jueves, 13 de diciembre de 2018

Circular por la sierra de las Lagunillas. Subida al Almagreros. Cazorla,Segura y las Villas


Ruta realizada el día 12 de Diciembre del 2015.

Fuimos Mª José y yo, Antonio, otra vez por esta maravillosa y preciosa Sierra de Cazorla, Segura y las Villas.

Tenía pendiente esta circular, ya que semanas atrás, hicimos un intento de realizarla, pero por culpa de tratarse de un domingo (teníamos que regresar a Sevilla), levantarnos, no lo suficientemente temprano que hubiésemos deseado y que el día no acompañó, siempre con el riesgo de lluvia y un fortísimo viento, nos limitamos a investigar por la zona, ascendimos por la coqueta y preciosa Encantá, siguiendo el curso del arroyo que pasa por el campamento juvenil La Huerta Vieja. Terminando en La Cabañuela y poco más.

Nos dirigimos por la carretera que une Arroyo Frío con el Tranco y aparcamos en la misma zona del Campamento Juvenil la Huerta Vieja o área recreativa, nos colocamos las mochilas a la espalda y las botas de montaña en los pies e iniciamos este largo recorrido en sentido horario, con idea de terminar la circular, bajando por la Encantá, que ya conocíamos de la vez anterior.

Comenzamos la ruta desde el campamento hacia el Sur, para ascender por la vertiente que limitaba el área recreativa por el Sur y tomar dirección Suroeste, hacia el Monte Bujaraiza. Siempre por sendero, aunque en ocasiones, difícil de ver por la multitud de hojas secas que tapizaban el suelo y entre una amplia y diversa gama de árboles y arbustos, como encinas, madroños, robles cubiertos de musgo, con trepadoras sobre ellos, como la madreselva, zarzaparrilla y un sin fin de otras plantas arbustivas como torviscos, espinos albares, entre otros.




Poco a poco, a medida que cogíamos altura, el sotobosque fue quedándose atrás y entramos en zonas algo más despejadas, donde los pinos iban adueñándose del lugar.

Alcanzamos una especie de Puerto, un rellano amplio, al que llegamos tras la primera e inicial ascensión, contactando casi enseguida con un ancho carril.

Lo seguimos y nos llevó al collado formado entre el Monte Bujaraiza y la vertiente Este de la Lancha de los Cocones, por donde seguiría nuestro trazado.








A estas altura del recorrido, disponíamos de unas vistas muy diferentes a uno y otro lado de nuestro recorrido, siendo ambas impactantes y bellas. Hacia el Oeste, a nuestra izquierda, el embalse del Tranco a vista de pájaro y multitud de elevaciones forradas de un manto verde. Hacia el Este, una infinita ladera caliza, de tono gris blanquecino, despejada de toda vegetación, a causa del enorme incendio que desoló parte del Parque en el 2012. A pesar de ello, comprobamos como la vida se iba regenerando en esta extensa superficie.

Aunque, también había que admitir, que incluso la propia superficie caliza, con sus fisuras, rugosidades, pliegues, le daba un aire precioso al entorno.





Abandonamos el camino, para campo a través, buscando los mejores pasos entre la roca caliza, ir ascendiendo, dirección Oeste, hacia la Lancha de los Cocones.

Se trató de una subida intensa y exigente, en varias ocasiones tuvimos que rectificar el trazado, para poder continuar. Las vistan iban mejorando por momento. Ya próximos a la parte de los Cocones, donde se formaba el arroyo que corría en el área recreativa o campamento juvenil del que partimos, las formaciones rocosas nos regalaron con sus formas extrañas e increíbles, la guinda de esta fuerte subida.












Aquí cambiamos de dirección, ahora tomamos Norte, hacia el Poyo Mercoso, intentando dentro de lo posible,  mantener las cotas de nivel. Tuvimos suaves bajadas y subidas por esta zona, convirtiéndose en un terreno algo más alomado y dócil, que la subida anterior. Las vistas seguían siendo geniales.

Pasamos junto al Morro de la Fuente de la Umbría del Majal de la Perra, para a continuación, descender hacia el curso del arroyo Frío, que llevaba una fresca y transparente agua. Lo cruzamos y nos enfrentamos a una corta, pero fuerte pendiente, donde el ambiente era aún más impactante que en el inicio de esta ascensión hacia la Lancha de los Cocones.

















En esta zona había multitud de troncos secos y calcinados desparramados por sus laderas, tuvimos que sortear varios de ellos en el corto ascenso y sólo el discurrir del agua, apaciguaba la desoladora visión.

Alcanzada la parte superior de esta subida y con las vistas a nuestra derecha de la cuerda del Caballo Torraso, con su caseta de vigilancia en lo alto, sólo nos quedó, en un corto tramo, dirigirnos hacia el Poyo Mercoso.








Una vez en él, ya continuamos por la misma cuerda. En este punto vimos varias cabras montesas y disponíamos de vistas a ambos lados, amplias y profundas.

Disponíamos de una preciosa vista de toda la cordal que nos quedaba por hacer, con el Almagreros sobresaliendo de ella y a una inferior cota, pero culminando la cordal, el Morro del Almagreros.








