Ruta realizada el 18 Mayo 2013.
Fuimos Juan José y yo, Antonio,
el que les escribe.
Llegamos a Zahara de la Sierra
procedentes de Puerto Serrano y entramos al pueblo por la calle Andalucía,
dirección a la oficina de turismo o el cuartel de la Guardia civil. La calle
tiene unas barandillas entre pequeños pilarcillos a todo lo largo en uno de los
lados, el derecho según vamos, y la acera está formada por placas de pizarra
como solería.
Justo a continuación de una nave
con un gran solar donde se fabrican ladrillos, giramos a la derecha por un
carril hormigonado en claro y acentuado descenso. Luego, éste pasa por una
cancela que siempre está abierta, cuando el carril forma 90º y, su firme, se
convierte en tierra de tonalidad marcadamente roja.
Lo continuamos, siempre en bajada,
hasta llegar al río Bocaleones que se aprecia por la surgencia de aguas transparentes que existe
al final de la Garganta Verde, conocida con el nombre del Bramadero y que
atraviesa mediante varios tubos el camino por el que vamos.
Por aquí dejamos el coche.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, damos comienzo a nuestra ruta.
Durante un corto tramo
continuamos por el carril de tierra hasta que nos desviamos del mismo por un
senderillo que nos salía a nuestra izquierda.
Pronto alcanzamos una portilla
para, a continuación, atravesar el arroyo que procedía de Garganta Seca.
Iniciamos nuestra primera subida
del día entre quejigos y encinas y el sendero nos llevó a las ruinas de un
cortijo denominado “Casa de la Camada del Puerco” o “Huerta de la Posada del
Moral”.
Básicamente disponía de dos
departamentos claramente diferenciados y de un horno en el exterior que era una
gran chapa, ya oxidada, que formaba el volumen del horno y que estaba
recubierta por piedras que la envolvían.
Tras observar sus rincones
continuamos con nuestra marcha, que siempre era en ascenso. Alcanzamos un
pequeño murete de piedras que atravesamos y, a partir de aquí, la pendiente se
agudizó bastante y nos hizo sudar y jadear de lo lindo.
Llegados arriba de esta tremenda
cuesta donde por cierto, nos salió un ciervo, la pendiente se suavizó y
entramos en la Colada de la Camada del Puerco que se trata de un sendero
perfectamente marcado que discurre por el interior longitudinalmente a un
cortafuego.
Realmente si no estuviese el
cortafuegos sería materialmente imposible avanzar, ya que la vegetación es tan
compacta y tupida que no hay hueco ni posibilidad para caminar. Eso lo
contemplábamos en los bordes limítrofes, dónde quedaba claramente marcado, como si se tratase de una sección de este espeso bosque.
Desde este punto ya se veía a lo
lejos el cerro del Cornicabra y nos mostraba su ladera con una tremenda
pendiente que intuíamos que no nos iba a tratar cómodamente.
También teníamos en el horizonte,
girando algo más la cabeza hacia nuestra derecha, Sierra Margarita con ese
picacho casi inexpugnable.
Pasamos por una zona donde
abundaban los madroños, aún verdes pero ya formados como frutos.
Desde nuestra posición
divisábamos los paredones de la Garganta Seca con algunas oquedades y con esas
tonalidades rojizas amarillentas clásicas de sus paredes.
Pronto, el siguiente en mostrarse
fue el cerro del Pilar, al cual pretendíamos llegar tras abordar al Cornicabra
y caminar por la cordal que los une.
Pasamos una portilla amplia.
Llegamos a lugares donde el musgo
cubría todas las superficies dando un toque diferente a lo que llevábamos
recorrido.
Comenzamos a ver pinsapos
aislados mezclados con otros árboles.
De vez en cuando mirábamos hacia
atrás, costumbre que tengo y suelo hacer habitualmente, mostrándose un paisaje
increíble que nos describía parte del trayecto caminado y observándose al fondo,
a lo lejos, los tajos de Lagarín y las Grajas.
Conectamos con otro cortafuego
que cortaba al que traíamos, haciéndonos cambiar nuestra dirección para seguirlo
mediante otro claro sendero y, de nuevo en ascenso, continuamos aunque, esta
vez, en suave pendiente.
Nos llevó a un nuevo vallado que,
mediante otra portilla, nos permitió el paso. Curiosamente disponía de un
alambre de espinos en su parte superior, en forma de dintel, que a una persona
bastante alta le podría ocasionar cuanto menos arañazos.
