Ruta realizada el día 1 de
Noviembre de 2013.
Fuimos Patxi, Juan José y yo,
Antonio.
Pues sí, tenía ganas de
enfrentarme con esta crestería de principio a fin.
He subido al Camorro Alto desde
el propio Torcal y también desde la Escaleruela, pero nunca he recorrido toda
su dorsal así que, al comentárselo a mis compañeros de fatiga, no me pusieron
ninguna objeción. Es más, Juan José nos preparó una atractiva ruta con un final
inesperado (aunque vamos, nosotros que le conocemos, sí que nos extrañaríamos
que no tuviese un as en la manga escondido, como guinda final del pastel, al
recorrido).
Procedentes de Antequera y
desviándonos por la carretera comarcal que se dirige hacia el pueblo del Valle
de Abdalajis, a unos cinco kilómetros nos volvimos a desviar a nuestra
izquierda. Esta vez con dirección a Los Nogales y La Joya.
Esta carretera se dirige y bordea
parte del extremo oeste de la crestería donde está situado el Peñón de
Vallejos.
Dejamos el coche junto a un
cortijo y la fuente de la Higuera. Justamente enfrente, al otro lado de la
carretera, había un carril de tierra que nos llevaba hacia el cortijo de la
Fuenfría. Por ahí tomamos para iniciar nuestro largo recorrido del día.
El extremo más occidental de la
cordal, donde se encuentra el citado Peñón, estaba como separado del resto por
una marcada hendidura producida por el cauce del arroyo de los Alamos que,
durante un buen tramo, también bordeaba por el sur, la línea montañosa.
Tras colocarnos nuestras mochilas
a la espalda y botas de montaña en los pies, anduvimos un trayecto por el
carril, dejando a nuestra izquierda la siguiente elevación de esta crestería,
en esta ocasión denominada El Puntal. Rebasada ésta, nos salimos del carril
para bordear unos campos de cultivos, que aún no estaban sembrados, y alcanzar
la falda de la larga cordal.
Subimos campo a través por un
terreno cómodo de caminar. A media ladera tuvimos que superar un vallado sin
mayores problemas y, en poco tiempo, nos colocamos en lo alto de la crestería.
En su divisoria!!!
La vista hacia atrás, a nuestra
espalda (la parte occidental), era espectacular con toda la sierra del Valle de
Abdalajis, El pico Capilla y la Huma como sus principales elevaciones y, hacia
delante (parte oriental), toda esa “V” invertida que nos quedaba por recorrer.
A partir de ese punto, y de ese momento,
nos dedicamos a disfrutar de esa impresionante cordal escudriñando todos los
rincones y montículos que nos íbamos encontrando. Nos dedicamos a hacer de
verdaderas cabras.
Se observaba un promontorio más
elevado, a la derecha de la cordal a lo lejos, al que nos dirigimos como abejas
en busca de néctar.
Se trataba de grandes losas inclinadas
con caprichosas formas en las que nos divertimos un rato.
Pisado este punto alto, proseguimos
con nuestro trazado tras crestear, durante otro largo tramo y siempre en suave
ascenso. Tuvimos que descender a un pequeño y encantador valle.
Pero se trató de una
insignificante salvedad puesto que, rápidamente, seguimos para arriba.
Comenzamos a disponer de amplias
y bellas vistas a casi todo nuestro alrededor, descubríamos terrazas naturales
de impacto y, siempre o casi siempre, sin dejar de pisar roca caliza, que es lo
que nos va.
A lo lejos y haciendo gala del
zoom de la cámara, pudimos ver, por primera vez, el poste geodésico pero, para
nada, podíamos imaginar por donde deberíamos pasar aún hasta llegar a él.
Ya en pleno reino rocoso,
saltando de una roca a otra, evitando las grietas y aristas cortantes y, tras
haber superado una nueva elevación de 1.311m de altitud, la cordal, de nuevo,
se vuelve descendente de forma continuada hasta llegar a la base de nuestro
ansiado pico.
En su falda se divisaba una
marcada línea, formada por una hilera pétrea, que formaba un plano superior.
Nos
enfrentamos con la última subida antes de alcanzar el Camorro Alto.
La pendiente se agudizó y
caminábamos por losas y piedras con un buen desnivel hasta que, de repente, nos
dimos de bruces con un maravilloso espectáculo. Paredones verticales enormes!!!
Auténticos abismos!!!
Nos paramos un rato en uno de
esos riscos para otear el paisaje y disfrutar del momento aunque duró poco ya
que, de repente, se oyeron voces llamándonos. Se trataba de una pareja de
escaladores, que desde abajo del todo, nos preguntaban si sabíamos de la
ubicación de una vía ferrata.
No teníamos ni idea que allí
existieran ferratas, pero el caso es que nos animó a buscarlas; total, ¿a que
habíamos venido aquí? Pues a explorar todos sus rincones, ¿no?
Llegamos a descubrir hasta tres
vías ferratas, todo un reto!!! Disfrutábamos como enanos!!! Terrazas totalmente
planas, a 50 metros de altitud, cortadas a pico; piedras encajadas entre
paredes verticales, salientes y entrantes con el abismo al lado, pasillos, tipo
fajas, que te ponían los bellos de punta, ect…
La verdad es que gocé de lo
lindo. Al ir escribiendo estas líneas, vuelvo a recordar y me meto en esos
momentos que pasamos, descubriendo esas desconocidas pero apasionantes zonas.
