Ruta realizada el 26 Enero 2013.
Fuimos Mª José y yo con la idea
de subir al pico Torrecilla completamente nevado pero, nuestro gozo en un pozo,
no había nada de nieve, sólo puntuales manchas y en poca cantidad.
En la ruta anterior, que realicé
el pasado miércoles 23 al pico Grajo, observamos que toda la Sierra de las
Nieves estaba cubierta por un gran manto blanco y supuse que me encontraría con
el elemento blanco pero, tuvimos la mala suerte de que no duró hasta este
sábado.
De todas formas, subir al Torrecilla
siempre es una ruta agradable y, aunque nos llevamos un chasco por no encontrar
nieve y este pico lo he subido en numerosas ocasiones, cada momento en la
Sierra tiene muchas cosas diferentes.
Este día parecía que había una
romería por la cantidad de senderistas y ciclistas que nos encontramos pero, a pesar de ello,
disfrutamos de la jornada.
Partimos desde Quejigales y subimos
por la cañada del Cuerno. El arroyo que pasa al lado iba bastante cargado de
agua, el terreno estaba muy empapado y existía abundante barro por la mayoría
de las zonas de paso.
Tras dejar aparcado el vehículo,
con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos nuestra
andadura.
Por el carril que continua desde
el refugio de Quejigales, pasamos la cadena que impide el paso a coches y, a
continuación, atravesamos un pequeño puente que salva el arroyo (ésta es la
dirección de la cañada del Cuerno), pasamos entre unos pinos con un sendero
embarrado que progresivamente iba tomando altura.
Llegamos a la altura de un cartel
informativo sobre la cabra montesa desde donde se divisa la cañada, en sus
comienzos, formada por una multitud de pinsapos enormes y distribuidos de forma
aleatoria.
Siempre en continuo ascenso,
vamos progresando y subimos, al principio, haciendo zigzag para superar el
primer desnivel que es algo más acusado, alternamos superficie de barro con
rocas, nos movemos entre enormes pinsapos, unos recios y esbeltos y otros
torcidos, algunos caídos, otros en descomposición… En algunos casos los troncos
han sido cortados para permitir el paso por el sendero.
La cañada del Cuerno es
descomunal. Vas por el interior de un magnífico y enorme pinsapar.
Nos encontramos con un nuevo
cartel informativo, en esta ocasión sobre el pinsapo.
Llegamos a la altura de un desvío,
por el que pasaremos a la vuelta, que se trataba del punto de enlace con la
garganta de las Ánimas.
Terminamos superando el último
pinsapo de la cañada y vimos el collado al que tendríamos que llegar. Continuamos
por el sendero que termina conectando con el carril que sube al Puerto de los
Pilones.
Un vistazo atrás y vimos toda la
vaguada repleta de pinsapos que ya habíamos superado.
En este mismo carril nos
encontramos con un gran cartel informativo de la geografía que se veía desde
ese punto, se observaba toda la costa aunque, por culpa de las nubes, no se
percibía la costa africana.
Rápidamente nos desviamos a
nuestra derecha por el sendero que marcha dirección al Torrecilla y pasamos por
una zona con un gran número de quejigos de montaña, en estos momentos
completamente sin hojas pero con las yemas en los extremos de sus ramas ya
marcadas y engordadas.
Por aquí nos encontramos con
nuestras primeras manchas de nieve, objetivo inicial de nuestra ruta. Llegamos
a la altura del pozo de nieve, conexión con la cañada de las Ánimas, y
proseguimos hasta alcanzar el cruce señalizado con unos postes indicativos:
hacia
la derecha, al Torrecilla; hacía la izquierda, al Peñón de los Enamorados.
Tomamos hacia el Torrecilla
aunque, desde lejos, nos percibimos que su ladera estaba sin una gota de nieve
pero…. “poyaquestamosaquí”, subiremos en otra de las tantas ocasiones más que
hemos pisado su cumbre.
Próximos a la zona conocida como Hoyas
del Pilar y Puerto el Pozuelo, cerca de las dos fuentes abrevaderos que existen
en la zona, nos tomamos unas frutas. Se trataba de la zona de recreo, descanso
de todos los senderistas que deambulaban por allí.