Al principio no nos dimos cuenta,
pero se trataba de una zona limitada mediante un gran vallado, donde existían
multitud de pinsapitos jóvenes junto con pinos de gran envergadura, aunque se
veían muchos troncos cortados y apilados de éstos, no sé si para ir dándole
espacio a los pinsapos, ya que al seguir caminando tuvimos que pasar de nuevo
por otra portilla que es la que cerraba el conjunto.
Tras subir un pequeño repecho nos
encontramos en una superficie despejada de arboleda, prácticamente en la base
de la falda del Cornicabra, por un terreno que cada vez tomaba más pendiente de
forma regular.
Así que no nos quedó más remedio
que sufrir y tirar para arriba siguiendo el trazado más cómodo que intuíamos.
De repente nos encontramos con un
canchal que aún nos incrementó más el esfuerzo a realizar. Tras ello, entre
matorrales de espartos y rocas aisladas, íbamos avanzando y subiendo en altitud
de forma rápida.
Tomamos la dirección hacia un
pequeño risco que dejamos justo a nuestro lado y que, tras superarlo, nos dejó
ver parte de la cresta que aún nos quedaba pero que, ya con menos inclinación,
superamos rápidamente y alcanzamos la cumbre de nuestro primer objetivo del
día.
La verdad es que tuvimos bastante
suerte con la climatología puesto que el día no fue soleado y nos permitió
subir más cómodamente, es más, nos llovió a todo nuestro alrededor pero a
nosotros ni una sola gota.
Mientras picamos algo sobre el Cornicabra, veíamos
como caía agua por toda la sierra del Pinar, justo enfrente de nosotros, y
también por la zona de Olvera que estaba francamente gris oscuro.
Una vez que reanudamos la marcha,
que con el viento fresco que hacía fue pronto, tiramos por la cresta para
intentar conectar con la cordal que lo une con el Cerro del Pilar.
Este descenso hacia la conexión
con el marcado sendero que veíamos por la cordal fue el más complicado y
exigente, no apto para personas con vértigo ni poco experimentados, y con
destrepes delicados. Insisto, este tramo no es idóneo para cualquier persona,
sólo para montañeros con experiencia.
Aquí invertimos bastante tiempo
buscando los mejores pasos y retrocediendo en algunos puntos demasiado
complicados y comprometidos hasta, por fin, conseguir bajar y unirnos al
senderillo tan claramente marcado que se encuentra en plena cordal. Durante un
buen tramo estuvimos deliberando sobre la existencia del mismo y cuál era su
función. Al final lo dejamos en dos posibilidades. La primera era la de un
antiguo sendero de la época de los Maquis y la segunda como sendero de control
de fuegos por esa zona para pasar rápidamente de un cerro a otro con los
diferentes puntos de vistas que desde ellos se tienen de todo ese entorno.
La verdad es que no sé si acertamos
con nuestras conclusiones o son dos errores como dos camiones, pero seguimos
sin tener claro que hace ahí ese perfecto y marcado sendero y cuál es su
finalidad.
Una vez en la cordal, nos
quitamos toda la tensión que llevábamos en el cuerpo por culpa de esa
delicadísima conexión desde el Cornicabra y nos dedicamos a gozar de ese
magnífico trazado que nos invitaba a observar las impresionantes laderas de la
Sierra del Pinar junto con sus cumbres y el Pinsapar, en primer lugar, y toda
su vaguada, con el Llano del Revés o Rabel en medio. Eso por una falda, ya que
por la otra veíamos Sierra Margarita.
Sin abandonarlo en ningún momento,
el citado sendero nos llevó a la misma cumbre del Cerro del Pilar. Fotos de
rigor y buscamos un lugar resguardado del viento para darnos el segundo
homenaje de la ruta, nos tomamos los bocatas, frutas, frutos secos, etc.…
regados con todo tipo de líquidos.
Tras la comilona visitamos un
poco la cresta del Pilar y buscamos el lugar más idóneo para enfilar la bajada,
que realizamos campo a través, por el lugar que intuíamos mejor y más fácil,
pero con una muy respetable pendiente (esta bajada también hay que estar
preparado para hacerla, tener experiencia y no es cómoda para cualquiera).
Antes, desde arriba, ya
divisábamos el carril de tierra por el que pensábamos realizar el camino de
vuelta.
Desde lo alto vimos varios
jabalíes que huían al vernos.
Una vez abajo de la ladera, entre
aulagas en flor con ese amarillo intenso y entre quejigos y encinas, fuimos
buscando algún senderillo de cabras para cogerlo y que nos llevase hacia el
carril.
Mientras tanto encontramos varios
bebederos curiosos, como para animales salvajes o de mediano porte, ya que
vacas no podían entrar.
