viernes, 17 de enero de 2020

CIRCULAR DE SUBIDA A LA MAROMA DESDE ALCAUCÍN


Ruta realizada el día 26 de Marzo del 2016.

Aunque era la segunda vez que me acercaba por aquí, en relativamente poco tiempo, la primera vez, hace unas semanas, vine sólo y me limité a pisar nieve. Realizando parte del recorrido que hoy hicimos, pero en sentido antihorario, quedándome a unos doscientos cincuenta metros por debajo de la máxima cota, por la enorme cantidad de nieve acumulada y las malas condiciones climatológicas de viento y frío.

Esta vez, junto con Juan José, nos dispusimos a realizar una completa circular desde el camino que nos llevaría hacia el Alcázar, desde Alcaucín y de paso, comprobar si aún quedaba algo de nieve por las alturas.

Procedentes de Casabermeja, nos trasladamos hacia Alcaucín y siguiendo los carteles indicativos hacia el área del Alcázar. Aparcamos junto a una edificación de control de aguas, para el suministro del pueblo y en un ensanche en el camino, dejamos el vehículo.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos esta circular, caminando por el propio carril, en el mismo sentido en que llegamos.

Durante todo este tramo, tuvimos presente entre otras vistas, el precioso boquete de Zafarraya. Tuvimos la oportunidad de observar el ágil vuelo de un halcón peregrino, que se posó en la pared vertical que nos limitaba.


El camino nos llevaba junto al impresionante barranco, por cuyo fondo discurría el río del Alcázar.

Llegamos al mirador "Miguel Álvarez", con la estatua de un macho montés, como símbolo, después pasamos junto al área recreativa "El Río", a continuación, junto a la fuente Eduardico. Dejamos a un lado, a la derecha, la reja de acceso al depósito de agua potable del ayuntamiento de Alcaucín y nos paramos un rato en el mirador del Alcázar, señalado mediante un cartel de la Junta, donde en primer plano, se contemplaba la balsa contraincendios y la pista de aterrizaje para el helicóptero, además de multitud de sierras en el horizonte.







Llegamos por fin al área de acampada del Alcázar, creo que libre, realizada en diferentes terrazas, a diferentes cotas, preparadas con servicios, agua, hornillos-barbacoas y alguna que otra edificación más en la zona, además de tener escaleras, barandillas y zonas enlosadas, donde habían montadas un montón de tiendas de campañas, coches y personas, gozando de este privilegiado lugar.



Nosotros lo atravesamos y seguimos el claro sendero que continuamente indicaba ruta botánica, pasamos junto a otra fuente de construcción más antigua que el resto del complejo, continuando siempre en continua e inexorable ascensión.


Realmente se trataba de una senda que trochaba a un camino más ancho, que de seguirlo, nos llevaría entre los Castellones y Erilla Tarará, a alcanzar el claro collado que se observaba desde abajo, situado en la Loma de las Víboras.


Dimos al camino, y lo tomamos durante un corto trayecto a una cota más alta, pero, pronto lo abandonamos por un claro sendero, para ascender en fuerte pendiente por una dorsal o pequeña estribación, procedente de la citada Loma, que subía de forma directa y acusada. Hay que estar atentos en localizar el hito que marca el desvío del carril hacia el sendero, ya que de hecho, nosotros lo pasamos y tuvimos que volver unos metros para atrás, aunque este detalle lo he arreglado en el track.

Desde mi punto de vista, este tramo, fue el más pendiente del recorrido, pero lo tomamos aún frescos y no representó grandes problemas.

Alcanzamos el collado, donde nos esperaba un pluviómetro y el final del carril por el que podríamos haber subido, eso sí, pagando en kilómetros en lugar de esfuerzo, aunque por belleza de vistas y recorrido, preferimos por donde lo hicimos.




Desde este punto, nos quedaba más de lo mismo, subida, subida, subida, aunque ligeramente más llevadera o al menos, esa fue mi sensación, igual se trataba del perfecto sendero, que mediante zigzags, mitigaba la fuerte pendiente.

