
Desde la altura de nuestra
posición, era muy chula la parte alta del Valle de Riotuerto.
Eso sí, Peña Ubiña La Grande, era
una feria, un rosario de montañeros hacia arriba y otro tanto, descendiéndola,
estaba claro que era una de las montañas clásicas para realizar por la zona.
Poco a poco y con un buen
esfuerzo, fuimos alcanzando la parte alta, que consistió en una preciosa, aérea
cordal rocosa, con vistas hacia las dos vertientes. Ya sólo nos quedó
aproximarnos al solicitado poste geodésico.
Muchísimas fotos sobre él, el
lugar lo merecía. Lugar de oteo excelente, vistas maravillosas, hacia los
Fontanes, Cerreos y también sobre Peña Rueda entre otros.
Nos dirigimos hacia unos
salientes, situados al Norte, para tomarnos los bocatas, refugiados algo del
viento y con unas vistas maravillosas.
Tras el merecido descanso,
retrocedimos algo por nuestros pasos e iniciamos un descenso casi directo sobre
el Puerto de Tuiza.
Siguiendo las indicaciones de
Monchu, tiramos hacia abajo por una ladera que en un principio, resultaba
bastante increíble encontrar camino por ella. Pero con precaución y cuidado
fuimos descendiendo, algún tramo lo bajo por los mismos canchales de piedras,
dejándose resbalar controladamente, avanzando mucho más que nosotros.
Ya casi en su base y por sendero
marcado, fuimos acercándonos cada vez más al citado puerto. Por un terreno casi
horizontal, aunque sea difícil de creer en este trazado, conectamos con un
vallado situado en el mismo collado, el Alto Terreos.
Desde este lugar se apreciaba
bastante bien la población de Tuiza de
Arriba, lugar que en principio Monchu quería elegir como inicio de ruta para
subir a Ubiña La Grande, pero al vernos y llegar al acuerdo de intentar los
tres picos, prefirió hacerlo desde Casa Mieres.
Nos estuvo comentando que subir
la Ubiña Grande desde ese lugar era una ruta muy bonita y merecía la pena.
Anotado quedó y quién sabe si algún día se realizará.
Mirando hacia atrás la bajada
realizada, todavía resultaba algo difícil de creer.
Teníamos frente a nosotros la
inmensa ladera de Peña Cerreos, aunque respecto a las otras elevaciones, esta
se veía más benigna y cómoda.
Nos pusimos mano a la obra, y por
un difuso sendero, poco a poco fuimos ascendiendo, en momentos buscando los
mejores pasos, ya que a veces se perdía la senda, hasta que por fin nos vimos
en su parte alta, que por cierto, nos recibió con un muro, tipo trinchera, de
la Guerra Civil.
Alcanzamos su cumbre, donde había
un oxidado buzón y gozamos de las espléndidas vistas.
Curiosamente, nos entretuvimos
con una simpática ratilla de campo que fisgoneaba por donde estábamos. También
aquí coincidimos con montañeros en la cumbre intercambiando opiniones.
Bajamos casi alineados a como
subimos, algo más hacia el Sureste, también en fortísima pendiente, aunque ya
estábamos acostumbrados a ello. Caliza en su comienzo con algunos hitos de
orientación y luego en su parte más baja, algunos senderos marcados sobre el
pastizal.
Este descenso, más corto que los
anteriores, nos dejó sobre una plataforma algo más elevada que el fondo del
Valle de Riotuerto, por la zona de Puertos de Cerreos, más bien, limitaba al
citado valle.
Lo recorrimos un tramo, por su
borde perimetral, dimos con dos pequeñas torres o garitas, donde los soldados
vigilaban en la Guerra Civil española, en ellas, nos fotografiamos.
Encontramos un lugar para seguir
descendiendo hasta el valle, estaba hitado y además, parecía ser usado por el
ganado. Bajado este desnivel, recorrimos la zona de la Senda del Pan, terreno
mucho más llano y cómodo. Lugar donde pastaban numerosas vacas.
Ya sólo nos quedó caminar hasta
conectar con el trazado de la ida, cerrando la circular, a la altura de Los
Ollones. En lugar de regresar por la Estrechura, como hicimos a la ida, lo
hicimos por el paso más cómodo, situado al Noreste de ella (por una de las
opciones posibles, que comenté a la ida en este lugar)
El resto del itinerario,
coincidió con el de ida. En los alrededores de la Casa Mieres, había una fuente
de aguas claras y frías, que nos sirvió para asearnos ligeramente.
Ya en el coche y de vuelta,
paramos cerca de Campomanes y Eduardo nos invitó a unas cervezas con un buen
tapeo.
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.