Ruta realizada el 22 de Junio de
2013.
Fuimos Mª José y yo, Antonio, el
que les escribe.
Procedentes de Granada hacia
Guejar Sierra, dejando al lado derecho el bonito embalse de Canales
y
atravesando el pueblo por su carretera principal, tomamos a la derecha al
llegar a la plaza principal. Justo antes del ayuntamiento existe una fuente que
se queda en la esquina, a nuestra izquierda al torcer.
Continuando por esa
calle se sale del pueblo y, el primer cruce que vemos, lo tomamos a nuestra izquierda, dirección
los Lavaderos de la Reina, indicado en un cartel de madera con multitud de
indicadores hacia diferentes direcciones.
Por esa carretera, que es sumamente
estrecha, se sigue hasta llegar a la altura de un gran bloque de piedra que nos
sale a nuestra derecha. Justo a continuación nos desviamos a la derecha y, en
bajada y por firme hormigonado, no en el mejor estado, bajamos hasta cruzar el
puente que pasa el río Maitena. Continuando por esa carretera que ahora es
asfaltada, tras varias curvas a 180º y algún que otro tramo medianamente recto,
pasamos a carril de tierra. Abandonando el asfalto, existe una indicación en
madera hacia los Lavaderos de la Reina, (hasta alcanzar la cadena) sufridos
unos 9Km infernales de tierra. Existen, en todos los cruces, letreros que te
indican el sentido con triángulos rojos.
Tras la crema de protección solar(que
a estas alturas es más que aconsejable), con mochilas a la espalda y botas de
montaña en los pies, damos comienzo a nuestra aventura senderil con el incierto
objetivo de nuestro trazado, ya que no teníamos claro si hacer directamente los
Lavaderos o intentar subir al Puntal de Cuartos y, desde allí, buscar la mejor
manera de llegar a los Lavaderos.
Pasada la cadena, para impedir el
tráfico rodado, caminamos un rato junto a la acequia que va completamente
entubada y sólo se percibe la fuerza del agua en unas cajas, como de conexión o
registro, donde llega con una gran presión y salpica a todas partes.
Había muchos coches aparcados (se
nota que esta ruta es una de las clásicas). La verdad es que los Lavaderos de
la Reina en estas fechas van cargados de agua y es lógico aprovechar este
momento para visitarlos.
Caminamos por la Loma de las
Cunas de los Cuartos con unas magníficas vistas del Veleta y del Cerro de los
Machos, aun cargados con bastante nieve y eso que, prácticamente, nos
encontramos en Julio.
Se camina muy rápido y se hacen
kilómetros con facilidad. Una mirada atrás y los coches se ven en la lejanía
como pequeños puntitos.
Otra cuestecita con algo de
pendiente, por el Llano de Rompebarrigas, nos deja en los Llanos de Lastonar,
donde se encuentra el poste geodésico del Papeles con 2.424m de altitud.
Continuamos por el marcado
sendero que termina uniéndose al carril de tierra y que nos lleva, directamente,
al refugio vivac de Peña Partida. Tras algunas fotos, iniciamos la subida por
la Loma de Maitena. Prácticamente en ese momento decidimos subir hacia el
Puntal de los Cuartos.
Al principio con un marcado
zigzag que suavizaba enormemente la pendiente y, luego ya con pendiente
considerable avanzamos por la Loma del Calvario, que le va el nombre como
anillo al dedo pues no queda otra cosa que sudar y jadear y, por supuesto,
echar fotos, aunque no sólo por tomarnos un respiro sino porque las vistas lo
merecen. Con el Alcazaba, pico Justicia, Cuervo y el imponente Cerro de Mojón
Alto con sus Tajos Negros que vemos en primer plano.
Tras la fuerte subida y el
esfuerzo realizado, llegó la recompensa, pisamos el Puntal de los Cuartos con
3.154m de altitud. Un mirador espléndido!!.
Con las lagunillas de Juntillas a
nuestros pies y con vistas a diferentes tresmiles casi hacia todos los puntos
de vistas donde mirábamos, disfrutamos de una magnífica vista aérea de todos
los Lavaderos de la Reina.
