Ruta realizada el día 10 de
Noviembre de 2013.
Organizada por el Ayuntamiento de
Tomares y, acompañándonos como guías Alberto de la Prada y Antonio Feria, y
donde se podía apuntar cualquier persona interesada.
Al menos fueron unos ocho coches
con cuatro plazas de media aproximadamente.
Dejamos los vehículos (como
pudimos, ya que estaba hasta la “bola”) en los alrededores del Aula de la
Naturaleza del Picacho, aproximadamente en el Km. 30 de la carretera que une
Alcalá de los Gazules con Puerto de Galis.
En mi caso, puse el coche y llevé
a tres pasajeros de los que, a la vuelta, sólo repitió uno de ellos, ya que los
otros dos se quedaron a tomar unas cervezas en el pueblo y regresaron en otro
turismo.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos nuestra andadura.
Atravesamos la carretera comarcal
y pasamos por un supera valla dispuesto para la ocasión. Una especie de puerta
incómoda que daba acceso al Parque y al inicio de nuestro recorrido.
Por un sendero bien marcado
fuimos subiendo suavemente hasta alcanzar la laguna del Picacho, que
encontramos casi sin agua. Tenía una buena estampa con el Picacho al fondo y la
laguna a sus pies.
Había carteles que informaban
sobre toda la variedad de anfibios que nos podíamos encontrar pero, al único
animalito que vimos fue a una simpática lagartija que tuve la suerte de
fotografiar.
Tras ese breve intervalo, para
observar toda esa zona, proseguimos la ruta y pronto alcanzamos una edificación
con un horno de pan restaurado.
Allí, todos nos reagrupamos y
continuamos con la ruta.
Por un sendero marcado, y entre
numerosos alcornoques, íbamos caminando hasta que alcanzamos otro salta vallas,
de esos incómodos, que supongo que detendrán a los animales pero incordian
mucho a los humanos.
Previamente, habíamos superado la
Garganta de la Cierva por un puente de madera y el trazado que realizábamos
discurría paralelo a ella.
Pasado el salta vallas, cruzamos
la carretera local, prácticamente sin circulación motorizada, pero sí utilizada por ciclistas.
Algo más adelante, el sendero
comienza a tomar pendiente y, tras cruzar en esta ocasión, la Garganta del
Picacho, afluente del anterior, nos depositó en un mirador natural
privilegiado.
Unas estupendas vistas de la
costa gaditana y sus pueblos, incluido la propia provincia, así como diferentes
elevaciones y lugares de interés descritas en un gran tablero informativo.
Desde este punto al siguiente de
reagrupamiento, no tardamos mucho. Se trataba del collado que separaba el
Picacho a nuestra izquierda y el resto del itinerario hacia nuestra derecha,
dirección hacia el Aljibe, indicado mediante unos postes indicativos.
Ese tramo tenía el terreno
cubierto por vegetación, principalmente helechos, aunque seguíamos caminando
por un despejado y marcado sendero que jamás perdimos en todo el trayecto.
Ya sólo restaba la última subida
dirección al Picacho rodeado, en todo momento, por brezos principalmente.
El tipo de roca existente en esta
zona es de un tipo de arenisca curiosa donde las vetas más resistentes, las
oscuras color óxido, estaban marcadas claramente y menos erosionadas, sobre las
más débiles de color más blanquecino. Se
trataba de unas rocas muy particulares.
Una vez en el pico del Picacho de
888 m de altitud, picamos algo. Era una extensión medianamente plana que tenía
una cresta rocosa, en forma de picachos, que limitaba toda su parte oeste.
Tras ese momento de relajación y
contemplación del paisaje de alrededor, emprendimos su descenso hasta conectar
de nuevo con el collado anterior.
Nos internamos de nuevo por otro
bosque de alcornoques hasta que nos encontramos con un muro de piedras y una
valla metálica de alambres que mantuvimos durante un largo recorrido a nuestra
izquierda.
A cierta altitud, la arboleda se
transformó en arbustos y matas que nos acompañaron todo el tiempo hasta coronar
nuestro segundo pico de la jornada.
Tuvimos que pasar al menos dos
puertas metálicas (que nos hicieron llevar un vallado alto, en esta ocasión, a
nuestra derecha) cuando íbamos cercanos y alineados con el collado y elevación
de Puerto Oscuro.
A unos doscientos metros antes de
llegar a él, el sendero giraba y discurría casi paralelo a la cordal que lo une
con el pico Aljibe hasta conectar con el carril que, procedente de la Sauceda,
pasaba cercano a nuestro segundo objetivo del día.
Desde allí, y en suave ascenso,
tras pasar otro saltavallas, teníamos a poca distancia su vértice geodésico,
pero nosotros nos encaramamos directamente a una pequeña peña rocosa anterior
para ver la Pileta de la Reina.
Desde aquí las vistas eran
amplias y preciosas, con el embalse de Barbate en primer lugar y de una inmensa
parte de la costa gaditana. También se observaba el Peñón de Gibraltar y un
observatorio en lo alto de un cerro cercano, entre otras elevaciones.
Yo propuse, a los guías
acompañantes del ayuntamiento, volver por el canuto de Puerto Oscuro, pero
prefirieron volver por el carril, sobre todo porque había algún que otro
senderista lesionado.
Así que, ya sin dejar en ningún
momento el carril, fuimos bajando por un larguísimo y serpenteante camino hasta
alcanzar el refugio en cuya fuente exterior manaba un agua fresca y cristalina
que muchos senderistas bebieron para saciar su sed.
Nos encontramos con caballos y
vacas además de otra laguna, similar a la del Picacho, pero de menores
proporciones, donde también había un cartel indicativo sobre los diferentes
anfibios que por allí se podrían encontrar.
En seguida dimos con la carretera
local que, esta vez, recorrimos durante algunas centenas de metros para
conectar en el punto donde, por la mañana a la ida, la cruzamos.
Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5959534
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