domingo, 14 de julio de 2013

CIRCULAR GARGANTA CAPITÁN, PICO ESCLARECIDAS ALTAS Y ARROYO DE LA MIEL

Ruta realizada el día 1 de Junio 2013.

Fuimos Patxi, Juan José y yo, Antonio, el que les escribe.

Cuando hicimos la ruta anterior, la visita al peñón de Gibraltar, nos quedamos perplejos al ir por la carretera y ver todo el Parque de los Alcornocales Sur, una inmensa masa verde con salpicones rocosos en forma de hoces que daban un rayado a las lomas de lo más singular.

Hacía bastante tiempo que no pateaba esta zona. Exactamente, desde que hice una ruta con  Manuel a la Cruz del Romero. Desde aquí te mando un saludo.

El caso es que se lo comenté a mis amigos y compañeros de fatiga, y no lo pensamos mucho.

Juan José como siempre, el guía y organizador del grupo. Da gusto ir al campo con una persona que te ofrece tanta seguridad, tanto a nivel de orientación como de compañero.

Patxi, la persona con la que siempre se puede contar y echarte una mano.

La verdad es que no me puedo quejar. Voy con un grupo de amigos fantásticos.

Procedentes de Jerez, por la ruta del Toro, y con dirección a Algeciras, nos dirijimos hacia Los Barrios, circulando por algunas de sus calles periféricas, alcanzamos una rotonda con una fuente de mosaicos muy llamativa, tirando por su primera salida, hacia la derecha según veníamos, buscando la carretera comarcal CA-9208, la cual ya no abandonamos, justo cuando pasamos el cruce a la derecha que nos conduciría al centro penitenciario, tomamos el siguiente a la derecha también, que se trataba de un carril de tierra, allí dejamos el vehículo.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, nos dispusimos a realizar la amplia ruta que recoge más bien tres rutas en una. Pero así somos nosotros, no tenemos hartura!!.

Para el tramo llamado de la Trocha es recomendable disponer de permiso, que se solicita en el Parque de los Alcornocales de Alcalá de los Gazules.

Iniciamos nuestra andadura, internándonos por el carril, dejando la carretera a nuestra espalda y, rápidamente, cruzamos una amplia y marcada senda llamada “Puerta Verde Algeciras”.


A continuación pasamos nuestra primera cancela donde nos recibía un gran cartel informativo sobre el recorrido de la Garganta del Capitán, nuestro primer objetivo del día.


Caminábamos por un carril de tierra, amplio y cómodo, que contaba de vez en cuando con postes de madera con los colores blanco y verde y las siglas SL-A, con el sello del Ayuntamiento de Algeciras.


Llegamos a un punto donde dejamos el carril para desviarnos por un sendero que nacía a nuestra derecha indicado mediante un poste con diferentes direcciones.


Lo primero que nos encontramos fueron los restos del molino de San José y, tras bichearlo de forma muy rápida ya que mis compañeros ni se pararon e iban con el turbo puesto, dimos con el curso del arroyo de la Garganta del Capitán.


Por el curso fuimos, de piedra en piedra, remontándolo y nos encontramos con otros restos de molinos como el de las Cuevas.

Estaba flanqueado por grandes árboles de ribera y con helechos que nos acompañaron todo el curso fluvial.



Nos parábamos en todas la pozas para fotografiarlas hasta que descubrimos una espectacular en la que se observaba hasta el arco iris desde algunos puntos de vistas.



Desde aquí realizamos una corta trepada que nos subió a una conducción de aguas, una acequia tapada, por la que continuamos caminando hasta alcanzar una puerta con candado que nos cortaba el paso a una pequeña presa con unas llamativas barandillas azules.



Yo me subí a un risco desde el que se veía la insignificante presa así como una espléndida vista de la bahía de Algeciras.


Regresamos un corto trayecto por el mismo camino que habíamos traído para continuar por él hasta alcanzar el Llano de las Tumbas, también señalizado mediante otro pequeño cartel.


Encontradas y fotografiadas las tumbas, “con y sin ocupantes”, estuvimos buscando una cruz tallada en una piedra, la Cruz del Capitán, pero no tuvimos la suerte de encontrarla, así que proseguimos la ruta. No nos podíamos permitir el lujo de perder demasiado tiempo. Aun nos quedaba un largo camino por recorrer.



