lunes, 21 de septiembre de 2020

CIRCULAR DE SUBIDA AL PICO MACIÉDOME DESDE PENDONES

 

Ruta realizada el día 2 de Agosto del 2016.

Tercer recorrido por tierras asturianas. De nuevo Mª José y yo, Antonio, con el objetivo de realizar una circular de subida al pico Maciédome desde el pueblo de Pendones.

Al día siguiente a la subida al Tiatordos, nos vemos de nuevo en el pueblo de Pendones y en el mismo aparcamiento, pero esta vez, cambiamos de objetivo, iremos al Alto de Ponga o Peña Maciédome.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos este nuevo trazado, esta vez, hacia el Sur de la población, para subir por la ladera contraria a donde se encuentra situada la población.

Cruzamos el arroyo Pendones, tributario del río Nalón y comenzamos una eterna subida por la falda opuesta a Pendones, al comienzo entre diferentes fincas y por claro carril, por la zona de Bolonga.

El pueblo se iba quedando atrás y poco a poco, cada vez más bajo, teníamos bonitas vistas sobre parte del recorrido de regreso que hicimos el día anterior. En ocasiones caminábamos encauzados entre dos muros de piedras, límites de fincas, me recordaba bastante a la Sierra de Aracena, en Huelva, aunque con más pendiente y vegetación.




Llegamos a la altura de la fuente Gargasa y algo más adelante, tuvimos que abandonar el claro camino, para cambiarlo por senda, desviándonos hacia nuestra izquierda por un senderillo que incrementaba la pendiente de subida.


Pasamos cerca de Pandevilla. Entre un precioso hayedo, comenzamos a ascender por los inicios de la Cordal de Pendones, con clara dirección hacia el pico las Coronas.



Nos hizo sudar la pendiente que ascendíamos, pero íbamos internados en un maravilloso bosque, que nos mantenía distraídos en todo momento, de repente nos encontramos con una vivienda en buenas condiciones, conocida con el nombre de "casina la Llongar", donde se remansaba la pendiente y disponía de una bonita y coqueta pradería.

Pero se trató de un paréntesis "Un Kit kat"(espero que conozcáis el viejo anuncio), ya que de nuevo nos tocó seguir sudando y subiendo por la pindia ladera.

Disponíamos de unas estupendas vistas sobre el valle del Nalón, observando al fondo la Sierra de Pries, si no me equivoco, donde también tenía previsto una posible ascensión al Cantu del Oso, aunque al final de nuestra estancia por Asturias, no pudimos cumplir.






Desde la Llongar, mantuvimos aun un corto recorrido por bosque, aunque pronto terminó, dando paso a una enorme extensión que cubría toda la ladera por donde progresábamos, de plantas de bajo porte, bastante recias, que de no ser por el sendero, sería francamente difícil caminar por allí.

Nos encontrábamos a esa altura de ruta, caminando por la ladera Sur del pico las Coronas, además de plantas pequeñas, nos encontrábamos desperdigados por la ladera pequeñas formaciones rocosas.




Bajo nosotros, en el fondo del valle, discurría el arroyo de Corralín. Las vistas eran magníficas y
amplias. Era precioso ir avanzando por un estrecho sendero a media ladera con bastante pendiente lateral bajo nuestros pies, además de encontrarte en un entorno bastante abierto, que te permitía avanzar y ver a larga distancia.

Así, caminando, nos fuimos acercando a la majada la Llana Fresnu, donde el sendero se encontraba algo más arreglado, como si tiempo atrás, hubiera tenido tramos de escalones, incluso de barandillas, donde el implacable paso del tiempo, había conseguido casi destruirlos.


Accedimos a la majada, enclavada en un envidiable balcón natural, un saliente maravilloso que disponía la ladera por la que caminábamos. Desde este punto las vistas del Maciédome eran impresionantes y casi te permitían hacerte una idea de por dónde, más tarde, iríamos.

Pero lo que suele suceder con estos picos asturianos, que a donde quieres ir, aun está más arriba, así que no nos quedó otro remedio que proseguir y eso significaba, subir.

Al rato, nos vimos caminando por el claro sendero que se metía entre enormes rocas que lo delimitaban, como de unas puertas de acceso se tratasen, conectamos con la majada Valle Texeu, donde los helechos eran los amos del lugar, toda esa ladera era ocupada por ellos.






Continuamos por la senda hasta alcanzar una fuente con su abrevadero que databa del 1967, aunque por su boca caía un exiguo hilillo de agua, allí aprovechamos para tomarnos unas piezas de fruta a la sombra de un árbol.


Seguimos por la senda, ahora caminábamos al Sur del pico el Cascayu, donde terminaba la Cordal de Pendones. Nos acercábamos al collado de Llagu, que terminamos pisando junto a las casitas que formaban la majada Llagu, situadas en esa ubicación. De fondo, el impresionante Tiatordos, del día anterior.








Este punto sería el de partida hacia el pico Maciédome y hacia el que regresaríamos una vez conseguido el objetivo, para continuar con la circular.

Ya "solo" nos restaba ir subiendo paulatinamente por la ladera Oeste y atacarlo por el Sur.

Descendimos ligeramente (parecía mentira !!) por la perfecta senda que nos conducía entre una vegetación variopinta. Alcanzado un enorme tejo cuyo tronco nacía entre un cúmulo de piedras, comenzamos otra vez a subir, primero por una pradería, para acabar ascendiendo por un largo canchal de rocas, aunque la propia senda, ya prensada, te facilitaba el caminar sobre la multitud de rocas. Por supuesto bajo unos imponentes paredones rocosos que dejábamos a nuestra izquierda.







