Ruta realizada el día 20 de Junio
del 2015.
Fuimos Patxi, Juan José y yo,
Antonio, al pueblo de Castril, donde alquilamos una pequeña casita, pasando la
noche del viernes y el sábado, para realizar una circular de subida al pico
Buitre.
Partimos muy temprano de Castril,
por la carretera que lo une con el pueblo de Fátima. A la altura de la
población de Martín, nos desviamos hacia nuestra izquierda, según sentido de la
marcha, observando un cartel que
indicaba “Parque Natural Sierra de Castril”.
A continuación, seguimos por un
largo carril de tierra que nos llevaría a la Fábrica de la Luz o al Cortijo del Nacimiento, pero en esta
ocasión nos desviamos bastante antes de llegar. Pasado el cortijo de las
Tabernillas, tomamos el primer carril, que en ascenso, se desviaba hacia la
izquierda, buscando la Majada de Leza, pero dejamos el coche en las primeras
curvas del carril, ya que desde allí mismo comenzaríamos la circular.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos nuestro proyecto, con idea de subir al pico
del Buitre y después terminar realizando una amplia circular, con la
posibilidad de pisar alguna que otra elevación de la zona. El día se presentaba
caluroso y a más de uno, le pasó factura, siendo la causa por la que recortamos
la circular inicial pensada.
Comenzamos como
"señoritos", por un amplio carril de tierra que mantuvimos durante un
largo trayecto. Primero nos llevó a cruzar el Barranco del Buitre, mediante un
puente que lo salvaba y dejaba bajo nuestros pies el curso de aguas
transparentes y corrientes, provenientes de la Cerrada de Lézar. Luego con una
pendiente mantenida y entre un denso pinar nos llevó hacia la Loma de Lézar, dejándonos
observar al mirar hacia atrás, la Cerrada de Lézar y ese curioso plano
inclinado calizo, bajo la Majada de Lézar. Posteriormente atravesamos el
Barranco Seco.
En este punto tuvimos la
oportunidad de abandonarlo, para introducirnos directamente por ese Barranco
para terminar saliendo, tras subir una empinada pendiente, cerca de la base de
la Morra del Poyo de Ramos, lugar por el que también accedíamos utilizando el
carril, preferimos la comodidad, !!! quién sabe en qué fregaos nos tendríamos
aún que meter !!!
De nuevo, tras superar el
Barranco, nos tocó subir, hasta alcanzar la zona alta de la ladera que formaba
la estribación que delimitaba al Sur, el Barranco Seco. Aquí dejamos el carril,
que continuaba y se perdía en la lejanía y continuamos por otro de menor
entidad que delimitaba campos de cultivo, creo recordar, almendros.
Nuestra pretensión era tomar
sentido Oeste, hacia el cerro de Poyo Ramos, en nuestro camino y dirección se
nos presentó un vallado que delimitaba una parcela de almendros, la saltamos
para posteriormente volver a hacerlo, para dejar el recinto. Por supuesto, cada
vez que realizamos este acto, intentamos ser lo más respetuoso posible con el
material. Al salir, nos dimos cuenta que podíamos haberlo bordeado, sin
necesidad de haberlo cruzado por su interior. En el track lo tengo marcado con
los waipoints "portilla- salto de valla bordean"
Continuamos sin sendero definido,
entre pinos, encinas, arbustos y plantas de menor porte, subiendo hacia la base
del cerro. Vistas espectaculares sobre el embalse del Portillo, La Horquilla,
Peña de Lézar y resto de cumbres de esta Sierra.
Alcanzamos un falso llano, exento
de todo, sólo un pequeño pasto seco, amarillo anaranjado con piedras
diseminadas. Una zona bastante diferente al resto y realmente llamativa, para
el lugar en el que se encontraba, era como una enorme terraza.
La cruzamos más o menos
paralelamente al Barranco Seco, hasta alcanzar la base de la Morra del Poyo de
Ramos, dónde encontramos de nuevo, un claro sendero, que bordeaba por el Norte
la citada elevación. Se trataba del Camino de los Madroñales. Senda más rocosa
que el anterior tramo y con presencia de árboles y matorral bajo.
Caminábamos por la divisoria que
formaban dos barrancos, el Seco al Norte y el del Laude o de Meitíscar, al Sur.
