Ruta realizada el día 13 de
Octubre de 2013.
Fuimos Mª José y yo, Antonio.
Otra rutilla por nuestra querida
Sierra de Grazalema.
Aparcamos junto al camping Tajo
Rodillo de Grazalema y, con mochilas a la espalda y botas de montaña en los
pies, iniciamos la subida al puerto del Endrinal, al principio con la valla que
limita el camping a nuestra izquierda y después, con los grandes paredones del
Peñón Grande de Grazalema a nuestra derecha.
Durante la subida coincidimos con
dos escaladores pertrechados de todo tipo de aparatos que pretendían subir por
la mencionada pared.
A continuación pasamos por una
era reconstruida con un cartel informativo.
El día comenzó con bastante
niebla que fuimos dejando detrás o más bien debajo. A medida que íbamos tomando
altura, y de forma rápida, conseguimos llegar al collado o puerto del Endrinal.
Justo antes de coronarlo, tuvimos una espléndida vista del Reloj, Simancón,
Yedrales o Corona de los Yedrales y Navazuelos.
Un vistazo atrás para contemplar
el mar de nubes bajas que aún permanecían.
Al iniciar la bajada nos
encontramos con un poste indicativo con diferentes direcciones y un cartel
informativo. Nosotros continuamos con dirección al fondo del valle hasta llegar
a él. Nos encontrábamos en los llanos del Endrinal y tomamos dirección al
puerto de las Presillas.
Dejamos a nuestra derecha un
amplio vallado formado por un muro de piedras que poseía por su interior un
vallado de madera algo más alto.
Pasado éste, tiramos hacia
nuestra izquierda con intención de subir
por la ladera que culminaba en el collado que estaba limitado por la
elevación del Simancón y, a su derecha, por la de los Yedrales.
Hay que estar atentos de no
continuar de frente ya que el sendero está muy marcado y puede confundir. Debemos
estar atentos a unos troncos cortados que existen por nuestra izquierda a modo de bancos rústicos
que se encuentran en la conexión con el
sendero por el que caminamos.
Una vez sobre nuestra nueva
dirección, observaremos que se trata de otro sendero perfectamente claro y
marcado que, tras multitud de revueltas, nos va subiendo de forma rápida e
intensa a la plataforma donde se encuentran las bases de los picos que
pretendemos subir.
Al principio avanzábamos entre
masas de pinos hasta que, más arriba, se fueron perdiendo y comenzaron a ganar
protagonismo las rocas.
Próximos a culminar el collado,
me dio la picá de subir por la cordal pétrea
que forma la ladera del propio Simancón. Desde aquí se podría atacar
directamente, pero nuestro primer objetivo era la Corona de los Yedrales. Sólo
lo hice por calentar piernas y la curiosidad de ver la otra ladera por la que
nunca me he asomado al subir a estos picos.
Una vez en la gran plataforma,
enfilamos directamente al Yedrales que coronamos enseguida. Fotos en su cumbre,
con toda la crestería del Pinar de fondo, y vistas magníficas desde esta
atalaya.
Bajamos y, directos hacia la
ladera del Simancón. Ésta, con algo más de esfuerzo!! En poco tiempo, llegamos
a su vértice no sin antes mirar y otear, además de fotografiarnos, por ese
balcón espléndido que posee justo antes de su cumbre.
Las vistas de las diversas
sierras que desde aquí se contemplaban no te dejaban indiferente.
Tras un breve descanso para beber
y picar algo descendimos por la otra ladera, la contraria a la de subida, para
subir al Reloj.
Es una bajada donde hay que
extremar precauciones por lo pendiente del terreno y por la multitud de rocas
pequeñas que puedes pisar produciéndote un resbalón de peligrosas consecuencias.
Una vez alcanzada la pequeña
cordal pétrea que une ambos picos, la subida al Reloj se realiza fácilmente.
Por supuesto, desde que llegamos
a lo alto de la plataforma, todo el terreno discurre entre piedras calizas,
grietas y fisuras. Eso siempre hay que tenerlo en cuenta.
Conseguido nuestro tercer pico
del día, nos fuimos rápidamente hacia la Charca Verde, ya que el calor era
insoportable, buscando algo de sombra entre los árboles.
