Ruta realizada el día 22 de Octubre del 2016.
Fuimos Mª José y yo, Antonio, a patear por una parte de las Subbéticas, que aunque cerca, no había estado en ningún momento.
Este fin de semana era pasado por agua en toda Andalucía, igual se libraba Almería, pero era un objetivo que nos caía muy lejos, así que resignado, el viernes, de casualidad, me dio por mirar el tiempo en diferentes lugares, en todos los que probaba caía agua a punta pala, pero miré en Zuheros y cuál fue mi sorpresa, que apenas daban agua para el sábado.
Sabía que nos podía caer algo, pero según las predicciones, iba a ser mínimo y por lo tanto, se podría fabricar una ruta por los alrededores.
Me acordé, que me quedaba por ese lugar, toda la zona del pico Abrevia. No lo pensé mucho y me puse a buscar información. Prácticamente daba llovizna a partir de las seis de la tarde, con lo que tendríamos tiempo de sobra, para caminar y que lloviese algo mientras nos rehidratábamos en algún bar.
El sábado por la mañana, antes de partir hacia la localidad, con todos los estudios hechos, tracks guardados, mochilas preparadas y algo de ropa de muda, por si acaso, observo que las predicciones habían empeorado y lo que ayer vi para las seis, se adelantaba para las tres, pero siempre, manteniendo muy ligeras posibilidades de lluvia.
No lo pensamos, había mono de sierra y tiramos para Zuheros. Desde Sevilla por la autovía de Málaga, a la altura de Estepa, la abandonamos con dirección a Herrera, Puente Genil, Lucena Cabra y por fin Zuheros dejando el desvío hacia Doña Mencía.
Justo antes de entrar a Zuheros por la Co-6203, nos encontramos con un puente que salva el río Bailón, al lado aparcamos, gozando de una imagen espectacular, tanto del núcleo urbano y su castillo, como del desfiladero por el que discurre el río.
Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos nuestra nueva andadura, por el carril de la Colada del Pozuelo.
Su inicio se sitúa junto a un pequeño rellano a modo de aparcamiento, al lado contrario al pueblo, respecto al río Bailón, junto al puente, también existe una zona de picnic, compuesta por mesas y bancos, además de un cartel informativo.
Es un carril empedrado que supera una fuerte pendiente inicial mediante numerosos zigzags, al momento nos apareció la fuente del Pilar, una fuente abrevadero destinada principalmente para el ganado, como bien indicaba un cartel colocado encima de ella.
Continuamos con la tediosa ascensión y pasamos un desvío a nuestra izquierda, que sería por donde nos incorporaríamos a la vuelta en el regreso de esta ruta circular.
Siempre por claro carril-senda alcanzamos la siguiente fuente abrevadero, la fuente del Pozuelo. Durante todo este recorrido por la ladera Norte de la Sierra, disponíamos de extensas y amplias vistas, así como de los dos pueblos principales de la zona, Zuheros y Doña Mencía, incluido también, una especie de cortijo o complejo hotelero, embutido en un olivar y aislado de cualquier otra vivienda cercana.
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A continuación de la fuente, algo más arriba, pasamos una portilla que nos dejó en una especie de amplio collado, en un terreno salpicado de rocas calizas, aunque de un cómodo caminar.
Nos encontrábamos entre el cerro de la Chiva y el de Zumacal y no quise desaprovechar la oportunidad de subirlos, primero tiré a mi derecha, al de la Chiva, terreno salpicado de caliza, con su cumbre cubierta completamente de roca. Vistas similares a las que teníamos subiendo, pero desde una mayor altitud y sin obstáculos que molestasen.
Tras las fotos, regreso por el mismo camino hacia el collado y para arriba hacia el cerro del Zumacal, situado en el lado opuesto. Por terreno similar, le podíamos llamar salpicón de calizas, caminé hasta coronar este segundo cerro, también con promontorio calizo en su cumbre.
Mª José, mientras tanto, que no le apeteció subir a los cerrillos, continuó por la senda principal, pero al bajar del último y encima, ir ambos, con camisetas grises, sobre un terreno gris salpicado de calizas, me fue difícil localizarla. A base de voces, por fin, di con ella.
Ella había seguido una senda, que podría ser perfectamente de ganado y se detuvo ante una portilla en una alambrada que cortaba el paso, siguiendo la suave loma o cuerda que se dirigía hacia el siguiente cerro, el de Melladas.