Pero había que seguir hacia
delante, no nos íbamos a quedar todo el tiempo allí, así que, tras superar otro
mar de piedras, aunque de vez en cuando te premiaban con un atractivo llano
cubierto de una verde hierba, conseguimos encumbrar.
Fotos, comida, otear para todas
partes incluida la subida de la pareja anterior por la vía ferrata y tirar para
abajo, por supuesto por la cordal, para terminarla.
Teníamos todo el Torcal, casi a
vista de pájaro, inimaginable!!
Descendimos por una pronunciada
canal, donde tuvimos la anécdota del día. Patxi, le dejó la cámara a Juan José
para que lo grabara, pero en ese momento, la cámara se resbaló de ambas manos y
empezó a botar “literalmente” de piedra en piedra, recorriendo unos quince
metros. Cuando se paró, ninguno dábamos un duro por ella, pero la sorpresa fue
que cuando Juan José la cogió, la cámara funcionaba perfectamente.
Por si estáis interesados en
saber su modelo: Panasonic TZ20 (está claro, que se trata de una cámara de
campo)
La bajada se fue complicando cada
vez más, con fuerte inclinación y buscando los mejores pasos entre las rocas
hasta que por fin “o por desgracia”, tocamos suelo firme de tierra.
Ni qué decir tiene que, este
itinerario, es sólo para gente experta que se desenvuelva bien por este tipo de
terreno ya que, un fallo en estas circunstancias, puede acarrear un grave
incidente que se puede convertir en accidente.
La vuelta o regreso la hicimos
por el carril de tierra, que procedente de la Escaleruela, nos llevaría hasta
nuestro punto de inicio, bordeando completamente por la falda o base, a la
crestería realizada.
A la altura del cortijo de los
Navazos, nos desviamos a nuestra derecha, dirección al cortijo Navarrete, que
dejamos a nuestra derecha y, a la altura del cortijo la Fuenfría, Juan José nos
desveló su sorpresa guardada.
Subir al cerro del Águila. ¡ Como
si no hubiésemos tenido ya bastante ¡
Pues nada, para allá que nos
enfilamos, por un camino muy deteriorado, como de haber pasado un torrente de
agua que se hubiese tragado el camino.
Justo en su inicio existía una fuente con
varias piletas escalonadas. El carril, si se le pudiera llamar así, subía de
forma constante y pasaba por el borde de cultivos. Más arriba, entre árboles
que formaban un pequeño bosque y, casi en su cumbre, tras pasar una valla por
un saltavallas existente, se convertía en una suave loma donde había una
pequeña edificación abandonada como soporte de algunas antenas.
Las vistas desde aquí, con la luz
de atardecer, eran preciosas.
Rápidamente descendimos por
nuestros pasos hasta llegar al punto donde nos desviamos para subir al cerro y
continuamos la marcha por el carril hasta llegar a nuestro vehículo.
Por supuesto nos cogió la noche
como le gusta a nuestro querido Juan José: "aprovechando la totalidad del
día “; "Y de la noche"; digo yo!!! y, tras cambio de calzado y ropa,
nos dirigimos directamente a Tomares a reponer las sales minerales perdidas a
pesar de que Patxi intentó, por activa y por pasiva, pará en un bareto de
Antequera que él conocía.
Para otra ocasión será!!!
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
Muy bueno el relato Antonio, he realizado alguna de las rutas que tienes en Wikiloc, pero a esta le tengo un especial aprecio porque es por donde me muevo principalmente.
ResponderEliminarComo forma de darte las gracias por compartir tus rutas, si algún día os decidís por hacer alguna de las ferratas que visteis tan sólo chifla y nos vamos para allá.
Hola Peri, muchas gracias.
EliminarMe alegro que te guste.
Muchas gracias por tu invitación, pero como comenta J, mi compañero de fatiga en la montaña, las vías ferratas me dan mucho "yuyu" y eso que me he llevado 4 años practicando la espeleología, pero "prefiero estar colgado como un jamón y no ver el fondo", a eso de contemplar todo el patio, que aunque parezca mentira, tengo algo de vértigo.
Un saludo y por ahora, mejor por arriba.
Bueno, bueno, lo de las cresterías, todas las que queráis, pero después de haber visto las terminaciones de varias ferratas en esta zona, conmigo no contéis, el vértigo es mu malo y no tenemos edad ya para sufrir, tan solo para pasarlo bien y tomarnos unos vinitos al terminar...
ResponderEliminarUn abrazo a Antonio y qué iba yo a hacer sin él...
Nos vemos en las montañas...
Hola Juan José, yo también te quiero, ja, ja..
EliminarMejor tierra firme, no??
Hasta la próxima ruta, que sea pronto, eh!!
ALGUIEN TIENE UN VIDEO O ME PUEDEN EXPLICAR CM ES LA BAJADA DEL CERRO DEL AGUILA
ResponderEliminarHola Javier, no dispongo de ningún video que te pudiese aclarar esa bajada, pero como te indico en esta entrada, tanto la subida como la bajada la hicimos por el mismo trazado y no recuerdo que fuese complicado el orientarse, ya que no existía mucha vegetación. Tan sólo algunos árboles antes de pasar por el saltavallas, donde ya se veía al fondo la casetilla.
ResponderEliminarLa entrada al inicio del camino (comienzo de la subida), al ver la fuente de las piletas queda bastante claro.
Espero que te ayude algo.
Un saludo