Pasada la pedrera, la tónica hasta alcanzar la cima, era la de un estrecho senderillo, que a media ladera, iba ascendiendo de forma progresiva entre una vegetación de bajo porte, con una pendiente lateral en algunos puntos muy importante y con la coronación rocosa de toda la cuerda del Maciédome, que siempre teníamos por encima nuestra.

Algún que otro rebeco nos estuvo observando, incluso un ciervo que asustado al vernos, tiró para arriba como un cohete, perdiéndose por la cumbre.





Se hizo algo largo el recorrido por la ladera, igual por los kilómetros que ya llevábamos en las piernas, o por las palizas que nos pegamos los días anteriores, las enormes y amplias vistas tan aéreas con las que contábamos, nos hacían progresar lento, pero sin pausas.

Una vez situados aproximadamente al Sur de la máxima elevación de esa cordal, rectificamos el rumbo, describiendo un giro de 90º, por un sendero marcado por muchos hitos, muchos más que los que tuvimos por el tramo anterior, sorteando cúmulos de rocas, aunque no se trató nunca de un terreno difícil.









Siguiendo la marcada y clara senda, conseguimos encumbrarla. Vistas extraordinarias, aunque tras el Tiatordos del día anterior y un día completamente despejado, sin un mínimo mar de nubes en ninguna parte, a lo que hubo que sumarle, la infinidad de insectos voladores en su cumbre que se estrellaban literalmente sobre nosotros, no nos pareció tan interesante, por supuesto, sin quitarle ninguna categoría, ni belleza a esta gran cumbre.








Recorrimos parte de la cordal cimera, primero por quitarnos del medio de los bichos voladores, aunque nos acompañaron muchos de ellos, segundo, por visualizar la cordal completa desde arriba hasta el propio collado de Llagu. Traía un track que la recorría por arriba, pero al contemplarla, se veía muy abrupta y nada clara la posibilidad de hacerla, así que preferí volver por nuestros pasos y por culpa de los insectos voladores, sin tener apenas tiempo para gozar las vistas desde esa magnífica atalaya, que era la peña Maciédome o Alto de Ponga.

Recorrimos el camino inverso hasta alcanzar por segunda vez el collado de Llagu, allí comimos, por no poder haberlo hecho en la cumbre.










Situados en ese punto, iniciamos el cierre de la circular de la ruta emprendida, pasaría por regresar por la cara contraria a la Cordal de Pendones, por la que vinimos, intentando ir por el fondo del valle, siguiendo los diferentes cursos de los arroyos con los que nos fuimos encontrando, esto es, el arroyo la Requiebro, arroyo de Palombar y terminando sobre el de Pendones.

Sobre una clara senda ancha y con el pico el Cascayu a nuestra izquierda, hacia el Oeste, comenzamos un descenso por la senda algo ramificada al comienzo, por los innumerables senderillos realizados por los animales, pero todos, te conducían al mismo sitio.

Descendido unos metros, se abría el imponente valle al que nos dirigíamos, siempre con toda la formación rocosa que formaba el Tiatordos enfrente nuestra y en el horizonte.

La ladera Norte de ese amplio valle era descomunal, enormes planchas calizas se alternaban con zonas verdes boscosas y producían una sensación espectacular tenerlas como fondo. Hablo de la Peña la Barezosa, el Congostín, Cantu el Congostín, Xierru Forniellu, Peña el Areo, Pico Palombar, entre otros. Una maravilla para los sentidos.





Desde lo alto, a medida que íbamos descendiendo, descubrimos una pradería y una vivienda junto a ella, se trataba de Recuencu, una vivienda restaurada y bien mantenida a la que tardamos un buen rato en acercarnos, ya que se trataba de un descenso con bastante desnivel y la senda te obligaba a trazar muchos zigzags.

Poco a poco nos íbamos aproximando al lecho del arroyo y por consiguiente, al fondo del valle.





Tras dejar la bonita pradería de Recuencu, aun nos quedaba un buen tramo de desnivel, para acercarnos al arroyo de la Requiebra, pero la belleza del lugar nos daba alas.

Embutidos en un verdor exuberante, fuimos alcanzando su fondo, nos introducimos en un bosque de hayas y creo que algún tejo. Se trataba de una zona espectacular, sobre todo por la Foz del Congostín.





La senda fue ensanchándose hasta convertirse en camino, camino en muchos tramos delimitados por una masa vegetal descomunal, en otras con paredes calizas forradas en parte, por musgos y laderas laterales cubiertas de un frondoso bosque.






Así, distraídos, también cansados, llegamos al pequeño puente que salva el arroyo de Palombar, al que se le unía el de la Requiebra unos metros más abajo, donde nos relajamos un instante a la sombra del lugar y con el relajante murmullo de sus aguas.

De este puente al siguiente, el de Pontigo o Ría La Faya, lo tomamos como un relajante paseo y con la alegría de haber coronado nuestro tercer pico.


Una vez situados en el segundo puente, sólo nos restó realizar el camino de vuelta hasta el pueblo de Pendones, que coincidía con el mismo que realizamos el día anterior, cuando subimos al Tiatordos, pero en sentido contrario.

 





 DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-de-subida-al-pico-maciedome-desde-pendones-57230442

 

NOTA:

 

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.

Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

 

Gracias por vuestra visita.