Pasamos por ella y continuamos en suave pendiente, por un terreno parecido, aunque se incrementaba la presencia caliza. Cuando alcanzamos ese cerro y enfilamos hacia el principal de la jornada, el pico Abrevia, tuvimos que saltar el vallado (fácil y sin complicaciones, porque era muy bajito) Comento esto, porque si no hubiéramos entrado por la portilla, igual, y sólo es una suposición, al ir por el exterior del cercado, no habría que haber saltado nada o igual existía otra valla diferente, cosa que desconozco, por no haber caminado por allí.
Para no liar más el tema, si queríamos pisar el cerro de las Melladas, como hicimos, había que entrar en el cercado, si lo hubiésemos evitado, buscando exclusivamente el pico Abrevia, igual no había que superar ningún vallado, aunque no dispongo de información de ello.
El cerro de las Melladas, se trata de una elevación muy roma y achatada, donde para acceder a él, hay que caminar por un lapiaz calizo, aunque incómodo, te permite caminar a un buen paso, siempre que uno esté acostumbrado a este tipo de terrenos.
Tardamos un buen rato en aproximarnos, ya que pasamos una serie de diferentes y sutiles terrazas, por las que debíamos buscar los mejores pasos. Llegados a su cumbre, mejor dicho, identificar cual podría ser la cota más alta de algunos cúmulos de rocas repartidos en una amplia superficie cimera, nos hicimos las fotos de rigor sobre la que interpretamos más alta y bautizamos como las Melladas, ya que carecían de hitos y piedras apiladas.
Disponíamos de bellas vistas, llamándonos poderosamente la atención, el cerro donde se ubica la Ermita de la Virgen de la Sierra, en cuyos pies se encuentra la conocida llanura del río Bailón.
Comimos al resguardo del viento y emprendimos la caminata, ahora con el objetivo principal a la vista.
Bajamos hacia la Cañada de la Laguna, una planicie donde pastaban un numeroso rebaño de ovejas, casi alineados con el Abrevia y fue en ese descenso, donde nos tocó superar la valla que comentaba anteriormente.
Intentando molestar lo menos posible al ganado, fuimos subiendo la elevación del pico, de Este a Oeste, siguiendo una senda por la que me orientaba, aunque se trataba de un terreno factible, sólo de vez en cuando, alcanzabas paredes verticales, pero siempre evitables.
Llegamos al poste geodésico que se encontraba en un tramo relativamente llano y estirado de su cumbre. Fotos con todos los fondos posibles y con plano en mano, decidir el siguiente paso.
Podíamos bajar hacia Doña Mencía, podíamos seguir por esa cordal para alcanzar el cerro del Quejigarejo y el más retirado de Camarena o bajar en sentido contrario a la población, para terminar cerrando la circular en Zuheros.
El día iba a peor, al Norte el cielo se había convertido en un gris plomizo, donde debía estar lloviendo bastante, menos mal que el viento soplaba hacia allá y esas nubes no nos llegarían, pero otras, si venían arrastradas y cada vez más grises, decidimos la última opción y con ello, iríamos cerrando el trazado circular.
Bajamos del Abrevia por su cara Sur, dirección Oeste, con objeto de bordear un largo vallado, que contenía al cerrillo Víboras, plagado de árboles, y no espantar a un numeroso rebaño de ovejas que se desplazaban por el exterior de la valla en sentido opuesto al nuestro.
Al principio nuestra dirección era alineada con el cerro de las Melladas, pero a medida que envolvíamos el cercado, posiblemente perteneciente al cortijo de las Majadas, fuimos abandonando esa dirección hasta dejarlo a nuestra izquierda, conectando con la Colada de Doña Mencía a Carcabuey, por un terreno relativamente llano.
El vallado que tuvimos que saltar anteriormente, se unía al que estábamos envolviendo, pero mediante una portilla, nos permitía el paso (realmente saltamos la valla, que era más fácil que abrir ese tipo de portillas existentes que están ahí de forma más simbólica o legal, que funcional). Lo mismo ocurrió con las dos siguientes que encontramos. Paso que deberían estar más operativos al tratarse de caminos o Coladas de antaño, pero atados e incómodos de superar.
Dejamos a nuestra derecha y lo mantuvimos lateralmente un largo tramo, el alto vallado que rodeaba el cerrillo Viboras, pasamos la siguiente portilla y accedimos a una falsa llanura, donde había encinas aisladas entre un terreno terroso con algunas proliferaciones calcáreas, así caminando nos acercamos a un cortijo, en esta ocasión el de las Melladas. El de las Majadas quedaba algo más retirado hacia el Noroeste.
Superamos muy próximos al amplio aprisco situado al lado de la edificación, una nueva portilla, ésta, abierta y así la dejamos.