Por fin conectamos con el carril
y, ya sobre él, anduvimos una barbaridad de kilómetros pues daba una vuelta
inmensa antes de contactar con el coche.
Pasamos junto a un cortijo donde
había varios perros sueltos, pero no parecían demasiado peleones.
Recuerdo que
tenía la estatua de un gran ciervo, como de metal. Pasamos junto a ganado
vacuno al que le costaba retirarse del camino cuando pasábamos.
Tuvimos que pasar por una
portilla de acceso para ver de cerca la laguna del Perezoso y, más adelante,
existía un aljibe de relativa nueva construcción.
Tras pasar una inmensa cancela
que cortaba todo el camino o carril, éste se torna en sentido descendente, al
principio muy suave y, al final del recorrido, con una peniente más
contundente.
Pasamos por varias ruinas de
cortijos a lo largo del recorrido, al menos dos cancelas más como la anterior,
el poste indicativo del depósito de aguas y, ya próximos a donde teníamos
nuestro coche, tuvimos que superar la última de las grandes cancelas que
cortaban el carril. Disponían de un curioso y cómodo cierra utilizando una gran
palanca para ello.
Llegados al vehículo nos
cambiamos de botas y, tras echar nuestra última foto al pueblo de Zahara de la
Sierra,
nos dirigimos flechados a nuestro bar Rural, en Montellano, para
reponer nuestras sales y energías perdidas mediante unas buenas tapas
acompañadas de unas ricas y frescas cervezas.
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
hola Antonio: me gusta tu estilo por la sierra y que tengas el valor de poner por delante la belleza antes que los permisos. la zona que describes ( itinerario 15)evidentemente no tiene permisos ( que yo sepa) pero merece la pena patearla.
ResponderEliminarYo he hecho lo clásico ( el pinsapar y los llanos del rabel,reves,ravel) pero el otro dia me harte de la burocracia y me sali del camino, total: arroyo ballesteros, llanos del rabel, pto del quejicalejo, pto del horno de la miera, el taramal, bajar a la confluencia de las 4 gargantas y volvernos.
y ahora me interesaría empezar por la camada del puerco ( desde el puente de ,los palominos) y llegar hasta las 4 ggtas ( zona baja del taramal) , recorrer la pluvial ( o sea, la que esta justo debajo del cornicabra) y salir por el cerro del pilar para luego bajar a los llanos de nuevo.
Mi pregunta es: sabes si tiene paso relativamente posible esa garganta pluvial, o sea la que esta debajo del cornicabra que luego se une a la garganta seca?.
Y también si sabes de zonas bonitas para visitar por esa zona de reserva, te lo agradecería
Miguel del Puerto
Hola Miguel, siento no poder responderte a tu pregunta, sinceramente, no tengo ni idea.
ResponderEliminarEsa fue la única incursión que hice por la zona y de ello, ya hace algún tiempo, con lo que no tengo demasiados recuerdos para darte esos detalles. Además, veo que tu tienes más experiencia y conoces mayor proporción de terreno por esa zona que yo.
Recorrer la Garganta Verde hasta salir casi a la altura donde dimos comienzo la ruta del Cornicabras (barranquismo), es lo único que se me ocurre, pero igual ya lo has realizado, por supuesto, con los permisos pertinentes.
Respecto a ello, yo poseo el mapa de Grazalema, donde queda ubicado en una extensión más o menos ovalada que engloba independientemente las zonas de reserva de la Garganta Verde y de la Seca, zonas en las que hay que pedir permisos, pero nuestro itinerario hacia el Cornicabra, no pasó en ningún momento por ellos, sí cercanos, te adjunto la imagen.
Un saludo
Hola, quería decir hoy en día es casi imposible por no decir totalmente imposible que den permiso para subir al Cornicabra, es decir toda la zona que rodea al Cornicabra, la Camada del Puerco, la Garganta seca. Todas estas zonas esta ha fecha de hoy muy protegidas e imposible de conseguir permiso sobre todo para la Garganta Seca que es otra forma de llegar al Cornicabra.
ResponderEliminarHola Antonio, sinceramente no te puedo contestar a lo que comentas. Por supuesto, la Garganta Seca es reserva integral vetada de permisos, pero el itinerario transcurre entre ésta y la Garganta Verde, pero ya te digo, igual no permiten el paso, nosotros lo hicimos sin mayores problemas.
ResponderEliminarOtra opción de subir al Cornicabra es desde el puente del Majaceite, en la entrada de Benamahoma, subiendo en primer lugar el cerro del Pilar para atacar, a continuación, el Cornicabra,es un itinerario bastante largo y no sé, si se podría plantear un circular.
Otra idea no se me ocurre.
Un saludo