Ruta realizada el día 26 de
Octubre de 2013.
Fuimos, Pilar, Juan José, Conchi,
Pepe, Espino, Eugenio, Mª José y yo, Antonio.
Nos trasladamos en esta ocasión,
procedentes de Sevilla, a Monesterio, pueblo
extremeño situado próximo al límite con nuestra comunidad. Nada más entrar
observamos una gasolinera a nuestra izquierda y, en frente, dejamos los coches.
Con todos los bártulos encima;
esto es, mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos
nuestra ruta.
Callejeamos algo por Monesterio,
por calles en pendiente, para ir calentando piernas y, una vez en su periferia,
en su extrarradio, a la altura de la Ronda Fuentes de León, tras atravesar una
calle asfaltada, tomamos por un camino de tierra que, mediante un cartel
informativo, nos indicaba la dirección de la Ruta de Aguafría.
Se trataba de un camino limitado
por muros y vallas que, en ocasiones, poseía mucha vegetación colgada de ellos,
sobre todo zarzas, que en diferentes puntos lo estrechaba bastante.
Dividía las diferentes fincas por
las que fuimos pasando. Vimos varias yeguas al menos en un par de ellas.
Al mirar atrás se percibía
perfectamente el pueblo ya que, suavemente, fuimos tomando altura. Durante el
trayecto el firme era de hormigón hasta que pasó a tierra.
Pasamos a la altura de la Huerta
Murcia y, más adelante, por la Majada de Alberto, al fondo y a nuestra derecha,
se observaban también como granjas de animales y, al frente, la loma cubierta
de árboles de toda la Sierra de Aguafría, donde nos dirigíamos.
Coincidimos con una carrera de
bicicletas de montaña, que realizaban un recorrido que tuvimos que cruzar en
varias ocasiones por diferentes puntos y, justo en el último cruce, se nos
terminó nuestro camino y se fue convirtiendo paulatinamente en sendero.
Se incrementó la pendiente y nos
fuimos internando en un bosque de pinos. Al principio parecía un cortafuego
hasta que se convirtió en un bello sendero. Subíamos por la ladera de la Sierra
de Aguafría.
A cada paso nos encontrábamos con
diferentes tipos de setas, a cada cual más llamativa, con distintos colores e
incluso vi varias, saliendo directamente de piñas caídas en el suelo.
De vez en cuando los pinos se
mezclaban con Quercus y, en algunas zonas, se dejaba ver el paisaje entre ellos
que, al estar a una cierta altura, se observaba con vistas amplias, la mayoría
de las zonas cubiertas por árboles de
forma tupida.
Poco a poco fuimos subiendo y nos
encontramos con zonas donde abundaban grandes bolos rocosos agrupados, como de
granito pero de colores claros más que oscuros, hasta que dimos con un tramo de
calzada, formada por piedras bien colocadas, que nos condujo a una especie de
torre. Supongo que la conocen como el “Castillo”.
Se trataba de una construcción de
piedras de dos plantas y una azotea transitable a la que se accedía desde una
escalera de acero colocada por el exterior. Además poseía un saliente, en forma
de balcón, con unas vistas fantásticas.
Toda ella se encontraba ubicada
en lo alto del cerro denominado, Alto del Castillo de 1.007m de altitud, que
tenía una pequeña explanada que, en esos momentos, cogimos completamente lleno
de hierba corta, dando una sensación de manto
verde muy agradable.
Allí realizamos el segundo
desayuno, en ese magnífico balcón. Tras la recarga energética, emprendimos de
nuevo la marcha. Antes de comenzar a descender, Juan José y yo, recorrimos el
otro extremo de esta elevación, entre grandes rocas, y llegamos a otro mirador,
esta vez natural, con otras vistas inmejorables.
De nuevo entre pinares, al
principio en bajada, para más tarde volver a subir a nuestro segundo cerro del
día, el Alto de Aguafría de 1.079m de altitud.
Lo primero que nos encontramos
fue una enorme torre, supongo que de observación contra incendios, y próxima a
ella, un grupo de antenas y el gran poste geodésico.
Tras las fotos, decidimos comer.
No sé si vinimos a caminar o a ponernos morados, el caso es que buscamos un
conjunto de rocas donde nos tomamos unos suculentos bocatas con latas de
cervezas. Nada!!! Todo un banquete!!!
Tras este nuevo parón, reanudamos
la marcha y caminamos por el bosque, que pasó a ser de castaños, y enseguida
dimos con el camino. Realizábamos un trazado circular y pretendíamos llegar a
Monesterio pero por otras calles diferentes a la de la salida.
Comenzamos de nuevo a pasar entre
fincas. Pasamos cerca de la Casilla de Chavero, próximos a la Casilla de la
Rosa y, cuando el camino describía una curva bordeando el cerro de la Fuente,
conectamos con la Vereda de Arroyomolinos. Caminando por ella, ya cerca y en
dirección al pueblo, caminamos junto a unas inmensas pocilgas, donde lechones y
sus madres estaban la mar de augustito tomando el sol.
Por esta zona creo recordar ver
letreros que indicaban la dirección de Tentudía. Al momento pasamos por debajo
de la carretera mediante un corto túnel, todo él, decorado por pintadas y
escritos poéticos.
Entramos en las primeras calles
del pueblo, pasamos junto a un centro educativo y, al desembocar en una amplia
plaza, nos tomamos en el bar de la esquina un cafelito reconfortante. Desde
luego el alimento en esta ruta no faltó en ningún momento!!! En la misma plaza
existía una fuente con un largo abrevadero muy llamativo.
Ya sólo nos quedó coger algunas
calles más y dar con los vehículos.
El apartado negativo del día fue
que nuestra compañera Conchi tuvo la desgracia de perder el móvil, el cual no
pudimos encontrar a pesar de los esfuerzos que realizamos, incluido el llegar
de nuevo casi al Alto de Aguafría para ver si dábamos con él.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
Hola Antonio, gracias por tu comentario en mi blog. Yo tambien visito el tuyo alguna vez.
ResponderEliminarComo sabes estoy un poco lejos de tu zona, pero de vez en cuando hay viaje de aproximacion. Ahora por ejemplo estamos por Malaga, donde ademas de relax y visitar pueblos de interior, tambien hacemos algo de monte como el techo de Malaga, pico Maroma y la Hume.
La ruta que describes en esta entrada, muy guapa y ademas veo que os cuidais bien. Lastima lo del movil.
Un saludo