Ruta realizada el día 30 de Abril del 2017.
Nuestro imán, la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, concretamente la ruta que pretendíamos realizar pertenecía a las Villas.
Nos hospedamos en el bonito pueblo de Hornos, con su bello castillo, convertido en parte, en observatorio astronómico.
Desde esta población nos dirigimos en vehículo, hacia Prado Maguillo y de aquí, por carril de tierra, hacia Cañada Saucar, pero antes de llegar, dejamos el coche en un lateral del camino ya que estaba demasiado embarrado y con charcos de agua.
Si queréis el track de acceso a Cañada Saucar desde Hornos, aquí lo dejo:
Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, dimos comienzo a esta excursión, donde tirando de varios track, intentaríamos recorrer la mayor extensión de terreno del Calar de Cobos, intentando hacer una completa integral.
Caminamos el corto recorrido que nos faltaba para llegar al cortijo de la Cañada de Saucar, junto al Pinar de Saucar. Algunas viviendas estaban habitadas y salía humo por sus chimeneas, a continuación llegamos al punto donde cerraríamos el proyecto de la circular que llevaba preparado, justamente donde habría que vadear el arroyo de la Cañada y donde estaban varios postes indicativos, junto a un cartel que anunciaba el recorrido hacia el Puntal de la Misa.
El resto del tramo que recorrimos desde ese punto, seguía siendo por carril y paralelos al citado arroyo. Coincidimos durante el trayecto con los cojines de monjas florecidos con multitud de bonitas flores violetas, dimos con una fuente metálica de varios abrevaderos escalonados y con una enorme balsa cilíndrica, colmatada de agua.
Llegó un momento donde tuvimos a nuestra izquierda, al Este, el cerro de Góntar y es donde abandonamos el carril para seguir el curso del arroyo, donde las vertientes del citado cerro, formaban el incipiente cauce del arroyo, curiosamente, había colocado como traviesas con tronco, supongo, para retener o frenar el empuje de las aguas o impedir que arrastrase mucha materia, o a lo mejor, incluso, para retener nieve, la verdad es que no lo sé.
Subimos colina arriba siguiendo un difuso senderillo, saliendo a otro amplio carril, que cruzamos directamente, para continuar con el ascenso. Cada vez percibíamos, más riscos rocosos de curiosas formas, sobre todo al ir tomando altura.
Por un terreno mixto, calizas, tierra y matorral bajo, principalmente formado por los cojines de monja, todos florecidos, que no los había visto nunca hasta esta ocasión, llegamos a lo que se podría considerar la amplia plataforma del calar, justamente a los pies del cerro de Góntar, que no visitamos, ya que pretendíamos hacerlo a la vuelta.
Primero, tras observar un curioso risco con un agujero en su parte superior, nos dirigimos hacia la parte situada más al Norte del Calar. Pasamos junto a rocas muy maltratadas por el viento y la erosión, parecían esponjas.
Viento, frío, niebla e incluso una insignificante lluvia, nos acompañó durante ese tramo, veíamos rocas calizas rotas, quebradas y aisladas, aunque principalmente caminábamos por un suelo terroso llano y cómodo. A medida que íbamos acercándonos a nuestro objetivo el día se fue aclarando y nos dejó tener una visión más general de la zona, e iban siendo más impactantes los cortados que descubríamos, sobre todo, los del lado Oeste. Algún pino se incorporaba al panorama.
Fuimos acercándonos y nos dimos cuenta de que se trataba de un terreno muy erosionado, eran como pequeñas torres cilíndricas formadas por estratos, un entorno muy sugerente, muy llamativo. Eran como rocas fantasmagóricas, con oquedades, separadas unas de otras, con muchas hendiduras.
El extremo Norte era espectacular, roto en varias grietas, altas torres desgajadas de la plataforma principal, entrantes y salientes de todo tipo y profundidades. Estuvimos un buen rato curioseando una buena parte de la zona, Lo merecía.
Dejamos el Norte y tomamos dirección Sur, flechados al cerro de Góntar, para ir bordeando el Calar por su lado Este. Avanzábamos con un cómodo caminar, sólo algunas calizas, con sus fisuras, ponían algún impedimento. Aquí, sorprendentemente, era donde las floraciones de los cojines de monja eran más espectaculares, sólo la parte protegida al viento eran las que disponían de los brotes azulados.
Alcanzamos el cerro y cayeron varias fotografías. Un cúmulo calizo como cumbre.
La cara Este del Calar era la más abrupta sin lugar a dudas. Toda una planicie ligeramente abombada se extendía ante nuestros ojos, una enorme plataforma independiente de todo lo demás que nos rodeaba.
Caminamos entreteniéndonos con todos los riscos y formaciones pétreas que nos encontrábamos, todas raras y curiosas, siempre con las vistas a lontananza del Puntal del Chaparral, que sobresalía majestuoso en el contorno y perfil del Calar.
