Ruta realizada el día 24 de Marzo
del 2016.
Jueves de Semana Santa. Antes que
meternos en el bullicio sevillano, preferimos escaparnos a una rápida, fácil y
atractiva ruta. Aunque sin querer desmerecer en absoluto, a esta coqueta ruta,
lo cierto es, que los recientes itinerarios realizados en la amplia y bella
Sierra de Cazorla, Segura y las Villas eclipsaban de momento, cualquier cosa
que nos planteásemos en los próximos días, y más, una ruta corta como la que
describiremos a continuación.
De todas formas, nos atrae mucho
más el campo que la ciudad, y encima, teníamos que estar por la noche en
Málaga, a recoger a un familiar, así que
nos vino perfecto este itinerario.
Tenía planeado realizarlo, desde
el Puente de la Ventilla hacia el pueblo de Arriate y vuelta otra vez, con idea
de intentar comer en Grazalema.
El problema es que nos lo tomamos
con demasiada tranquilidad, y comenzamos demasiado tarde a caminar, lo que nos
trastocó nuestros planes iníciales.
Procedentes de Ronda y con
dirección Campillos y Cuevas del Becerro, mucho antes de llegar a esta
localidad y pasado el camping El Abogado, había que estar atentos a una señal
de fondo marrón que nos indica "Garganta y manantial de La Ventilla",
por donde tomamos.
En este punto, es aconsejable
coger la carretera asfaltada (señala, Bodega 0,6 Km) en mal estado, según
indicaba un cartel y dejar aparcado el coche en las cercanías al puente de la
Ventilla, yo me equivoqué y tiré por el camino de tierra que indicaba el
cartel, obviando la asfaltada. Total, aparqué unos metros por encima, a mayor
altura, de donde debería, pero por un claro sendero, nos bajó a la cota
inferior.
Con mochilas, algo vacías, a la
espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos este sendero, como he dicho
antes, bajando por un senderillo que nos llevó a la carretera asfaltada que se
encontraba a unos metros más abajo.
Cuando alcanzamos la carretera,
la que deberíamos haber tomado para aparcar, y que indicaba mediante un cartel,
lo de la Bodega, nos encontramos justo delante del puente. A nuestra derecha se
abría un carril de tierra, que mediante carteles, señalaba, Cortijo Los
Aguilares y un cartel de la Junta, que indicaba ese recorrido como vía pecuaria
"Cañada Real de Granada y Córdoba"
De aquí, seguimos bajando al
nivel del arroyo, antes, otro cartel nos recibe ofreciéndonos información sobre
el Descansadero-abrevadero Puente de La Ventilla.
Al principio era un carril que
llegaba a pasar por debajo del viaducto de la carretera A-367, la que iba hacia
Cuevas del Becerro, pero enseguida, se hace sendero rodeado de una frondosidad
vegetal bárbara.
Parece mentira que en esta
garganta, exista esa proliferación vegetal tan abundante y variada en una
ubicación tan pequeña. Era como un oasis en el desierto, algo totalmente
inimaginable en un espacio reducido y exclusivo.
De repente nos vimos rodeados de
infinidad de tipos de árboles, arbustos y de una enorme variedad de plantas,
parecía la selva tropical !!
El sendero, como bien nos indicó
un lugareño, era un sendero algo incómodo, subía y bajaba, e incluso en algunos
momentos había que estar atentos a no pisar fuera de él, ya que podías caerte
unos metros abajo, por seguir el borde de algunas cornisas, e incluso
enmarañarte con las zarzas.
Entiendo esa información del
hombre, para personas no acostumbradas a caminar por el monte. Para cualquier
persona, no era la mejor senda a tomar, pero para nosotros, todo lo contrario,
mucho mejor que el de la vuelta, que era más "civilizado"
Este sendero te metía en la
maleza, y de alguna manera, te hacía participe de la aventura de caminar por
ese denso bosque, teniendo un mínimo de atención. Fue muy divertido y al vez,
precioso.