El camino continuaba por la falda de la ladera entre una gran masa arbórea con preciosas vista hacia la bahía. Nos topamos con un corral de cabras, todas ellas desperdigadas por la zona a la sombra debajo de los árboles y, muchas de ellas, acompañadas de sus crías.



Nosotros seguíamos en ascenso por un marcado sendero entre alcornoques y entre un mar de helechos de gran porte. De repente la vegetación se transforma y pasa a ser arbustiva, y más tupida y concentrada, aunque el camino estaba perfectamente tallado entre ella.






Vamos tomando altura y las vistas cada vez son más amplias y profundas sobre la bahía. Se comenzaban a divisar los montes más altos de la zona y nos volvíamos a introducir en un espeso alcornocal con el suelo tapizado de esos grandes helechos. En muchas zonas eran más altos que nosotros. Nos movíamos por la zona de la Trocha, de inigualable belleza.








Nos acercamos a un arroyo que alimentaba a la Garganta del Capitán y aquí descubrimos una de las joyas de este parque, el ojaranzo o rododendro (Rhododendron Ponticum Subsp. baeticum). Un endemismo de este parque, en plena floración.

Según me comentó Juan José, sólo existe aquí y en el Sur de Portugal.

Por supuesto, aquí ya se fundieron nuestras cámaras fotográficas de tanto apretar el disparador.






También vimos bellas flores y una planta que por aquí abunda mucho, y que para Juan José es una de sus preferidas, el Polypodium. Era curioso ver cómo se agarraban a la corteza de los alcornoques y se extendían esos rizomas rastreros entre sus ramas.






Continuamos con nuestra ruta por un paisaje similar, alcornoques y helechos a punta pala, hasta que, al ir paulatinamente cogiendo altura, la vegetación fue cambiando y pasando a arbustos y plantas de porte bajo, lavandas, rosas silvestres, ruscus, jaras, matagallos, lentiscos, ect..



Nos dirigíamos hacia las Esclarecidas. Se trata de una loma con rocas salpicadas y aisladas que sobresalen entre la vegetación y, cuya cumbre se encuentra sobre un promontorio rocoso hasta el que llega un muro de piedra donde había tres estructuras metálicas que, en su día se utilizarían para algún cableado de algún tipo, junto con una pequeña caseta abandonada pero cerrada con un candado, aunque con una pequeña ventana abierta.


Allí nos detuvimos a comer y gozar de las espléndidas, impresionantes y magníficas vistas que desde aquí se oteaban. La bahía, por supuesto a tiro de piedra, la costa africana, la sierra de la Luna, la del Niño y muchas otras que divisábamos.

Aunque sin sombra y con el sol encima, el viento fresco que corría era suficiente para estar en este punto observatorio, perfectamente. No ideal, pero sí soportable y llevadero.






Nos llevamos un buen tiempo aquí, como pegados a la roca, y eso que no disponíamos de un espacio sobrado, con poco margen de movilidad y con 5 metros de caída por un lateral. Pero la posición era privilegiada así que, entre bocado y bocado... fotos y más fotos.

Aquí tuve un percance, supongo que debido al  reducido espacio y falta de movilidad. Al poner la cámara sobre un letrero de Parque Natural, esos de chapas, le di un golpe y la cámara cayó 2 metros en vertical y la pantalla se fastidió. Vamos que me quedé sin cámara. El resto de fotos, que seguía haciéndolas, no las podía ver por la pantalla y fueron, todas ya, a ojo de buen cubero.



Tras ese merecido descanso, retomamos la ruta invirtiendo un tramo por el camino que trajimos para subir al Esclarecidas Altas. De nuevo entre helechos (fue la tónica del día, eso sí, espectacular), llegamos a una zona despejada de vegetación que nos llevaba a un carril mediante el paso de una gran cancela de dos hojas, pero nosotros nos desviamos antes a nuestra izquierda, por una portilla y comenzamos a caminar en sentido descendente.



Íbamos por la ladera a cierta altitud por encima del río de la Miel y con la vista del Peñón al fondo. Las vistas panorámicas de este sendero han sido alucinantes.


Lo cierto y verdad es que nuestra intención, desde un principio, era la de haber bajado por el propio curso pero, cuando nos dimos cuenta, fue imposible realizar la conexión, aunque este itinerario nos ofreció otras vistas y sensaciones diferentes de las cuales no nos arrepentimos.



Disfrutamos de todas las pozas que íbamos pasando, no porque las viésemos sino porque se escuchaban y, sobre todo, los gritos de los que estaban allí disfrutando de ese privilegiado entorno como zona de baño.

