Ruta realizada el día 29 de Junio
del 2013.
Fuimos Juan José, Patxi y yo,
Antonio, el que les escribe.
Bueno, como soy un machacón,
convencí a mis dos compañeros de fatiga para realizar una ruta circular algo
más amplia que la anterior y, así, aprovechar y coronar algunos tresmiles, que
ya les tenía ganas.
El comienzo de la ruta parte
desde la cadena, exactamente desde el mismo punto de comienzo que mi anterior
itinerario, así que no describiré como se llega a este punto pues queda relatado en mi anterior entrada.
Con mochila a la espalda y botas
de montaña en los pies iniciamos nuestro caminar que, hasta alcanzar nuestro
primer tresmil del día, transcurre por el mismo e idéntico trazado de la ruta
anterior.
Fuimos dejando atrás los
vehículos que quedaban tras la cadena que cortaba el acceso motorizado.
Pasamos y nos fotografiamos sobre
el poste geodésico del Papeles de 2.424m de altitud.
Las vistas de los dos grandes
colosos de la zona era magnífica.
Pronto llegamos al refugio de
Peña Partida.
Pasado y superado éste, iniciamos
una larga subida que, poco a poco, nos va ascendiendo y superando metros y
alcanzamos un pequeño murete en forma de cobijo donde picamos algo antes de
acometer el último, y más pendiente, tramo de esta continua subida.
Caminábamos dejando en todo
momento a nuestra izquierda y al fondo toda la zona de los Lavaderos de la
Reina. Aunque todavía se conservaba bastante nieve, se había derretido mucha
cantidad respecto a mi anterior excursión.
Por fin nuestro primer tres mil,
el Puntal de los Cuartos o La Buitrera, creo que se conoce por los dos nombres
si no me equivoco, de 3.154m de altitud.
Tengo que admitir que lo subí
mucho más rápido, cómodo y con más confianza de cómo lo hice en la anterior
ruta. Supongo que solté el lastre, “acojone”, de lo que para mí representaba
una inmensa mole de esta categoría.
Fotos de rigor desde todos los
puntos de vista posibles y buscando las mejores panorámicas.
Tras un breve descanso para
admirar el paisaje que se gozaba desde esta atalaya, Mulhacén, Alcazaba, cordal
del Justicia, Vacares, Cerro Pelado, Picón de Jérez y, por supuesto, tanto
Lavaderos como las lagunillas de Juntillas, emprendemos la búsqueda del segundo
objetivo de la jornada.
Coronamos nuestro segundo tres
mil, El Covatillas, de 3.115m de altitud que, tras una larga bajada suave del
anterior y una pequeña y suave subida, alcanzamos de forma rápida.
Igual que ocurría con los nombres
del anterior tres mil, tras indagar y estudiar de diferentes fuentes, si no me
equivoco, el pico Covatillas se conoce como Tajos de Covatillas o Cervatillos,
llegando a diferenciar entre Cervatillo Occidental, Central y Oriental, siendo
el primero el que corresponde a la máxima cota y, los otros dos, a cotas de
3.098m y 3,105m respectivamente. Se trata de unas crestas de rocas caóticas por
las que anduvimos y almorzamos nuestros bocatas pero que, en ningún momento
percibimos o nos dimos cuenta de que se pudiesen interpretar como otros picos
destacables.
Creo que con pisar el Covatillas,
como otro tres mil, es más que suficiente. Los otros dos, desde mi humilde
opinión, es rizar el rizo.
En este punto nos cruzamos con
varios senderistas que, tras un corto cruce de palabras, intuimos que estaban
realizando un itinerario muy parecido al nuestro pero en sentido diferente.
Tras escudriñar algo la zona
continuamos dirección al Puntal de Juntillas y, para ello, tuvimos que cruzar
un largo nevero que coronaba toda la loma y era imposible de evitar.
Una vez completado, y pisando de
nuevo roca suelta y desgranada, giramos hacia nuestra derecha, ahora con
dirección a Cerro Pelado.
Se trataba de un largo trayecto
por una enorme loma que, tras una corta pendiente en subida, nos dejaba sobre
el hito cimero.
Un vistazo atrás para ver lo que
llevábamos recorrido desde que partimos del Puntal de los Cuartos.
Las vistas desde allí,
increíbles. De lo más bello de la jornada, los grandes colosos de Sierra Nevada
delante nuestra.
Nuestro tercer tres mil del día,
Cerro Pelado, de 3.182m de altitud.
Coincidimos con un grupo que
estaba en la cumbre empapándose y deleitándose de estas majestuosas vistas y
planeando su regreso. Estaban realizando una circular desde Postero Alto.