Mucha parte de la cara Este del Calar estaba formada por torreones calizos, muchos separados e independientes, produciendo una sensación de verticalidad y vertiginosidad espeluznantes.
Alcanzamos el punto alto del Puntal, aunque, ahora que escribo estas líneas, todavía no entiendo porque no me acercaría al abismo, al mismo borde de su extremo, no presentaba dificultad alguna.
Seguimos avanzando por su contorno, acercándonos al Puntal de los Cameros, éste, a una cota bastante inferior a la superficie media de la plataforma del Calar, antes de llegar a su altura, nos encontramos con altos cúmulos calizos a forma de diversos murallones, entre los que nos internábamos, para de repente, abrirse una superficie bastante extensa, donde en su centro se formaba una acusada depresión.
Decidimos ir a visitarla, y cuál fue nuestra sorpresa, que bajo ese hundimiento, existía un agujero, una sima que sería el sumidero de gran parte de esta plataforma del Calar. Para verla, tuvimos que abandonar el impactante contorno que íbamos realizando, así que una vez visitada, tiramos de nuevo a la periferia. Llegamos a un collado o especie de puerta de acceso natural, donde la senda en lugar de seguir el contorno, nos obligaba recorrer a una cota inferior y por la ladera Este, un largo tramo. Se trataba de una senda que recorría una ladera muy inclinada, siempre con pendiente lateral acusada, con unas vistas extraordinarias.
La senda nos llevaba hacia un saliente o extremo rocoso, en forma de esbelta torre, que al llegar a su altura, se veía bastante inexpugnable, igual se podría atacar, pero desde mi punto de vista, con cierto riesgo. Una cabecera formada por un amasijo de rocas caóticas que formaban un acentuado barranco que caía hacia el Este de forma vertiginosa.
Lo pasamos y vimos a continuación el siguiente saliente o poyo del recorrido, bastante más amable que el anterior, aquí, dimos con una fuente abrevadero de frescas aguas, con vistas similares, incluidas las Gorgollitas. y la caseta del Puntal de la MIsa, que se situaba a lo lejos, en lo alto nuestra al fondo.
Visitamos el saliente o poyo, un verdadero balcón natural donde divisábamos gran parte del recorrido realizado y los relieves de los alrededores, Tras estar un buen rato contemplativo, tuvimos que remontar la ladera, para de nuevo, acceder al teórico contorno, que llevábamos en el inicio del itinerario.
Dimos con un claro sendero que nos llevó a la pista que conducía a la caseta del extremo Sur del Calar, el Puntal de la Misa.
Enseguida accedimos a la edificación y con ella, al Puntal. Vistas de la presa y embalse de Anchuricas y del extremo final y abrupto de la cordal, destacando lo que se conoce como los "Dientes de la Vieja". Peñascos con una orografía quebrada, tortuosa y accidentada. Y por supuesto, de la imponente Sagra, que ya tuve la suerte de encumbrar, tiempo atrás.
Dejo el enlace de la subida a la Sagra.
Llegó el momento de ir cerrando la circular, primero, por el mismo carril de ida, pasar el punto donde conectamos, procedentes del borde Este y ya el resto del recorrido sería por el claro camino, sólo que lo abandonamos unos metros más allá, para visitar unas elevaciones rocosas llamativas, cerca del Portillo de la Losa, donde bajo mi opinión, se podría considerar que hasta ese punto, ambas caras laterales del Calar, la Oeste y Este, podrían considerarse medianamente iguales en cuanto a las características abruptas de los laterales. A partir del Portillo, claramente la palma, se la llevaría la cara Este.
Elevación rocosa similar a lo típico de todos los puntos altos de esta amplia extensión, rocas calizas con formas deterioradas y retorcidas de formas curiosas y raras.
Volvimos hacia el carril y ya no lo abandonamos, pasando junto a la Tiná del Calar, una especie de nave para el ganado, ubicada en la planicie donde se encontraba la sima que vimos, pero ahora divisada desde el extremo contrario. El carril nos llevó a la posición donde desde lo alto, contemplamos la cabecera del abrupto Portillo Cerezo, cuyo arroyo aportaría aguas al arroyo de la Cañada.
Este último Portillo era como una puerta en una alineación rocosa en forma de cordal rocosa, por donde discurría el arroyo. En sus laderas había unos preciosos y esbeltos pinos de copas horizontales, de sugerente belleza.
Continuamos por la pista, hasta que llegamos al lugar en tuvimos que cruzar el arroyo de la Cañada, justo en el punto donde comenté al inicio del relato, que estaban los postes indicativos y el cartel del recorrido hasta el Puntal de la Misa.
A partir de allí, por el mismo de inicio a la ida por la mañana, hasta el coche.
DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:
Si quieres el track de la ruta, pincha en el siguiente enlace:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.