Ruta realizada el día 23 de Abril
del 2016.
De nuevo nos plantamos en
Cazorla, en nuestro ya clásico, hotel Parque, atendido por su encantadora dueña
Felisa.
Llevaba infinidad de tracks
cargados para realizar una completa ruta por el entorno del Escribano y de la
Peña de los Halcones, pero el tiempo, que no tuvo nada que ver con la
predicción que llevábamos, nos impidió realizarlo como en un inicio me planteé.
Desde Cazorla, con dirección al
Parque Natural, pasamos la Iruela, su castillo y la piscina, junto a la
carretera aparcamos, al lado contrario, se encontraba el hotel Spa Sierra de
Cazorla, con sus paredes de color ocre.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos esta ruta, por unos escalones que accedían a
una pequeña alberca junto a la carretera, entre la piscina y el lavadero
techado, situado enfrente del hotel-restaurante.
Por un señalado sendero, fuimos
subiendo, dejando unos paredones verticales a nuestra derecha, en ellos, estaba
situada una vía ferrata, aunque seguramente de propiedad privada, ya que los
primeros tramos eran de escala y estaban levantados para no poder acceder a la
vía.
Rápidamente conectamos con una
senda principal y de mayor entidad, la cañada de la Magdalena, según el IGN. En
ascenso cómodo, nos llevó siempre con la mole pétrea a nuestra derecha por el
interior de un pinar, llegando a una bifurcación.
Este punto era el lugar donde
iniciaríamos la circular, tirando hacia nuestra izquierda y regresando por la
derecha.
Caminamos por este estupendo
sendero, prácticamente carril, entre un hermoso pinar, bordeando por el Norte,
todo el macizo del Cerro Escribano. Mirando hacia atrás, nos permitía obtener
una bella estampa del castillo de la Iruela, así como el descubrir el
impresionante y marcado zig zag de la senda de regreso, procedente de Prado
Redondo.
A la altura de Las Lanchillas,
comenzaba a bordearlo por el Este, dejando unas impresionantes vistas sobre el
valle de Rechita. Cuando la senda realizaba una acentuada curva y cruzaba un
acusado barranco, la estribación procedente del cerro Escribano, causante de
uno de los aportes del arroyo del Rechita, dejamos la comodísima senda, para
avanzar por el mismo lecho del barranco, al menos en su inicio.
Las tornas cambiaron, terreno
incómodo fuera de senderos, buscando las mejores alternativas para seguir
ascendiendo de forma acusada, entre algo de maleza, sobre todo en su parte
inicial.
Ascendíamos alineados con el
cerro, primer objetivo de la ruta, por terreno mixto, caliza, hierba y tierra.
Alcanzamos un bello falso llano, poblado básicamente de cebollinos, así los
nombro yo, supongo que tendrán su nombre correcto, pero no lo conozco.
De allí nos quedó superar otro
largo tramo de ladera inclinada, predominando más claramente la piedra y con
algunos árboles dispersos, íbamos por su cara Este.
A cierta cota, vislumbramos las
primeras crestas calizas de su cumbre. Yo, como siempre, no pude contenerme y
en lugar de dirigirme flechado a la cumbre, me desvié ligeramente para subir el
espolón rocoso, situado al Norte del Escribano sobre su cuerda.
Vistas espléndidas sobre las
localidades de Burunchel y La Iruela, además de las diferentes sierras de
alrededor, teniendo en primer plano y delante nuestra, La bella visión de la
Mocha, con el sendero de bajada perfectamente marcado sobre un precioso fondo
verde dado por la hierba.
Tomamos dirección a la cumbre del
cerro Escribano, que alcanzamos enseguida. Aquí comimos algo y gozamos de su
vistas.
En este punto, disponía de tres
alternativas, una, que me hubiera gustado hacer y de la que no logré encontrar
ningún track, era la de recorrer toda la cordal hasta el cerro de la Laguna,
igual una locura, por lo complicado y agreste de la zona, pero que me quedé con
las ganas. Primero porque Mª José no estaba por la labor y segundo, porque el
día empezó a nublarse y lloviznaba a ráfagas.
Otra, por el fondo del valle
entre esta cordal y la situada al Este y la última opción, la de bajar del
Escribano por su ladera Este, conectar con la Cañada de la Magdalena, para
terminar sobre la senda que nos llevaría al Puerto del Tejo.
Como lo de recorrer la cordal nos
falló, preferí tomar la tercera opción, por realizar una mayor circular, además
de ir por una senda más clara, ya que el día no prometía nada bueno.
La bajada del Cerro Escribano, se
trató de una bajada algo técnica, no la recomiendo para cualquier persona no
acostumbrada a tomar campo a través en acusada pendiente, con bastantes plantas
de mediano porte y por rocas que en ese momento, empezaban a resbalar.
Por otro lado, el lugar, bien
merecía la pena caminarlo, lugares de extrema belleza, barranqueras increíbles
en lugares de poco transito y pisadas por pocas botas.
Tras la bajada, terminamos
ascendiendo la vertiente contraria, entre un enorme pinar de cierta dificultad,
ya que el terreno estaba colmatado de las acículas caídas, que formaban un
esponjoso firme, pero con una enorme pendiente lateral y ausencia de trazas de
sendas de animales.