Tras el aporte energético nos
pusimos mano a la obra a subir por la falda del Torrecilla. Coincidimos en la
subida con un ciclista que, con su bici a cuestas, subió esa empinada pendiente
para posteriormente bajarla montado sobre ella.
Una vez en la cumbre, nos dirigimos
hacia el saliente rocoso que es como una especie de plataforma inmensa a un
nivel inferior que posee la propia cordal. Una vez abajo, sobre esa
impresionante superficie de roca, al solito, sentados casi tumbados, nos
dedicamos a comer y, posteriormente, a bichear por toda esta zona.
Durante un buen intervalo de
tiempo estuvimos contemplando el paisaje que, desde esta atalaya, podíamos divisar
y, además, ajenos a la multitud y gozando del silencio que nos ofrecía el lugar
en el que nos encontrábamos.
Pero todo termina y este estado
de relajación se transformó en actividad física pues tuvimos que subir de nuevo
al pico Torrecilla, donde nos hicimos nuestra foto de rigor, con su placa como
poste geodésico.
Bajamos su empinada ladera y
regresamos por el mismo camino de vuelta,
que sólo alteramos al visitar un
peñón rocoso que nos salía a nuestra izquierda y que quisimos visitar y
explorar.
Pasamos el cruce señalizado y
llegamos a la altura del pozo de nieve. En esta ocasión nos desviamos hacia él
como si fuéramos a bajar por la cañada de las Ánimas y la contemplamos desde
arriba pero nos desviamos a nuestra izquierda, entre dos pinsapos cónicos y
medianos.
En este momento nuestra dirección
era hacia la cañada de en Medio, dejando las Ánimas a la derecha.
Antes de atravesar
transversalmente la cañada de en Medio, nos encontramos con un bello rincón,
una pequeña pero agradable llanurita, previa a internarnos de nuevo entre
pinsapos.
Cruzamos rápidamente dicha cañada
y caminamos por la falda exterior teniendo estupendas vistas de Sierra Hidalga.
Los árboles estaban más diseminados, existían bastantes claros despejados de
arboleda y dejamos a nuestra derecha un bonito balcón natural en forma de peñón
rocoso de amplias vistas.
Desde este punto se divisaba
perfectamente la cañada del Cuerno y caminábamos hacia el punto de conexión o
enlace que, en la subida, dejamos de lado.
Una vez en el punto de conexión y,
ya sobre los mismos pasos pero en sentido contrario al que llevamos por la
mañana, sólo restaba bajar por esta cañada, la del Cuerno, hasta alcanzar
nuestro vehículo.
Eso sí, las zonas de barros que,
al comenzar la ruta, estaban relativamente bien y cómodas de pasar, por el
fluir de tantísimos senderistas como hubo este día, estaban más extendidas y se
trataba de un barro más batido y pringoso, con lo que os podéis imaginar cómo
acabamos.
Menos mal que antes de cruzar el
puente de madera no fuimos a la orilla del arroyo y nos pegamos un buen lavado
de botas.
Tras el cambio de calzado y de
ropa, nos dirigimos hacia nuestro bar favorito en Montellano, a reponer las
sales y el desgaste sufrido.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres descargar el track de esta ruta, pincha sobre el siguiente enlace:
Bonita descripción de la ruta y bonito reportaje.
ResponderEliminarHe subido al Torrecilla desde la Yunquera, pero hace tiempo que quería hacerlo por el Area recreativa de los Quejigales para ver los Pinsapos. Este fin de semana lo quiero hacer.
Enhorabuena por el reportaje.
Un saludo, Papelin.
Hola papelín, me alegro mucho de que te haya gustado el reportaje y espero que te sirva para ofrecerte alguna información que no conozcas, si es que existe, de todas formas, la subida al Torrecilla desde Yunquera es preciosa, a lo mejor los pinsapos no son tan viejos como los de las cañadas del Cuerno o de las Ánimas, pero no por ello menos espectaculares.
EliminarUn saludo