Poco a poco fuimos avanzando y
paulatinamente bajando hacia el Barranco del Laude, pasando por pinares más
espesos y abundantes, hasta que alcanzamos su cauce en la zona conocida como
Los Piornales y Pastizales del Buitre, donde encontramos una roca muy singular
en forma de bóveda sostenida por arcos.
Continuamos por el cauce seco del
barranco, pasando bajo el refugio de los Prados, pequeña casetilla enclavada en
un lugar paradisiaco, donde pastaban relajadamente varios equinos.
Alcanzamos el collado e
invertimos el sentido de marcha, para acceder a lo alto del pico Buitre,
pasamos por una fuente abrevadero o tornajos y fuimos bordeando en leve subida,
por el Sur, la elevación, hasta que situados prácticamente debajo, tiramos
dirección Norte para encumbrarlo.
En el inicio de la subida,
coincidimos con un numeroso grupo de cabras domesticas, cuyo patrón común, es
que eran todas blancas. Rápidamente pisamos la cumbre y nos fotografiamos junto
a su poste geodésico, allí descansamos algo y valoramos el resto de la ruta que
pretendíamos realizar, ya que la calor iba en aumento y proporcionalmente la
pérdida de sales a través del sudor.
Este pico era como un torreón
pétreo sobre el que se situaba el Poste geodésico, con unas vistas amplias a
todo su alrededor y poseía junto a él, a una cota algo inferior, como una
segunda elevación, que mientras mis compañeros se tomaban un refrigerio
sentados en el escalón que formaba el poste, yo me acerque a verlo.
Contemplándose desde lejos el pico Buitre, como más impactante y altivo.
Toda
su ladera Noroeste era un inmenso canchal de piedras sueltas, donde algún que
otro ejemplar de pinos, resistía como podía esa marea de piedras que se les
venía encima.
Esa misma ladera creaba, según el
IGN, Los Chorreadores, zona abrupta que formaba la cabecera del barranco del
Buitre.
Regresamos por el mismo camino de
ida, pasando de nuevo junto al rebaño, que descansaba tranquilamente en los
diferentes huecos de las rocas para refugiarse del sol. Pasamos otra vez los
Tornajos y llegamos al collado. Desde allí, circunvalamos la cabecera del
Barranco del Buitre, pasando por lugares muy curiosos, con formaciones rocosas
de las más diversas, dirección hacia el Cerro de la Pinaílla, con idea de
proseguir hasta la Loma de las Cabrillas, pero en el transcurso de este
trayecto, varias bocanadas de calor, nos hicieron desistir en esa idea y
recortamos por la vía más rápida.
Antes de comenzar la subida al citado cerro,
comenzamos a ladear, perdiendo bastante cota, ya que divisamos un sendero
perfectamente marcado, a lo lejos, por la zona de las Perchas, bajo el cerro de
la Pinaílla. No nos importó perder cota, ya que tuvimos que pasar bajo unos
riscos que nos impedían el paso, ya que el sendero hallado se situaba a una
cota inferior a la nuestra.
Este tramo lo hicimos campo a
través entre un alto pinar, superando varios pequeños barrancos, hasta que
alcanzamos al principal aporte que abastecía al del Buitre en sus inicios.
Cruzamos su cauce seco, que algo más abajo, se tornaba mucho más agreste,
precipitándose de forma considerable, buscando el Barranco principal del Buitre,
hecho que comprobamos algo más adelante cuando nos asomamos a un risco que se
introducía a la cota del sendero por el que íbamos, sobre el barranco.
Observando desde lo alto, la gran y profunda hendidura que producía el barranco
en esta sierra.
Previamente, pasamos junto a un
cobijo que parapetaba del sol, a un rebaño de ovejas que pegadas unas a las
otras, pasaban el tiempo, de forma estática.
Proseguimos por el magnífico y
montañero sendero, que nos llevaba por el borde del barranco, gozando de unas
magníficas vistas, entre las que estaba una curiosa y enorme roca en forma de cencerro, o al
menos, así la bauticé yo.
