sábado, 25 de julio de 2020

CIRCULAR DE SUBIDA AL CABEZA NEVADA O MOGOTE DEL CERVUNAL DESDE NAVALPERAL

Ruta realizada el día 25 de Junio del 2016.

Fuimos Miguel, Patxi, Juan José y yo, Antonio.

Otro año más, realizamos nuestra convencional ruta por la sierra de Gredos, alojándonos en la casa que nuestro compañero Patxi, tiene en Tormellas, que gratamente nos deja ocuparla el fin de semana, para realizar, en esta ocasión, la subida al Mogote de Cervunal o Cabeza Nevada desde Navalperal.

Desde Tormellas, tras el desayuno, tiramos hacia Navalperal y una vez en la localidad, la cruzamos longitudinalmente, para terminar sobre una muy estrecha carretera que nos llevaría hacia la zona de la Alameda y el puente que cruza el río Tormes, donde aparte de encontrarnos con un cartel informativo sobre la ruta estrella de la zona, ruta de las cinco lagunas, concluía en un aparcamiento de dos niveles, donde aparcamos.



Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos nuestro recorrido desde el aparcamiento, para enseguida cruzar por el puente, el precioso río Tormes, siempre por un amplio carril de tierra, pasada una fuente donde indicaba que sus aguas no eran tratadas, el carril continuaba y nos llevó a pasar otro segundo puente metálico, pero éste, salvaba la Garganta de Gredos, afluente del Tormes.




Anduvimos paralelos a la Garganta, a una cierta cota sobre ella, hasta que abandonamos el carril, a la altura de una señalización de madera que indicaba cinco lagunas, que nos condujo a un bonito sendero entre robles melojos que nos fue haciendo perder cota, hasta hacernos alcanzar de nuevo el nivel de la Garganta.

A continuación, cruzamos otra vez por otro estrecho puente sin barandillas, que salvaba la Garganta del Pinar, un bonito arroyo cuyas aguas corrientes y transparentes se unían a la Garganta principal, a la de Gredos.




Un poco más adelante, nos encontramos con una bifurcación, una se dirigía a la laguna Grande y otra, hacia Cinco Lagunas, por donde tomamos, para inmediatamente abandonar, y coger por un tenue senderillo, que indicado mediante hitos, nos iba a ir subiendo primeramente por la divisoria o cordal hacia el Cerro de las Peñas, para más adelante tomar la Cuerda del Cervunal, éste lo encontramos a la izquierda, según el sentido de la marcha.

Fuimos ascendiendo a un ritmo alto y continuo, entre piornales o escobas y pastos, aunque en todo momento estaba claro por dónde tomar, siguiendo los numerosos hitos colocados.

A cierta altura del trayecto, ya sobresalía nuestro objetivo, el Cabeza Nevada, erguiéndose majestuoso como un privilegiado mirador frente al circo de Gredos.











Nos encontramos con una fuente y su largo abrevadero. Siguiendo nuestro trazado, continuando por nuestro claro sendero, siempre en ascenso, cada vez disponíamos de mayores y mejores perspectivas de las cumbre cimeras de esta sierra, todas ellas conservando buenas superficies de neveros, aún en las fechas en las que nos encontrábamos, otorgando a la excursión un matiz cada vez más montañero.

El altivo Cervunal o Cabeza Nevada, que ya asomaba enorme frente a nosotros, a medida que nos acercábamos, en lugar de ir menguando o suavizando sus pendientes, perecía lo contrario, se hacía más erguido e inclinado.

Es de las pocas veces que he tenido esa sensación, normalmente en la montaña, a medida que te acercas a diferentes elevaciones que aparentemente eran altas, inclinadas y difíciles, a priori, antes de encumbrarlas, cuando te aproximas a ellas, se van como suavizando, respecto a la visión anterior. En este pico, fue justamente al contrario, a medida que te acercabas, lo veías más inclinado y duro de conquistar.

Comenzamos la subida por la parte trasera del refugio, indicado mediante hitos. Se podía caminar por cualquier parte, por ello, lo de los hitos, lo dejamos a título orientativo y buscamos nuestra mejor opción personal, sin diferir demasiado de las indicaciones pétreas.




Caminábamos por el propio curso seco del arroyo del Cervunal, por la misma vaguada, aunque en su cabecera, y así fue el resto de la tónica del itinerario, se convirtió en un caótico y exigente canchal de piedras de diferentes formas, tamaños e incluso, estabilidad. A ello, se le sumaba la fuerte pendiente que a partir de ese punto, tomaba el terreno.

Las muchas gotas de sudor que se resbalaban hasta la punta de la nariz y luego caían al suelo, las numerosas paradas que hicimos para tomar aliento (no iba fino ese día) y el esfuerzo inhumano de subir esa eterna escalera de escalones desiguales, teniendo que estar pendiente de tomar por el mejor recorrido, además de esa calor bochornosa que nos hizo ese día, nos convirtió ese ascenso en uno de los más sufridos, que recuerde últimamente.