Se trataba de una largo tramo aún por recorrer, pero bastante horizontal, donde nos dedicamos a explorar todos sus salientes, elevaciones y demás rincones. Vistas espectaculares a los 360º. Veíamos desde donde subimos y hasta donde pensábamos llegar, nada te interrumpía, ni hacía de obstáculo.

Todo se observaba desde ese maravilloso punto de oteo, cortijos en ruinas, como la Casa Prado de los Chortales, que veíamos desde arriba. El propio pantano, prácticamente completo, con toda su extensión, formas curiosas de las rocas que coronaban las diferentes cordales. Tocaba disfrutar al máximo.





Caminando por la dorsal, encumbramos el Morro de la Hoya Zamarrilla, luego vino el Poyo Melgoso y por último, le tocó el turno al pico Almagreros, con sus 1.567m de altitud.

Por cierto, este último pico, sin ser nada especial, si hay que prestar extrema precaución al subirlo, ya que tiene algunos pasos expuestos, con una importante caída lateral, que no aconsejo a gente no habituada o que tengan cierto vértigo.

Fotos de cumbre y para abajo, que tocaba continuar y aún quedaba faena y kilómetros por realizar.












Bajamos del pico y tomamos por la vertiente Oeste, al principio campo a través, por el pinar, para terminar sobre un difuso sendero que observamos desde arriba, aunque se perdía constantemente por la cantidad de vegetación existente, aunque no tenía demasiada pérdida, ya que había que seguir el curso del arroyo del Cerezuelo.

Se trató de un tramo algo incómodo, igual, porque nos acostumbramos a lo bueno, caminar cómodamente por encima de la cordal anterior, tuvimos que sortear troncos y matas de espartos, siguiendo el cauce (en este sector, el uso del GPS, al no ser que conozcas la zona, lo considero vital)











No recuerdo como, ni cuando, nos fuimos separando del arroyo, donde aquí si encontramos de forma más clara una senda, que progresivamente nos alejaba del curso fluvial.

Era de obligado cumplimiento seguirla, ya que de otro modo era imposible conectar con el carril procedente de las Lagunillas. Si hubiésemos seguido el curso, nos encontraríamos con una alta y vertiginosa caída hacia el camino, ya que gran parte de toda esa vertiente, delimitaba el carril con altos paredones verticales.




 A medida que nos acercábamos al camino, que lo veíamos desde arriba, esperábamos que la propia senda nos bajara al mismo y así fue. Nos dejó muy próximos a las ruinas del cortijo de las Lagunillas, al que no nos acercamos, ya que sabíamos que la noche se nos iba a echar encima.


Una vez sobre el carril, lo tomamos dirección Sur, una larguísima caminata por un carril de tierra ubicado entre la vertiente Este de la cordal que pateamos a la ida hacia Almagreros y la que formada, al Oeste, al cerro del Cerezuelo.




Lo primero que pasamos fue la cerrada del Barranco del Cerezuelo, una fisura en la pared rocosa por donde caerían sus aguas, en ese momento no recuerdo que llevase agua.


Más adelante, pasamos junto al cerro del Cubo, que delimitaba el barranco anterior.

El camino iba paralelo al arroyo de la Cañada del Fraile, la senda nos introducía entre plantas de junco o similares, pasamos bajo el cerro del Cerezuelo y algo más adelante, por el del Puntalón, hasta que alcanzamos las ruinas de la Tenada del Fraile.




Este punto fue el más alejado que llegamos en la anterior ocasión, que nombro al principio del relato, así que lo que nos quedaba por delante, nos era familiar y conocido, con lo que el problema de cogernos la noche, ya era menos importante.

Continuamos por el fondo de este valle, siguiendo siempre que pudimos la senda en que se convirtió entonces, aunque no había lugar a pérdida, ya que había que ir por el mismo valle longitudinal.

La noche nos fue dando caza y a la altura de los terrenos de cultivo, aterrazados y abandonados del cortijo de la Cabañuela, prácticamente veíamos con la luz de la luna, divisándose en el fondo ciervos y gamos, comiendo plácidamente.





Llegamos a sus ruinas y pronto conectamos con nuestro consabido sendero de la Encantá, aunque al realizarlo de noche, perdía muchos enteros, sólo el ruido de los saltos de agua, nos indicaba que caminábamos por este precioso trayecto.

Luego nos trasladamos dirección Norte, siguiendo el claro sendero, para tomar una amplia curva y alinearnos hacia el área de acampada.

Aunque el sendero era claro, seguirlo con los frontales entre la vegetación, no era tarea fácil, a lo que unimos que el último tramo lo hicimos algo campo a través, cuando intuimos que la zona de campamento la teníamos cerca.

Aún recuerdo, el grito que pegó Mª José, cuando algún tipo de pájaro, que estaría dormido, revoloteó junto a su cara cuando ella pasó entre los arbustos donde se hallaba.


Ya en el coche y tras una plena, dura y maravillosa jornada de montaña, nos cambiamos lo que pudimos, nos fuimos al hotel a pegarnos una merecida ducha, para posteriormente darnos un buen homenaje, para recuperar sales minerales y energía perdida.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-por-la-sierra-de-las-lagunillas-subida-al-almagreros-31343153



NOTA:

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

Gracias por vuestra visita.

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