El descenso hacia la charca fue
largo y pesado, guiándonos por los hitos de piedras. Una vez allí, buscamos una
buena y cómoda roca al cobijo de una buena encina, donde comimos unos bocatas y
frutas.
Tras este reporte energético y
haber estado observando como una vaca bebía en las sucias y fangosas aguas de
la Charca Verde durante un largo periodo de tiempo (parecía que lo necesitaba),
emprendimos de nuevo la ruta tomando la dirección hacia Benaocaz, dejando a
nuestra derecha el Reloj.
Alcanzamos un amplio llano por el
que caminamos dejando a nuestra espalda la sierra del Endrinal. Tras localizar
y fotografiar una fuente al final del mismo, iniciamos un pronunciado descenso
por la Cuesta de Fardela que terminaba en un muro como vallado limítrofe y, a
través de una angarilla o pequeña cancela, lo atravesamos.
Si en este punto hubiésemos
tirado a nuestra izquierda, hacia el puerto de la Víbora, iríamos dirección a
Villaluenga del Rosario, si hubiésemos tirado de frente, hacia Benaocaz y si
tomásemos hacia nuestra derecha, como hicimos, llegaríamos a los Santos
Lugares.
Pasamos próximos a la Casa de
Fardela, que fotografié haciendo uso del zoom de la cámara, ya que no tuvimos
ganas de acercarnos más, pues, estuvimos allí la semana anterior.
Pasamos el
muro de piedra que limitaba esa propiedad por un lugar que estaba derruido y
nos encontramos con una fuente abrevadero formada por nueve piletas donde
calmaban la sed las cabras y vacas de la zona.
A partir de este momento no
tuvimos o no vimos un claro sendero, posiblemente por la multitud de trazados
existentes, pero con cierta intuición montañera y con la localización de
diversos hitos nos fuimos dirigiendo hacia los Santos Lugares que, a decir
verdad, no he localizado aún su ubicación exacta.
Fuimos bordeando toda la
plataforma de la sierra del Endrinal, ahora con dirección a la Casa del Dornajo
que sí visitamos, viendo anteriormente una fuente con tres piletas con aguas estancadas
y corruptas, aunque de indudable belleza además de robusta.
Tras realizar varias fotos con la
citada casa continuamos con nuestra ruta, ahora en continuo ascenso, pasando
entre encinas que en alguna ocasión utilizábamos para refrescarnos con la
sombra que aportaban ya que el “Lorenzo” no daba tregua y caminábamos,
prácticamente, sin agua en las mochilas.
Por esta parte, la visión del
Jauletas y el Coargazal eran espectaculares y, una vez alcanzada cierta altura,
volvimos a tener una magnífica visión de la sierra del Pinar. Estábamos
cerrando el circuito circular.
Tras pasar por una angarilla nos
encontramos con un tramo llano donde había carteles que informaban sobre la
formación geológica de la zona y de las plantas rupícolas adaptadas a vivir
sobre las rocas.
Pronto iniciamos el descenso
final de la jornada. Bajábamos hacia el puerto del Boyar con el pico del Monete
en primer plano haciendo sombra a su hermano mayor, el San Cristóbal.
Se contemplaba toda la Garganta
del Boyar y la carretera serpenteante por la base del Pinar.
En el descenso nos desviamos unos
metros para contemplar una calera reconstruida y, en poco tiempo, comenzamos a
divisar los coches aparcados en el puerto del Boyar.
Ya sólo nos quedó descender junto
al río Guadalete por un camino de tierra con zonas de mesas y bancos
diseminadas a lo largo del trayecto (entre 3 y 4 Km de longitud) para, una vez
llegados al puente que sostiene la carretera al cruzar el río, terminar por el
arcén de la carretera hasta llegar a nuestro vehículo.
Un cambio ligero de calzado y
ropa y, como una flecha, hacia nuestro bar favorito en Montellano para reponer
fuerzas y, en esta ocasión más que en otras, reponer las enormes cantidades de
sales minerales perdidas.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
Vaya "rutón" os habéis marcado, enhorabuena. Saludos
ResponderEliminarHola Carlos.
ResponderEliminarSi que es verdad que se trata de una ruta larga, por la ortografía de esta sierra, pero cada rincón esconde bellos parajes y eso, te da alas.
Un saludo.