A cierta cota, y echando la vista a atrás, disponíamos de unas impresionantes vistas de lo recorrido hasta ahora, con Navalperal, muy al fondo y la laguna del Cervunal, junto a la pradería existente al lado del refugio, pero a una cota algo superior a ella.

Nos separamos en dos grupos, los que iban perfectos y los "quemaos", del cual, era yo, uno de sus integrantes. Dos, tiraron hacia la cuerda del Cervunal, dejando a su derecha las tres elevaciones secundarias, entre las que se encontraban la de Dos Hermanitos.

Nosotros sin embargo, tomamos la vía directa hacia nuestra elevación, objetivo principal de la jornada. Un infierno de piedras, por una pendiente fortísima, donde había que ir constantemente calculando por donde tirar, para evitar los bloques grandes difíciles de salvar y gastar un esfuerzo extra.

Nuestro otro grupo, evidentemente, disponía del mismo terreno y los mismos problemas, aunque tomaron por otra trayectoria ligeramente diferente a la nuestra.








Tras sufrir, sudar, asfixiarte y llegar como un trapo (a veces no entiendo como el senderismo nos gusta) vislumbré un cono de piedras alto, creyendo que se trataba de la cima, el cansancio pasó a un segundo lugar y rápidamente vencí los últimos obstáculos para acceder a él.

Se trataba de la cumbre, aunque parece ser que el Cervunal tiene como dos posibles elevaciones en su cabecera, rápidamente me acerque a la que creo se considera como cima oficial, de hecho, el nombre del Cervunal, aparece en una de las piedras que forman el segundo hito cónico de este pico.




Bueno, las vistas hacia el Sur, creo que no se podrían relatar correctamente, impresionantes, tanto el circo de la Laguna Grande, como el de las Cinco Lagunas, con la puñetera cordal de Ameal de Pablo entre ellas, para quedarse una y más horas contemplando ese bello espectáculo que se nos ofrecía enfrente.

Además, todos los picos emblemáticos de Gredos, que los teníamos a tiro de piedra "es un decir, je, je.. y más en esta sierra" poseían unos atractivos neveros, que le otorgaban un toque muy especial.

Pero entre lo quemao que llegué, que no disponía de saliva en la boca para poderme tragar el pan del bocata y el sol justiciero que no te daba tregua (supongo que para los de la zona, como observé a un grupo que estaba algo más abajo de nosotros, incluso les era agradable, pero para mí, andaluz, ese apartado me sobraba y me saturaba) no gocé en plenitud de las maravillas que nos ofrecía el Cabeza Nevada.





Se trató de una comida rápida, unos 20 minutos, no llegué a recuperarme plenamente, estaba fatigado, antes de iniciar la bajada, nos asomamos al mirador más al Sur del pico, donde estaba sentado el grupo que comenté anteriormente, sin palabras, la preciosa alineación de las Cinco Lagunas (no recuerdo si se veían todas) era para quitarse el sombrero.

La bajada era técnica y peligrosa, ya que en cualquier momento te podías resbalar o incluso tirarle piedras, de forma involuntaria, claro está, a tus compañeros de abajo. Se trataba de un terreno muy inclinado y más suelto que el de subida.




Nada más bajar un trayecto, aquí si lo aseguro, las vistas de las Cinco Lagunas, las teníamos completas, el paisaje era para no parar de fotografiarlo, espectacular, agreste, duro e inhóspito.

El descenso acusado que llevábamos y el estar pendiente de donde colocar los pies, nos distrajo y pasamos la opción de acercarnos al Portillo del Pluviómetro, por donde pretendíamos seguir bajando, por no perder cota, continuamos por nuestra trayectoria y con intuición montañera, bicheando desde lo alto, el posible itinerario y supongo, con algo de fortuna, conseguimos bajar por esa inmensa pedrera, que al fin y al cabo, es lo que era.






Mientras, nuestro compañero Miguel, "el Cabras", que había bajado por otra canal pedregosa, nos esperaba junto a la Laguna Bajera, allí nos encontramos y nos tiramos como lagartos al sol, con los pies metidos en las gélidas aguas, nos lo tomamos con tranquilidad, a mi me vino perfecto y dábamos casi por concluida la ruta. Los escollos habían sido superados.

Es como si hubiésemos hecho un paréntesis en la ruta y no éramos conscientes de lo que aún quedaba, cierto que ya sin dificultad, pero largo, largo, largo trayecto el que todavía teníamos que caminar para acceder al coche.