Aunque caminábamos paralelos al
arroyo, sólo en ocasiones veíamos su cauce, principalmente por la barrera
vegetal que se interponía, incluso a veces, desde las alturas, tampoco veíamos
sus aguas. Sólo en contadas ocasiones, nos dejaba ver su cauce de aguas
transparentes.
Avanzamos por la garganta por ese
entretenido sendero, unas veces al nivel del curso fluvial, otras, a una cota elevada
sobre él.
Llegamos a la altura de las casas
cuevas, que vimos desde el lateral opuesto a las que se encontraban, alojadas
sobre los cobijos que formaban las paredes de la garganta.
Si dividiéramos en tres partes
iguales, la longitud de la garganta, lo que acabo de relatar, correspondería a
la primera de esas partes. La segunda, correspondería al tramo donde tras
alcanzar el cauce y cruzarlo, caminaríamos por el mismo camino de ida que de
vuelta, sería común en ambos sentidos y la tercera parte, volvería a ser
circular su trazado, pero saliéndonos de la garganta, tanto a la ida (aunque
recorrimos aún, un corto tramo por su interior) como a la vuelta, para terminar
en la localidad de Arriate.
Este segundo tramo, seguimos
recorriendo el curso del arroyo, pero casi constantemente a su nivel, con lo
que añadimos su presencia casi constante, con sus pequeños saltos de agua, a la
continua exuberancia vegetal, que no nos dejó en ningún momento.
Pasamos por una zona rocosa, que
no era más, que la pared lateral de la Garganta, pero que hacia unas series de
oquedades y se encontraba, en parte, tapizadas por unas especies de hiedra, que
le daban un toque muy llamativo. Además, se pasaba por encima de un murete
artificial. Si no me equivoco, es la zona que se llama Molino Canto, igual
porque hubiese un molino que yo no vi.
Por esa preciosa senda, llegamos
a un puente de madera que cruzaba el arroyo, con un poste de madera que marcaba
tres direcciones. Una a Ronda y las otras dos, opuestas entre sí, el sendero
Arroyo de la Ventilla (Uno de donde procedíamos y otro hacia dónde íbamos)
Hasta el puente, se podría
denominar como el segundo tramo, el común, tanto a la ida como a la vuelta.
Cruzamos el puente, y por un
sendero señalado y marcado, fuimos subiendo el lateral de la garganta, que nos
llevó a una edificación, creo, el centro de visitantes "los Arroyos"
y pasamos por unas especies de pequeños jardines botánicos, limitado por vallas
de madera.
Alcanzamos la parte alta de la
Garganta y dimos con una carretera que iba justamente por todo su contorno,
según IGN Camino de la Huerta María Nieves. Este camino lo tomamos dirección
hacia Arriate, se supone que si lo hubiésemos tomado en sentido contrario, nos
volvería a bajar a la Garganta y nos llevaría al Puente de la Ventilla, a
nuestro punto inicial.
Seguimos las indicaciones de los
postes de madera que de vez en cuando se dejaban ver y nos condujeron fuera de
la carretera para terminar sobre otra senda que poco a poco, nos fue bajando de
nuevo, al último tramo de la Garganta, el que se unía directamente con el
pueblo.
Nos llevó entre dos fincas y
hablando con uno de sus dueños, que en ese momento estaba quemando rastrojos,
nos indicó que existían dos posibilidades para llegar a Arriate desde allí,
una, era una pequeña senda, que bordeaba su parcela y seguía junto al curso del
arroyo, cruzándolo en un par de ocasiones mediante pequeños puentes de madera,
y otro, por un carril de tierra ancho, mucho menos atractivo que el anterior.
Por supuesto tomamos por la senda, que nos introdujo en las primeras calles de
Arriate, por la Caná, saliendo justo al lado de la entrada de un hotel rural.