Terminamos de subir la Loma de las Víboras, con dirección Sureste, siempre con la Peña del Águila y el cerro del Tojo Fuerte, como elevaciones predominantes, para cambiar a Oeste, a la altura de las Llanadas, siguiendo el curso seco del arroyuelo que nacía en el collado, que claramente observamos en ese momento, como objetivo a alcanzar frente a nosotros.

Collado claramente formado por las elevaciones del cerro de la Majada del Arce y otra, mucho más alta, de la que desconozco su nombre.



Las  vistas eran amplias, profundas, casi sin obstáculos que nos impidieran ver más allá, teníamos un radio de visión de unos 180º, desde el embalse de Viñuelas, hasta Sierra Nevada de Granada, pasando por muchas otras, como la próxima sierra de Alhama.

Utilizamos uno de esos balcones naturales, al resguardo del viento, para tomarnos un tentempié, contemplando el magnífico panorama existente. Recuerdo un pino que pasamos, con su tronco casi a nivel de tierra y retorcido, algo curiosísimo.




Junto al collado, una elevación hacia la izquierda, al Norte, me iba llamando poderosamente la atención a medida que nos íbamos acercando, ya que se divisaba perfectamente un mástil con un banderín verde que se movía con el viento.

Llegamos después de una larga, dura y continua subida, al collado. Las vistas que se abrieron desde aquí, indescriptibles, preciosas elevaciones, que formaban las propias estribaciones de esa enorme mole, que es la Maroma, en su vertiente Norte. Estribaciones que eran las causantes de la formación de entre otros, de los arroyos Bajo, de los Tejos y del Corralón.








Tras otear los alrededores, decidimos acercarnos a la cumbre rocosa donde estaba el banderín, allí descubrimos un numeroso rebaño de cabras montesas, apartadas dentro de lo posible, de la presencia humana. Podríamos habernos acercado al Cerro de la Majada del Arce, pero eso lo comento ahora que lo veo en el mapa, ya que en ese momento no teníamos esa información, ni conocíamos el tiempo a invertir en el recorrido completo. Sí puedo afirmar con claridad, a itinerario vencido, que nos hubiera sobrado tiempo y no nos hubiera representado  esfuerzo físico alguno encumbrarlo.





Nos tocó continuar y eso significaba, seguir ascendiendo, aunque precisamente el tramo que tomamos a continuación, hasta el siguiente collado, donde nacía el arroyo de los Tajos, fue bastante suave.



Realmente, estábamos envolviendo por el Norte y Oeste, el cerro del que desconocía el nombre y formaba el collado anterior del que procedíamos. Descubrimos las primeras manchas de nieve aisladas y caminábamos entre un pinar, también bastante disperso.

Durante este recorrido, tuvimos unas ejemplares vistas sobre el cerro del Selladero, aunque parece ser que se llama de Don Abuelo (corrección que no puedo reparar en la foto donde indico su nombre), pasamos junto a la fuente Santa, donde un pobre y escuálido caballo, sobrevivía como podía, allí abandonado, con una pesuña de la pata trasera que apoyaba mal, por una mal deformación y con una herida algo más arriba.






De un sólo bocado se tomó una manzana que le ofrecí, aunque con la falta de movilidad y tratarse de un lugar ausente de un rico pasto, aunque de momento, sí de abundante agua en la fuente existente en el lugar, no me gustaría saber cuánto tiempo le quedaría al pobre equino.

En esta fuente, nos abandonó el último árbol del recorrido, que por cierto, utilizaba el caballo para ofrecerle sombra, a partir de aquí, lascas y alguna vegetación de porte bajo adaptada a la altura, fueron nuestros acompañantes.

Nos encontramos con unas características y curiosas formaciones pétreas, que en algún sitio he leído como el paso de la Fuente, aunque lo único que ocurría, es que la senda se introducía entre ellas dando algunas vueltas, para continuar hacia el próximo collado.




Llegamos al collado, que nos recibió con lo que quedaba del agujereado pluviómetro causado por los disparos de los cazadores.