Escribiendo estas líneas, descansadito sobre mi silla, me da algo de rabia el no haber gozado plenamente de ese recorrido de vuelta, por el clásico sendero de las Cinco Lagunas. Prácticamente, iniciado el regreso desde la laguna, mi obsesión era la de llegar, racionando el agua, ya caliente que me quedaba, nada que llevarme a la boca, que me pudiese tragar, no disponía de saliva y saturado de calor, sin ninguna sombra donde resguardarte, y eso que se trató, de uno de los más bellos, atractivos, llamativos y espectaculares lugares por los que he pasado.

Por supuesto que nos paramos en los numerosos rincones sorprendentes que nos fuimos encontrando por el camino, realizando multitud de fotos, pero en el interior, siempre estaba presente, el llegar, por eso indico lo de rabia. No siempre el cuerpo funciona como uno desea.

Todo ese largo recorrido, volvía a estar completamente claro y marcado, entre hitos, postes de madera y señalizaciones, se nos hizo eterno. La belleza del itinerario, no pudo con el ansia de terminarlo.

Pero pocos lugares son más bellos que ese rincón sobre la orilla de la Laguna, bordeados por infinidad de picos y formando parte de ese espectacular circo glacial formado miles de años atrás.

Llegó la hora de marchar y continuar la ruta, la bordeamos y bajamos junto a su torrencial y escabroso desagüe, que generaba la Garganta del Pinar, que cruzamos en el inicio de esta aventura, prácticamente donde se unía con la de Gredos y algo más abajo, ésta, con el Tormes.

El arroyo generado de la Laguna, se abría espacio entre los bloques graníticos en un descenso vertiginoso, para discurrir por el fondo del valle a otra cota inferior.



El valle de las Cinco Lagunas, por donde pasa la Garganta del Pinar, está aterrazado, como si fuesen enormes escalones de diferentes tabicas. Desde la bajada de la Laguna Bajera, por el serpenteante sendero, divisábamos en el fondo, la siguiente cota menor a la que se remansaba ligeramente sus aguas, que siempre con corriente, también serpenteaban entre los pastizales.

Las vistas hacia atrás eran de impresión, sin palabras, espectaculares, por ello sigo teniendo rabia, por no haber tenido los cinco sentidos admirando e impregnándome de tan sublime belleza.

Superada la senda descendente, llegamos a una zona algo más herbosa, con sus regaderas, por donde discurrían las aguas, granitos pulidos y algunos más picudos, con ese musgo verde intenso, característico de esta sierra, nos rodeaban por todas partes.

Pasamos verdaderas y grandes losas lisas, donde parecía que nos encontrábamos en otras zonas diferentes, con los pedregales que veníamos sufriendo casi en todo el recorrido.









Zonas en las que el agua resbalaba por estrechas grietas, futuros barrancos complicados. Todo era un caos enorme, bajamos diferentes terrazas, pasamos junto a meandros preciosos y siempre por un "cómodo" sendero, que nos permitía observar todas estas maravillas.

Alcanzamos la Laguna de Majalaescoba, donde se remansaban las transparentes aguas, aquí nos paramos un rato para tomarnos lo que nos quedaba en las mochilas, también pensaron lo mismo, muchas personas, por la cantidad de tiendas de campañas colocadas en la orilla opuesta. Hacia atrás, el impresionante circo y hacia delante, todo el largo valle que aún nos quedaba.








Continuamos por un mar granítico, siempre en descenso, con el agua metiéndose por todos los entresijos. Una parte que me llamó la atención, fue cuando descubrí como una amplia lámina de agua se derramaba por una superficie lisa granítica, a modo de catarata plana. Miraras para donde miraras, se trataba de un lugar mágico.

Tuve la oportunidad de contemplar, además de las cabras montesas, las lagartijas Serranas y la Carpetana. Llegamos al Chozo de la Barranca, de similares formas al refugio del Cervunal, donde dimos de comer en nuestras manos a varias cabras montesas, acostumbradas al paso de las personas.











A partir de este punto la orografía cambió, el granito fue desapareciendo y el monte ganó enteros, siempre siguiendo el curso fluvial, a veces a su nivel, en otras ocasiones a cotas más altas, por supuesto, por claro sendero.



Tras un largo trecho caminando de forma más cómoda y descansada, alcanzamos el puente sobre la Garganta del Pinar, como les llevábamos bastante ventaja a nuestros otros dos compañeros, nos mojamos y refrescamos en la misma, descansando del lote que llevábamos a nuestras espaldas.






Una vez todos reunidos, y tras otro pequeño descanso grupal, continuamos ya por el mismo camino inicial de la ida, hasta llegar al coche.

 DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




 Si quieres el track de la ruta, pincha en el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-de-subida-al-cabeza-nevada-o-cervunal-desde-navalperal-53318309


NOTA:

 

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.

Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

 

Gracias por vuestra visita.