Creo que no nos equivocamos del todo en elegir este sendero. Vistas maravillosas y algo más relajado.

Tras bajar bastante, nos encontramos con otro molino. En esta ocasión el del Águila.



En el mismo curso del río nos tomamos algo de picar, apuramos nuestras bebidas y nos refrescamos en sus aguas. Aunque la mayoría del trayecto fue entre sombra, el sol y sobre todo el calor, fue haciendo mella en nosotros.



De nuevo nos encontramos con rododendros en flor. Continuamos junto a la margen del río hasta alcanzar un puente que lo cruzaba. Allí había otro letrero que nos informaba sobre los alisos del río de la Miel, bonitos y grandes árboles.


En este punto, debatimos por donde seguir.  Patxi debía de saberlo!! Por donde iba a ser?? Pues por el río..... no vamos a terminar por un feo carril, no??

Así que, de roca en roca, de una margen a la otra, fuimos avanzando lentamente hasta que llegamos a una pequeña presa que, curiosamente, también tenía las barandillas de color azul y, con la ayuda e información de unos chavales que se estaban bañando, establecimos un poco el camino a seguir.




Subimos el lateral del río y pasamos una valla por un hueco para incorporarnos a un carril de tierra por el que anduvimos hasta llegar a un cruce a nuestra izquierda por donde continuamos. Pasamos junto a un cortijo donde había varios caballos y, en el centro de su patio, disponía de un gran pozo de buen diámetro.

Este tramo terminaba en una portilla que, mediante carteles, prohibía el paso de vehículos ajenos a esa finca.


Salimos a la parte más periférica de la barriada del Cobre y, tras el tute que llevábamos encima, mis compañeros me presionaron para que nos tomásemos unas cervezas y que nos llevasen en coche hasta donde teníamos el nuestro.

Esto viene a cuento de que, justo antes de iniciar la bajada por el río de la Miel, yo me encontré un móvil y llamé a la última llamada recibida. Parece ser que se trataba de la hija del dueño del móvil. El caso es que quedé con ella en que la volvería a llamar cuando estuviésemos próximos a nuestro coche y así, vernos para devolverle el móvil de su padre, y mis compañeros me querían hacer un boicot, de tal manera que la llamásemos y que nos hiciera el favor de llevarnos a nuestro coche, situado a unos 4 o 5 Km.

Pero yo, que soy más cabezón, ¿Cómo se va a terminar una ruta montados en coche??

¿En qué cabeza puede entrar eso?? Nada!! Mis compañeros, resignados, no tuvieron otra opción que regresar caminando, eso sí, refunfuñando algo por el camino.

Yo aquí no puedo poner que esa vuelta fuese bonita, (que para mí lo fue, no una belleza de entorno, pero no era fea) porque  si no me cuelgan estos dos, pero realizamos un itinerario relajado por el monte de regreso.

Sólo el trayecto desde El Cobre, en subida, hasta una zona de urbanización periférica, fue algo impersonal y extraño. Allí bebimos en una fuente donde los lugareños, “marroquíes”, estaban llenando sus garrafas de agua, luego pasamos junto a fincas con caballos y zonas de paso de animales domésticos. 


Pasaron un montón de ovejas en ese momento, este tramo nos sirvió para ir estirando las piernas. 



Pasamos por un pequeño aporte de aguas ferruginosas para terminar por una zona amplia cubierta de hierba donde había algunas vacas pastando hasta conectar con el carril que, por la mañana, caminamos en sentido contrario.



Esta vez la vuelta la hicimos del tirón y, las cervezas nos la tomamos en Tomares.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

3 comentarios :

  1. Po bueno, po muchas gracias por lo de guía y organizador, pero decir, que el instigador de las excursiones extras eres tú, si no fuera por el empeño que pones y los lugares que propones, este curso habríamos hecho tan solo la mitad de rutas.
    Un abrazo. Juan José.

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    1. Hola Juan José, bueno lo dejamos en empate.
      Desde luego con los temas relacionados con el senderismo, no tenemos hartura, ya que gozamos ampliamente de ellos.
      Lo peor de todo, es que no nos quedan aun, picos por pisar en estas sierras andaluzas y fuera de ella !!! ehh??
      Un fuerte abrazo.

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    2. Po fuera de ella...vamos a tener que empezar a pensar en serio en ello, a descansar que es veranito...

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