Desde aquí, con dirección Sur, nos quedaba otra larga subida, ligeramente más tumbada que el resto del trazado realizado, donde más que se viera, se intuía, que era el último escalón para dar con la Maroma.

Algún que otro nevero, que aguantaba a duras penas, atravesamos. Las vistas inmejorables, estábamos llegando al punto más elevado de Málaga, muy cercano al límite provincial granadino.




Por fin, divisamos el esbelto hito cimero, ese monolito que ostenta al poste geodésico a varios metros de altura, aunque me dirigí en primer lugar a la sima de la Maroma, actualmente protegido todo su perímetro, por un vallado, para luego acercarnos al solicitado poste geodésico, donde no paraban de subir y bajar del mismo, para hacerse las fotos y otear desde él.







Buscamos un perfecto mirador, con vistas a la costa, resguardados del viento y al calorcito, de ese precioso día que tuvimos la suerte de coger. Sentados con todas las viandas alrededor y con un paisaje a contemplar, envidiable, estuvimos un buen rato relajados, charlando y reponiendo fuerzas para el regreso.

Curiosamente, ese día, habían abierto las puertas de alguna cuadra, ya que toda la plataforma de la Maroma estaba llena de caballos, caballos que llegaban a robar comida a los montañeros que le ofrecían algo, como vi a uno que metió todo el hocico en el interior de la bolsa de dónde sacaron una manzana para dársela.




Tras la recarga energética, al contrario de Juan José, que ya se hizo la foto pertinente junto al poste geodésico, nada más llegar, me subí a lo alto del monolito, para la foto atestiguadora, de haber hecho cumbre.










Comenzamos el regreso, dejando esas fantásticas vistas nevadas de Sierra Nevada y toda esa "pradera del Oeste, donde sólo vaqueros e indios faltaban, ya que caballos abundaban"


Salimos desde la cumbre, campo a través, entre lascas, pero caminando rápido y sin problemas. Lo cierto, es que hicimos una bajada hasta el carril que nos llevaría al coche, casi corriendo, no sé qué bicho le picó a Juan José, que marcaba el ritmo, pero alcanzamos el carril en un plis plas.

Nos asomamos a la Loma de Capellanía, mirador excelente, donde un grupo de cabras caminaban algo más abajo tranquilamente. Con el barranco del Almanchares en primer lugar y la costa al fondo.





Buscamos el marcado sendero de bajada, donde pronto conectamos y no lo abandonamos hasta el lugar donde cambiaba de dirección, bajando hacia Canillas de Aceituno. Nos llevó junto al Barranco de la Cueva de Don Pedro, por un marcado sendero, aunque a cierta cota de su cauce seco, hasta que llegamos a la Colada Puerto el Pico, donde la senda realizaba un giro brusco de 180º, con dirección hacia la localidad de Canillas de Aceituno.






Continuamos durante un corto trayecto, bordeando los enormes paredones que se desplomaban hacia el Sur, hasta que la senda, nos condujo a salvar el Barranco. Cruzado el cauce, continuamos con la misma dirección hacia el Collado de la Torrecilla. Tuvimos que perder una mínima cota para ascender hasta el Collado.

Como vimos que teníamos tiempo de sobra, nos quedamos sentados y tomándonos lo que nos quedaba en las mochilas, sobre lo alto del Collado de la Torrecilla, con unas vistas excepcionales.










Tras el rato de descanso, continuamos con el descenso desde el Collado de la Torrecilla hasta el Collado el Aguadero, por un sendero claro, que realizaba multitud de zigzags. Nos depositó en la parte alta de un carril de tierra que ya no abandonamos en ningún momento.




El resto del recorrido, lo hicimos por un cansino carril, aunque por otro lado, nos sirvió para acabar el precioso recorrido de forma relajada. Alternaba algunos tramos hormigonados.



Este carril desembocó sobre el que nos llevaría al Álcazar, donde teníamos el coche esperando.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-de-subida-a-la-maroma-desde-el-alcaucin-por-el-alcazar-45625682



NOTA:

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

Gracias por vuestra visita.