Ruta realizada el día 13 de Junio
del año 2015.
Fuimos Mª José y yo, Antonio, a
realizar de nuevo la circular que en el mes de Diciembre no pudimos concluir, encontrándonos
junto al poste geodésico del Empanadas a las 17,30h, a mediados de Diciembre y
con todo nevado, como relaté en la entrada anterior, cuyo enlace os recuerdo:
En esta ocasión, no quería
encontrarme con más sorpresas, así que en Junio, eran buenas fechas para
disponer de bastantes horas más de luz y no tener demasiada calor por esta
sierra.
Repetimos el acceso de la ruta
anterior, realmente íbamos a realizar la misma, el mismo trazado.
Una vez aparcado el automóvil
junto a las canalizaciones metálicas de agua, junto a los cortijos del
Nacimiento, con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos
nuestro itinerario con idea de realizar la circular y conocer algo más esta
magnífica Sierra.
Tomamos el sendero amplio que nos
llevaría hacia el nacimiento del río Castril y en esta ocasión algo antes de
llegar al puente que lo salva, vimos una zona con piedras cómoda para
atravesarlo, desviándonos de la senda principal hacia nuestra izquierda, para
directamente enfilar la falda contraria y comenzar un continuo ascenso,
dirección hacia el Cortijo de la Puerca. Salvo que por esta vez, decidí
realizar el trazado circular en sentido contrario al que hicimos en Diciembre,
por si las moscas...
Así que a la altura de un gran
canchal o pedrera y estando atentos a un hito situado en el lateral del
sendero, nos desviamos de nuevo hacia nuestra izquierda, abandonando el que
subiría a la Puerca por un perfecto trazado en zigzag, construido de forma
inverosímil sobre la pared casi vertical, donde se aloja. Por él regresaríamos
esta vez.
No sé que me ocurrió, cuando
caminábamos sobre la pedrera, que perdí algún hito y al mirar el GPS, estábamos
a una mayor cota del teórico sendero por el que debíamos ir. Pero también sabía
que otra senda debía pasar por encima nuestra. Ni corto, ni perezoso, tiramos
"parriba" por el canchal buscando los mejores pasos y apoyos, para no
resbalarnos hacia abajo. Con un alto esfuerzo, conectamos con la senda arriba
del todo.
A continuación, perdimos algo de
cota, para situarnos encima del Collado de los Corzos, dando por fin con un
claro y marcado sendero. Las vistas desde aquí, eran como mínimo,
espectaculares y bestiales. Esas especies de crestas rocosas, como marcadas
dorsales que se hundía desenfrenadamente hacia el barranco de Túnez, cuyas
aguas eran obligadas a horadar las paredes calizas produciendo un impresionante
barranco inaccesible. Y esa colosal pared vertical denominada "La
Veleta".
A partir de aquí, el trazado era
una maravilla, entre formaciones de rocas de las más extrañas e inimaginables,
!! como "pa" perderse de noche por aquí !! y todo ese entorno montañero
que nos envolvía.
De manera clara, nos conducía en
descenso, hacia el barranco de Túnez.
Alcanzamos su menguado e
insignificante cauce, tras pasar junto a floraciones rocosas que surgían
aisladas o formando parte de diferentes dorsales, de las más diferentes y
curiosas formas.
Lo atravesamos y pasamos a la
ladera de enfrente, ya que el curso fluvial procedía de un angosto barranco
rocoso, en principio o supuestamente, difícil de salvar, ya que caminábamos
aguas arriba. Supongo que el sendero se trazó por esta parte para evitar las
posibles crecidas que por esa zona serían impracticables e incluso los posibles
saltos de agua que pudiera tener !!a qué investigo esa zona !!
Lo cierto es que al rato la senda
nos devolvió de nuevo al cauce pasado un kilómetro y medio aproximadamente.
Durante ese trayecto descubrimos un precioso arco pétreo, atravesamos otro
arroyo tributario del anterior, que llevaba más agua en superficie, que el
principal. Por supuesto también gozamos de las caprichosas formas de las rocas
modeladas por la acción de los agentes atmosféricos.
Sinceramente, un trazado sin
desperdicio alguno, llamativo a más no poder por el agreste entorno que nos
rodeaba, se apreciaba perfectamente y quedaba completamente claro la salvaje,
dura y seria, sierra de Castril, dónde no se podía caminar alegremente por
cualquier parte, ya que en cualquier momento te podías encontrar con algún
problema.
Alcanzamos de nuevo el cauce del
Barranco de Túnez, aunque creo recordar, que nos daba la posibilidad de tomar
dos direcciones, prácticamente opuestas, para alcanzar un mismo punto algo más
adelante, una extensión de terreno con nogales sembrados y una casa muy
derruida formada por diferentes capas de tierra separada mediante unas especies
de plásticos, la Casa del Maestrillo, que según he leído y escuchado, se trató
de una persona con esa profesión que se aisló de forma consciente del mundo que
lo rodeaba retirándose hasta ese lugar, donde estuvo viviendo durante muchos
años.
Mirando el mapa del IGN, justo en
el punto donde nos encontrábamos, dos ramas, claramente diferenciadas, eran las
que alimentaban y formaban el propio Barranco. A ambas, las limitaba al
Noroeste las paredes de la Loma de los Tres Mojones, cuya cumbre divisoria era
la Cuerda de las Empanadas, Una, la procedente del Collado del Salitre, al
Noreste, estaba señalizada por un cartel metálico como senda de alto riesgo en
condiciones de climatología adversa, la otra, por la que tiramos, procedente
del Collado de la Cruz, situado al Suroeste, consistió en ir progresando por el
curso seco de un arroyo de montaña, con un alto desnivel.