Ya en la localidad y viendo que
la hora que teníamos, no nos iba a venir bien con lo de comer en Grazalema,
decidimos hacerlo allí. Antes, nos dimos un paseo por varias de sus bonitas
calles, visitamos la Iglesia de San Juan de Letrán, vimos la fachada de la
Fábrica de Embutidos, abierta desde 1898 y curiosamente, tratándose del Jueves
Santo, coincidimos en una de sus calles, con el paso de la cofradía de los
Jesuitas (Ntro. Padre Jesús), que lo estaban introduciendo en una especie de
cochera, supongo para montarlo y prepararlo para el recorrido.
Preguntamos a un arriateño, y nos
indicó un bar para comer, bueno, bonito y barato, así fue, aunque medio pueblo
estaba allí en el momento que llegamos. El mesón del Chozo, pasado el colegio
Virgen de la Aurora y casi enfrente de la estación de trenes del pueblo. Menos
mal, que pudimos montar una mesita provisional, pillamos tres sillas y una,
hacía de mesa.
Como realizábamos un recorrido
sencillo, sin prisas, totalmente relajados, las cervezas fluyeron de forma
desproporcionadas y la vuelta la hicimos con cierto puntito alegre.
Salimos del pueblo por la calle
Erillas y en un cruce con ella, donde de nuevo aparecieron postes indicativos y
carteles indicadores del recorrido de la Ventilla, tomamos a nuestra derecha,
dirección Este, por el Camino de los Picachos, que pronto abandonamos para
introducirnos de nuevo en la Garganta, por una senda indicada y clara,
dirección a la fuente de la Tejilla.
Por el senderillo de descenso al
fondo de la Garganta, nos encontramos en primer lugar con la fuente de los
Cañolillos. Desde cierta cota divisábamos las paredes contrarias y las
oquedades, tipo abrigos, formadas sobre la peculiar roca estratificada, que
formaban las paredes de esta bella Garganta.
Llegamos, tras un paseo, a la
Fuente de la Tejilla, situada casi a la altura del cauce fluvial, en el fondo
del cañón. A continuación, tuvimos que pasar un pequeño puente de madera que
salvaba un arroyo tributario del Ventilla, como no teníamos ni prisas, ni ganas
de terminar demasiado rápido el recorrido, nada más cruzarlo, en lugar de tirar
hacia la dirección de regreso (el puente donde tomamos hacia la casa
"centro de visitantes los arroyos"), la hicimos al contrario, para
recorrer un tramo de este nuevo curso, pero tras un rato andando, sin pisca de
agua y sin ser una zona demasiado bonita, decidimos invertir el sentido de
marcha y volver al punto de inicio.
Un corto trayecto y dimos con el
Ventilla, en un tramo que invitaba a sentarse al lado del agua, sobre unos
enormes troncos y disfrutar del silencio y tranquilidad que otorgaba este
lugar. Nos entretuvimos fotografiando algunos peces que por allí nadaban.
Tras el rato de relax,
continuamos para cerrar la circular, alcanzamos el puente y realizamos el mismo
recorrido que el de la ida, lo que os comenté como segundo tramo de este
itinerario.
Encontramos el busto de Félix
Rodríguez de la Fuente, pegado a la pared de la Garganta, aunque hay que
admitir, que fue de pura casualidad.
Al final de este tramo, había que
estar atentos, para cruzar el arroyo Ventilla, ya que se podría pasar de largo
por la densa vegetación existente, unas piedras situadas estratégicamente, que cómodamente,
nos llevarían al lado opuesto al que comenzamos por la mañana.
Previamente localizamos una
calera, que no vimos en la ida.
Este sendero, que al principio
nos llevó junto al río, dejándonos ver diferentes saltos de agua y bellos
rincones, poco a poco, se fue distanciando del cauce y convirtiéndose en camino
ancho. Nos pasó de nuevo por debajo del viaducto de la carretera y nos dejó
otra vez, junto al puente de la Ventilla.
Nos acercamos al recinto vallado
donde se supone que está ubicado el manantial que alimentaba al arroyo de la
Ventilla.
Sólo nos quedó regresar por el
pequeño sendero hacia nuestro coche.
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-por-la-garganta-del-arroyo-de-la-ventilla-arriate-45350964
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
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