Ruta realizada el día 27 de
Agosto del 2015.
Tras el palizón de Peña Rueda del
día anterior, quisimos hacer una ruta algo menos exigente, aunque no por ello,
menos bella o guapa, como dirían los asturianos.
Llegamos al aparcamiento del
mirador del Fitu, por la carretera AS-260, bien temprano. No habíamos visto
ningún bar abierto y nuestra última oportunidad, era que yo recordaba la
existencia de un bar en dicho aparcamiento, de hace algunos años que estuve en
el lugar. No fue así del todo, nuestras esperanzas se hundieron y nos veíamos
haciendo el itinerario con el estómago vacío. El enorme bar restaurante que yo
creía ubicado en la zona, en realidad se trataba de un pequeño local que
suministraba algunas bebidas y algún bocadillo. Además, estaba cerrado, así que
nos colocamos las botas de montaña en los pies y cuando nos íbamos a cargar las
mochilas a la espalda, sorpresa !! lo abrieron.
Flechados a tomarnos un café,
pero la máquina se debía calentar y tostada no tenían, así que terminamos con
un buen vaso de leche natural y un pequeño bocadillo de jamón, casi ná...
Por lo menos comenzamos la ruta
de una forma más correcta, a la que suponíamos que íbamos a hacer.
Atravesamos la carretera, para
tomar un marcado sendero, señalizado con carteles y postes indicativos, dejando
a nuestra espalda el aparcamiento y mirador del Fitu, entre un pinar.
El sendero en ascenso, nos llevó
casi a la altura del refugio Piedra Redonda, al que no nos acercamos, aunque
pasamos muy próximos y a una cota ligeramente inferior.
Proseguimos ahora con la senda
más mantenida, casi horizontal, que nos llevó a pasar junto a la Peña de Poares
o el Fitu, aquí las vistas de la costa cantábrica eran espectaculares. Ya nos
podíamos hacer una idea de las magníficas vistas que desde este pico tendríamos.
Seguimos caminando por el claro e
inequívoco sendero, pasamos por los Arrudos, cerca de la fuente del Pino Corvo
y ladeamos por el Norte, el pico del Canto la Teya, con algunas subidas y
bajadas poco pronunciadas.
A nuestro lado derecho, hacia el
Norte, se abría un profundo valle, en su fondo. discurría la Riega de la Toya o
el Cubil. Valle formado por la ladera del pico Sellón y del de Babú o Foyos,
que teníamos en la vertiente contraria y las laderas de la vertiente por donde
caminábamos.
Por el interior de ese valle, se
podría haber vuelto realizando una circular, por el hayedo de la Biescona, pero
no encontré una clara información si había o no, un claro sendero y como se
trataba de realizar una ruta liviana, sin sorpresas, preferí no aventurarme,
aunque después, siempre me quedo con las ganas.
Alcanzamos una extensión
relativamente llana, llegamos a las cabañas de Bustaco, abandonadas, realizadas
con piedras y creo que la cubierta de pastizal. También recuerdo un abrevadero
por la zona.
Estábamos situados en la cabecera
que formaba el citado valle, desde algún punto de esta zona se iniciaría el
descenso para realizar el tramo de la Biescona.
Desde aquí, todo lo que quedaba
era cuesta arriba y con la calor que ese día soportamos, ni siquiera nosotros,
del sur, lo llevamos muy bien.
A ritmo lento ascendíamos por la
zona de la Pared de la Muá, recorriendo longitudinalmente el arroyo de la
Corteguera, prácticamente era un carril. Durante la subida observamos varios
caballos robustos y negruzcos, creo que se trataban de asturcones.
Alcanzamos el siguiente collado,
el de Beluenzu, flanqueado por el propio Pienzu, al Norte y Peña Corvera, al
Sur. Sobre unas enormes piedras, situadas en el entorno del collado, nos
subimos a descansar, refrigerarnos y tomar algún alimento para afrontar la
última parte de la subida. Algo más de doscientos metros de desnivel.
Nos enfrentamos con el último
desnivel, que aunque el sendero era algo caótico, y se encontraba alguno que
otro hito, no estaba totalmente claro, ya que existían multitud de ellos. Pero
no había la menor duda, ya que el objetivo inminente no producía la menor
confusión.
Subimos zigzagueando toda esa
ladera de El Cuadru, tomando el ramal que mejor consideramos, hasta que
alcanzamos su cumbre. Ya cercana a ella, percibimos la enorme cruz realizada de
estructura metálica, así como unas pequeñas cabañas, con placas fotovoltaicas
en sus cubiertas inclinadas.
Allí arriba, soplaba un
"huracán", costaba trabajo mantener el equilibrio junto al poste
geodésico para echar fotos, pero las vistas que se abrieron a 360º, eclipsaron
al rey Eolo y al esfuerzo realizado para subir aquí.
Un mirador natural fantástico, de
primer orden, tanto hacia la costa como al interior. En su loma Norte,
resguardándonos lo que pudimos del fuerte viento reinante, junto a muchísimos
otros montañeros que hicieron lo mismo, nos tumbamos sobre la hierba y piedras
y gozamos plácidamente del merecido espectáculo.
Lo único que no me gustó de la
ruta, fue mi mala previsión de tiempo, aunque llegamos tempranos al inicio de
la ruta, nos retrasamos mucho en salir, esperando a llevarnos algo a la boca y
luego pretendíamos comer en un bar de alguna población cercana, por ello,
apenas llevábamos comida en las mochilas.
Y nosotros que nos entretenemos con
una mosca, y este lugar lo merecía, nos ocurrió que cuando llegamos a la
cumbre, nos sentamos, más bien, nos tumbamos, en ese lugar de gala, sabiendo
que con el tiempo que requeriríamos para bajar, no llegaríamos a una buena hora
para almorzar (nos ocurre muchísimas veces) y encima, no llevábamos bocatas, ni
mucha fruta. Así que hubo que conformarse con unas barritas de cereales y
esperar a hartarse en la cena, je, je..
Tras la contemplación, ya sin prisas, pero con
hambre, bajamos de este precioso pico por el mismo itinerario de ida, sólo a la
altura de los Arrudos, de regreso, fuimos por el camino, por decirlo de alguna
manera "oficial", que a la ida, tomamos algo diferente.
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
Una ruta clásica de la montaña asturiana. Lástima de ese viento en cumbre.
ResponderEliminarUn abrazu pareja
Hola Monchu, prepara algo bueno para este verano, aunque después del chorro de etapas realizadas en el trekking del Everest, con el montón de glóbulos rojos en la sangre, no habrá quien os pille.
ResponderEliminarAun me quedan muchas rutas asturianas por meter en el blog
Un abrazu igualmente