Continuamos por el largo sendero,
con un objetivo a alcanzar delante y a lo lejos, un enorme espolón vertical
pétreo, como un menhir de nuestros antepasados, pero a lo bestia, igual se
trata del Picón de las Monteses, como indica en esa zona el IGN, mientras
seguíamos gozando de las espléndidas vistas que desde él disponíamos, entre
ellas, la Cerrada de Lézar, al fondo del impresionante barranco del Buitre.
Aprovechábamos los pocos regueros
de agua existentes para refrescarnos algo, para poder proseguir.
Terminamos
alcanzando esas elevaciones lineales pétreas anteriores, con diversas formas
extrañas.
Ahora nos tocó pasar bajo el
circo de Loma Alta, bajo los Calarillos, cuyo contorno y perfil era enrevesado
y abrupto, sería casi imposible realizar esa cresta o cordal. Circo que formaba
el Barranco de Zunjillo, otro tributario del Buitre. Una zona caótica de rocas,
por la que el sendero se perdía y aparecía luego, creando cierta confusión.
Seguimos entre diferentes
pináculos de piedras que salían aislados del terreno con formas retorcidas y
llamativas, cuando enfilamos hacia una elevación que nos encontramos en nuestro
camino, que nos hizo sudar, ya que tuvimos que ascenderla hasta cierta cota,
para posteriormente bordearla por su base. Al consultar el mapa, me cercioré de
que se trataba del cerro del Calarejo y no quise perder la oportunidad de
pisarlo.
Mis compañeros hartos de
piquitos, se sentaron, tomando un refrigerio mientras yo retrocedí algo, ya que
lo habíamos pasado, y en poco tiempo estuve sobre él. Fotografías mías y de mis
compañeros, para atestiguarlo.
Desde esta elevación se observaba
perfectamente la loma longitudinal por la que íbamos andando, con el embalse al
fondo. Más adelante, unos riscos en forma de terraza que también daban al
barranco del Buitre y como colofón, la Cerrada de Lézar, ya más cercana.
Es una zona impresionante y
montañera.
Bajé del cerro, me reuní con mis
dos compañeros de fatiga y reemprendimos la marcha, alcanzamos la zona
aterrazada, que era algo inclinada y cortada a pico sobre el barranco, lugar
calizo cien por cien, con vistas inmejorables, lugar de oteo por excelencia
sobre el embalse y sierras de alrededor.
Pasado este sector, nos
encontramos con una ladera bastante despejada de piedras y vegetación, que en
clara pendiente descendente, nos llevó a nuestra siguiente posición, que no
podía ser otra cosa, que otra elevación caliza y afilada, a la que de nuevo,
abducidos, fuimos atraídos para coronarla.
Tras esta última incursión, nos
quedó una prominente bajada, por un lugar que si no fuera porque llevábamos
track con diferentes recorridos por ese lugar, no nos creeríamos que por allí
había salida.
Recuerdo la anécdota de ese día,
que fue, que una cría de cabra de color negro, balaba como una loca y al
vernos, se vino desde un lugar bastante alto, flechada hasta nosotros, como
queriendo que le ayudáramos a encontrar a su madre, muy próxima a nosotros,
pero sin llegar a darnos una total confianza a poder tocarla, nos acompañó
durante un rato, hasta que se hartó. Pensaría que no era lo más acertado
acompañarnos.
Esta larga y pendiente bajada nos
llevó cerca de la Majada de Lézar, prácticamente cerrando la circular
emprendida por la mañana, pero decidimos acercarnos a la misma Cerrada de
Lézar, dónde un letrero nos indicaba Fin de Sendero. Nos introducimos un poco
en la misma, donde nos protegimos del sol y aprovechamos para quitarnos botas y
calcetines y refrigerar nuestros destrozados pies.
Tras un buen descanso, y con los
pies nuevos, tomamos dirección hacia el cortijo de Lézar, pasamos junto a él,
donde tuvimos la oportunidad de contemplar dos ejemplares de pavos reales
albinos. Dimos con el carril, que pasaba por la parte superior de la enorme
placa caliza inclinada, situada junto a la majada y que por la mañana, en el
inicio del recorrido, pudimos observar desde lejos, para poco más adelante dar
con el vehículo que dejamos en una de esas curvas.
Ducha en el pueblo de Castril y
un buen lote de cervezas merecidas, que nos hizo realizar un recorrido de
vuelta a nuestro alojamiento con más de alguna curva extra.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
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