La loma por la que se accede a
Cerro Pelado desde el Juntillas, es un enorme brazo o estribación que, una vez
alcanzado el hito cimero, baja un pequeño desnivel y llega a otro hito de
piedras al cual también nos acercamos y que es como la última plataforma o
balcón para luego descender de forma acusada, flanqueada por dos grandes y
profundas vaguadas laterales. Según el IGN, a esta última plataforma la
denomina El Horcajón. Nosotros, por si acaso, lo pisamos y nos fotografiamos.
No fuera a ser que se tratase de otro tres mil!!! Más tarde nos encontramos con
otro grupo que nos quitó nuestro entusiasmo inicial.
Por lo visto desde la zona de
Trevelez, a este pico se le conoce con ese nombre y, desde la zona del Postero
Alto, le suelen llamar Cerro Pelado, así que nuestro gozo en un pozo. De dos
tres miles hipotéticos, nada de nada!!
Nos costó un poco irnos de allí,
era un lugar privilegiado, pero nuestro proyecto de ruta era largo y no
podíamos perder demasiado tiempo, con lo que pusimos rumbo al Juntillas
invirtiendo durante un tramo el sentido de nuestra marcha y pasando por la
misma cordal que unía ambas elevaciones.
Por cierto, pasamos por otras
zonas rocosas, intermedias entre las dos principales elevaciones de 3.112m,
3.113m y 3.103m de altitud respectivamente según las íbamos superando. No sé
porque en el IGN vienen detalladas. De ellas no he obtenido ninguna información.
Tras subir la última pendiente
del día, llegamos a nuestro cuarto tres mil, el Puntal de Juntillas de 3.143m
de altitud.
Allí fue donde nos encontramos
con un simpático grupo, que fueron los que nos explicaron lo del Horcajón de
Trevelez anterior.
Tras las fotos en nuestro nuevo
pico conseguido nos enfilamos, casi de seguido, a por el último de la jornada para
lo que, en descenso suave sobre la loma de Jérez, alcanzamos primeramente otro
cúmulo de rocas, aproximadamente en el punto intermedio de 3.119m de altitud
marcado en el IGN y del que tampoco tengo información. Por si acaso, también me
retraté junto a él.
Tras seguir bajando algo más,
llegamos al Picón de Jérez de 3.088m de altitud y nuestro quinto tres mil.
Es el extremo de otro brazo o
estribación con magníficas y amplias vistas.
Curiosamente aquí también nos
encontramos con otro grupo que descansaba plácidamente. Aquí vimos un grupo de
cabras montesas que también quisieron ser protagonistas del momento.
Contemplábamos a vista de pájaro
toda la zona de los Lavaderos desde el punto de vista contrario al que vimos
subiendo hacia el Puntal de los Cuartos y, por la misma falda y con gran
pendiente, además del firme tan resbaladizo formado por lascas de rocas planas
sueltas, comenzamos una interminable y dura bajada que ponía a prueba a las
mejores rodillas.
Parecía que no se iba a terminar
nunca ese duro descenso pero, por fin, llegamos al borde del arroyo de
Covatillas donde nos sentamos sobre la verde hierba, junto al agua transparente
que corría aguas abajo y, allí, nos tomamos algo de comer y de beber para
desentumecer algo los músculos de las piernas, si es que aún nos quedaban
algunos pegados a ellas.
Nos deleitamos con el bello paisaje
de los Lavaderos de la Reina que aún conservaba algo de nieve y, en diferentes
tramos del arroyo, hacía todavía de túneles.
Todo un pequeño circo coronado
por el Covatillas o Cervatillos.
Nos dedicamos a recorrer el curso
fluvial del arroyo que, con numerosos saltos de agua, iba salvando la
accidentada topografía del terreno produciendo espléndidas y atractivas
cascadas a lo largo del recorrido.
Al llegar a una planicie, parte
del agua es desviada para alimentar una acequia que, a la vez, suministra agua
a una lagunilla, la Charca de Covatillas, que dispone de un pequeño muro de
piedra de contención en forma de pequeña presa.
Por toda esa zona pastaban tranquilamente
multitud de vacas junto a las cabras montesas que, a veces, se veían.
Ya solo nos quedaba seguir la
acequia y estar atentos a desviarnos a nuestra izquierda, justo donde se hace
subterránea, para subir por un marcado y señalizado sendero con pequeños postes
de madera con las marcas blancas y amarillas.
Una vez arriba, en lugar de
seguir por el sendero, que sigue estando perfectamente visible, nos desviamos
de nuevo a nuestra izquierda, dejando la zona de los Lavaderos de nuevo a la
izquierda, hasta otro pequeño poste situado a unos 40m aproximadamente.
Una vez en él, seguimos ya por
ese nuevo y marcadísimo sendero hasta que nos dejó en la mismísima cadena y,
por lo tanto, en nuestro vehículo.
Lo peor de la jornada fue que,
tras el cambio de calzado y alguna camiseta, nos quedaba el largo regreso a
casa.
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