Mientras subíamos estuve atento a
cómo un montañero, que curiosamente nos encontramos realizando la Cruz del
Romero, subió al Puntal, por cierto como si se estuviese dando un paseo, y
luego, descendió antes de llegar al Covatillas por toda la falda con guijarros
sueltos, esquivando los riscos y ventisqueros, así como los neveros.
Esa fue mi gran suerte, ya que no
tenía claro qué realizar a continuación de coronar el pico: si continuar hacia
otros tresmiles o si bajar por donde habíamos subido y no tener claro la
posible visita a los Lavaderos, por no cruzar los grandes y pendientes neveros
que había.
Lo decidimos y nos enfrentamos
con la aventura de intentar bajar por la ladera que forman los picos de Cuartos
y Covatillas. Se trataba de una pendiente considerable, con piedras y lascas
sueltas, además de varios ventisqueros a lo largo de la bajada que se iban a
convertir en obstáculos que había que vencer y, a todo esto, se le sumaban los
grandes neveros que no queríamos pisar. Igual algún lector piensa que somos
novatos con el tema de la nieve!! Y acierta de pleno. Mi experiencia con la
nieve ha sido pisarla en Sierra de las Nieves y en Grazalema exclusivamente, de
ahí mi cautela en los neveros inclinados.
Poco a poco y despacio fuimos
bajando, buscando los mejores pasos. Los neveros desde ciertas posiciones se
veían enormes, mucho mayores que como se intuían desde arriba.
Nos asomamos a varios cortados
que nos hicieron rectificar nuestro trazado y, desde arriba, íbamos proyectando
nuestro posible trazado para conseguir llegar a nuestro ansiado llano.
Conseguido el objetivo, vimos nuestras
primeras cabras montesas y un infinito número de regueros de agua que iban
alimentando los principales arroyos que formarían los primeros saltos de los
Lavaderos.
Tuvimos la suerte de ver una
planta autóctona de estas latitudes, la Plantago Nivalis. Parecía que estaba
envuelta con pelusas.
Más tarde apareció un rebaño de
cabras montesas bebiendo el agua de las lagunillas que se formaban.
Ya sobre una especie de llano y liberados de
toda la tensión de la bajada y de la búsqueda de los mejores pasos, nos
dedicamos a seguir los arroyos de aguas cristalinas, muchos de ellos saliendo
por debajo de los neveros e incluso algunos formando túneles de nieve compacta,
bajo los que fluía el líquido elemento.
Así llegamos a nuestro primer
gran salto de agua, una cascada que derramaba dos brazos paralelos desde lo
alto de un risco.
El paisaje invitaba a sentarse en
esa hierba verde y dedicarse a gozar de esta espléndida maravilla de la
naturaleza, pero como no teníamos muy claro cuánto recorrido nos quedaba aun,
decidimos seguir adelante.
Seguíamos el curso del arroyo de
Covatillas, que iba cayendo entre diferentes gradas, formando un dibujo
serpenteante y vivo por toda la ladera.
Tras un bello salto de agua le
aparecía otro de similares o mejores características. Al final del curso del
arroyo, nos brindó el salto final, uno de los más espectaculares, hasta
encausarse en una acequia abierta que, en parte, alimentaba la Charca de
Covatillas.
Nosotros seguimos toda esa
acequia hasta donde continuaba tapada. Allí nos desviamos para subir una
pequeña pendiente que nos sacaría de la Hoya de la Alberca donde se encontraban
los Lavaderos de la Reina.
Una vez arriba, sobre esa vasta
plataforma, la Meseta de las Borregas, fuimos caminando, incluso cruzando al
menos dos neveros, hasta que pasado el refugio de Peña Partida (que en esta
ocasión no vimos pero que se quedó a nuestra izquierda), conectamos, algo más
adelante, con el camino de ida de esta mañana.
El resto del itinerario fue por el
mismo camino pero en sentido inverso.
Ya en el coche, cambio de calzado
y calcetines, camiseta nueva y de vuelta para Sevilla con todo el cansancio
encima.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
El Track del camino a seguir hasta la cadena, en el siguiente:
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