Aprovechamos un cortísimo tramo de carril que unía ambos cortijos para abandonarlo en seguida, buscando una depresión del terreno, donde conté al menos cuatro pozos y aljibes, además de pasar junto a tres grandes depósitos de fibra de vidrio para almacenar agua.
Escudriñé el primero que poseía unos abrevaderos tallados en la roca y luego enfilamos hacia otro donde estaba situada la siguiente portilla, para salir de ese posible corral bebedero para los animales domésticos de los cortijos de alrededor.
Superada la portilla cambiamos unos 90º de rumbo, dirección Sureste, caminando con el vallado longitudinalmente, esta vez, a nuestra izquierda, dirigiéndonos decididamente hacia los Llanos del Bailón, buscando la vereda Marchaniega, que por ella, nos llevaría sin pérdida a la localidad de Zuheros.
El río Bailón lo debimos de cruzar, pero ni nos percatamos de su presencia, ya que su cauce iría seco. En esos momentos y aproximadamente por ese punto nos comenzó a llover, de forma muy suave al inicio, para terminar el resto del recorrido con el paraguas abierto con lluvia constante y abundante. Terminamos empapados de cintura para abajo, incluido calzoncillos y calcetines, pero íbamos preparados y teníamos ropa seca en el vehículo.
Según las predicciones era 0,3 mm, pero a nosotros nos cayó bastante más.
Sobre la vereda Marchaniega, fuimos siempre bajo el paraguas, que también lo eche por si acaso, abrimos una mini cancela donde estaban colgados unos carteles que informaban de que caminábamos por propiedades privadas, que pertenecían a los agricultores de la zona.
Seguimos el camino lloviendo a mares, caminando juntos y bajo la protección del paraguas, seguimos fielmente las balizas de madera que mediante flechas blancas, nos indicaban la dirección a seguir, aunque estaba bastante claro.
Pasamos un poste indicativo que nos daba dos direcciones, una a Zuheros, que es la que seguimos, no estaba el día para aventuras y la otra hacia las chorreras.
Más adelante nos encontramos con un cartel informativo y luego una bifurcación que tomamos a la izquierda, pero que comprobándolo con el Google Earth, hubiera dado igual ya que se unían más adelante.
Llegó un momento, antes de la fuente de la Rebola y de la Fuenfría, que nos desviamos hacia la izquierda en corto ascenso, pasando junto a unos panales de abejas y fue cuando el carril por el que caminábamos cómodamente bajo la lluvia, se transformó en senda marcada.
Me resistía a abandonar el carril, ya que según el plano continuaba un tramo más, y las condiciones climáticas no eran las ideales, pero lo cierto es que el camino se diluyó y no quedó otra que ir al encuentro de la senda, que según el GPS, la teníamos al lado. Tuvimos que descender por un terreno resbaladizo y enseguida dimos con el claro sendero que nos introducía en un bosque de pequeños árboles con sus troncos cubiertos de musgo, avanzamos algo por él, cruzamos el arroyo de la Fuenfría y pasamos junto a las ruinas del cortijo del mismo nombre.
Ya sólo nos quedó seguir el claro sendero en ocasiones limitado por matorral y arbustos y en otras algo más abierto.
Con una lluvia incesante, que nos llevaba algo calados a esa altura de ruta, nos hacía caminar rápido y sin muchos miramientos de lo que nos rodeaba, sólo nos guiaba las ganas de llegar.
Conectamos con la Vereda las Pilas a Vadillo, la senda nos bajó casi a nivel del río Bailón y ya no lo abandonamos hasta finalizar el recorrido. Caminábamos siguiendo su curso por el desfiladero por el que discurre. En cinco ocasiones tuvimos que cruzar su cauce, suerte que estaba seco y aun no llevaba agua, pero con lo que estaba cayendo, no creo que tardase en ver el líquido elemento. Recuerdo pasar otra fuente abrevadero que mediante un cartel indicaba ser la Fuenfría. Parece que hay dos fuentes con el mismo nombre en este recorrido.
Sólo al final del trayecto, cuando la senda comenzó a desviarse del curso fluvial, dejó de llover y pudimos ver con más detenimiento ese entorno, paredes escabrosas llenas de oquedades, donde una de ellas era la famosa Cueva del Fraile, donde había algunas personas practicando escalada en su interior.
Alcanzamos la parte más alta de este tramo y ya en descenso continuo, por camino empedrado, llegamos a la conexión con el que por la mañana subíamos de ida. De aquí al coche, repetimos camino y en poco tiempo nos estuvimos cambiando de ropa y calzado.
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