A partir de aquí, ya no vimos
sendero claro, aunque sólo había que seguir el cauce y remontar entre piedras y
bloques toda su longitud y así lo hicimos. Poco a poco fuimos acercándonos al
Collado, hasta que ya en terreno abierto, lo alcanzamos.
Aprovechamos sendas de cabras
para ir acercándonos a la ladera del Empanada y campo a través, con algo de
intuición, comenzamos a ascender por la ladera, buscando los mejores pasos y
siempre mirando a lo lejos y hacia arriba, para ir sorteando tempranamente los
posibles obstáculos que nos encontrábamos.
Alcanzada la cuerda, enseguida
pisamos el Empanada, con sus 2.106m de altitud
La verdad, que la impresión no
fue tan impactante como en la anterior ocasión, donde la nieve, tanto en el pico, como la escarcha sobre el
mismo poste geodésico, le daba una nota diferente. Incluso los cortados
cercanos a la cumbre, perdían algo de fuerza, sin ese manto blanco, a cuyo
borde no nos podíamos acercar.
De todas formas es una cumbre que
hay que realizar por sí misma y por el entorno en el que se encuentra. Es
cierto, que cuando conoces los itinerarios por haberlos realizado en alguna
otra ocasión, la tensión o "pellizco" de lo desconocido se pierde
algo, aunque la montaña siempre muestras muchas caras diferentes.
Nos encontramos con otros
montañeros que allí estaban, charlamos algo con ellos, nos fotografiamos y
decidimos continuar, por lo que sería ya un trazado conocido para los dos,
claro que sin el manto blanco de la nieve, que lo cubría en aquella ocasión.
Bajamos dirección Norte, la
elevación del Empanada, por su divisoria, pegados a la arista de su cara Este,
pasamos junto a unas estacas de madera, una vertical y otra apuntalándola en
oblicuo y clavada sobre la anterior, como postes con refuerzo de una teórica
alambrada que no existía, la verdad es que no sé cuál sería su utilidad.
Conectamos con la larga Cuerda de las Empanadas, esta vez, si dejamos a nuestra
izquierda y recorriéndola paralelamente, una alambrada metálica.
Comenzamos a disfrutar de algunos
pinos aislados, muy diseminados, con verdaderas formas agonizantes, retorcidos
por el paso del tiempo y por el esfuerzo de soportar las implacables
condiciones climáticas de la zona, acompañados también por salpicones de
matorral bajo de alta montaña, aunque igualmente disgregados.
Algunos pinos ubicados en lugares
inimaginables.
Seguimos nuestro caminar por la
Cuerda, aunque en alguna ocasión nos introducíamos en pequeños poljes, aunque
era muy evidente el trayecto. Existía sendero, pero no se le podía perder el
ojo, pues rápidamente lo perdías.
Llegando al final de la citada
Cuerda de las Empanadas, próximos a la Morra de los Tres Mojones, iniciamos un
descenso entre un clareado pinar, alcanzando el Collado del Salitre, con unas
vistas a ambos lados excepcionales.
Salimos del Collado por la ladera
Norte que forma el Cerro de la Carrasca, caminando a media ladera, por un
sendero poco definido y entre pinares,
atravesamos, al menos, dos pequeños barrancos hasta dar con el Portacho,
especie de puerta abierta entre rocas calizas, por donde te permitía el paso
esta pequeña muralla pétrea.
Ya con dirección Sur, y superado
el Portacho, nos encontramos con una zona más llana y amplia, la Serrezuela. En
todo este tramo hasta las proximidades del cortijo de la Puerca, había que
estar muy pendientes del Gps, ya que el sendero hitado, no era demasiado
evidente y a la más mínima distracción, lo dejabas de ver confundiéndote con
otros que por allí pasaban o así lo parecían. Cuento esto, porque tanto en la
primera ocasión que intentamos realizar la circular, como en este mismo
trazado, nos confundimos por la misma zona, cercanos a la Morra del Calar,
menos mal, que en la anterior ruta, ya con frontales y noche oscura, pudimos
corregir el error de forma rápida y clara sobre la nieve, que si no, estábamos
aún allí.
Tras deambular algo más de lo
necesario por esa pendiente de promontorios rocosos y pinares, dimos por fin
con sendero claro, que nos llevó sin pérdida, a las terrazas de cultivo
colindantes del Cortijo de la Puerca. Vi el cielo abierto, zona conocida que
recordaba perfectamente de la otra vez.
Pasamos junto a la edificación y
nos dirigimos hacia la cabecera de ese magnífico y zigzagueante sendero que nos
iba a bajar hacia el río Castril. Un sendero para disfrutarlo, tanto en bajada
como en subida, por su perfecta construcción y trazado, con unas vistas
sublimes por la ubicación en la que se encuentra.
Una vez descendido, caminamos por
la senda hasta llegar al punto donde por la mañana nos separamos para crear el
circular. El resto del camino hasta el coche, se trataba del mismo de ida.
Una vez en el coche, cambio de
calzado y directos a Castril, una buena ducha y a rehidratarnos
convenientemente.
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.