En la parte alta del pinar,
saliendo de ellos, dimos con un sendero, que en ocasiones disponía de algún que
otro hito, al principio algo difuso, para poco a poco ser más claro, que nos
fue subiendo por unos lugares verdaderamente alucinantes.
Alcanzando el extremo Norte de la
Cuerda de la Laguna, donde se situaba el cerro de la Torquilla (cordal paralela,
situada al Este, de la que forma el Escribano con el cerro Laguna) comenzamos a
descubrir unos enormes pináculos pétreos de caprichosas formas, donde no
tuvimos más remedio, que fotografiarnos con ellos y de fondo, el cerro
Escribano, del que procedíamos.
También dimos con una simpática
roca, similar a la del Yunque de Sierra Nevada, pasadas las Siete Lagunas,
viniendo desde Trevélez, el disparador de la cámara, echaba humo.
Situados justamente en el Norte
de la Cuerda, un mirador excepcional, vistas bellas, amplias y profundas,
abandonamos el sendero, para campo a través, por un cómodo, aunque pendiente
terreno, alcanzar el cerro de la Torquilla, pero subiendo, se puso a llover de
forma algo más intensa, nos refugiamos bajo los pinos cercanos y viendo que la
situación no tenía mucha pinta de mejorar, decidimos ir al encuentro del
marcado camino, que por el Este y a media ladera, bordeaba la Cuerda.
Otra opción que se me fue al
garete por culpa del tiempo, ya que al menos, al fallarme la anterior cordal,
pretendía realizar ésta, más suave y fácil, pero tampoco pudo ser.
Anduvimos entre el pinar, para
salir al encuentro del claro camino, nos encontramos con una pequeña laguna
camuflada por la niebla y allí mismo conectamos. Lo seguimos, siempre caminando
entre un denso pinar, con algunos ejemplares dignos de ser fotografiados,
también tuvimos la suerte de ver cabras montesas.
Este carril se transformó en un
auténtico camino de herradura, que nos llevó hasta el Puerto del Tejo, lugar al
que saldríamos, si hubiésemos ido por la misma Cuerda de la Laguna, pero que no
hicimos.
Este Puerto es un cruce de
camino, si hubiéramos seguido con la dirección que llevábamos, alcanzaríamos el
Puerto del Gilillo, pero nosotros nos desviamos hacia nuestra derecha, camino
de la Iruela, por el Camino de la Virgen de la Cabeza.
Llevaba un rato lloviznando,
antes de acceder al Puerto, y continuábamos en la misma línea, es más, las
nubes nos envolvieron, pasaban a muy baja cota, con lo que no veíamos nada a lo
lejos.
Pasamos bordeando por su base, de
Este a Oeste, el cerro de la Laguna, cerro que en otras condiciones, no hubiera
dejado la oportunidad de encumbrar, aunque en los pocos momentos en que la
niebla nos dejó ver algo sus laderas, parecía inaccesible, laderas de piedras y
paramentos verticales y grandes bloques.
Bueno.... habrá que ir dejando
cosas sin pisar, para próximas excursiones, digo yo !!
A esa altura, ya contemplábamos la
faja inclinada que forma la Peña de los Halcones, esta cumbre no me la pensaba
pasar ni harto vino, ya perdí varias opciones y ésta, aunque las condiciones
climatológicas fuesen adversas, la hacía
sí o sí.
En el momento que vimos la
posibilidad de dirigirnos hacia ella y recorrerla por todo su borde, nos
desviamos del claro sendero, campo a través, al inicio cómodo, y al alcanzar su
borde, realizar toda su periferia, por pura roca caliza muy resbaladiza, porque
el día estuvo muy intermitente con la lluvia, igual paraba que comenzaba a
llover.
El recorrer toda la periferia del
abismo, supuso una tensión extra, una, por caminar por una zona vertiginosa
extrema y dos, por caminar por un firme que no daba ninguna seguridad.
Pasamos por el Niño sin Brazos,
pero sinceramente, no tengo la menor idea de que roca, elevación o promontorio
era. Ese recorrido por el borde del abismo, contaba con un pretil natural de
rocas, que en ocasiones te ayudaba a quitarte el "acojone".
Las vistas eran espectaculares
sobre la población de Cazorla, la contemplábamos a vista de pájaro. Los propios
buitres sobrevolaban en muchas ocasiones, bajo nuestros pies. Preciosas
perspectivas sobre las viviendas, plazas, el castillo de la Yedra y el de las
Cinco Esquinas, así como de la impresionante cascada de la Escaleruela, que se
precipitaba sobre las diferentes gradas, que interrumpían su caída.
Con paso de plomo avanzábamos,
primero por tratarse de un mar de rocas calizas, con lo que ello representa y
segundo, por tratarse de una pista de patinaje, además de la impresionante
caída vertical lateral.
Fuimos testigos de cómo un grupo
de montesas, se reían del abismo y la verticalidad, dando saltos por un mini
pasillo colgado a unos doscientos metros de altura, también estuvimos viendo el
poco personal que se acercaron a los alrededores de la Ermita de la Virgen de
la Cabeza, ya que se celebraba ese día y el siguiente, la Romería. Supongo que
al día siguiente, si se notaría la afluencia de público.
Tras explorar en condiciones,
todos sus rincones, decidimos bajar hacia Prado Redondo. Nos llevó su tiempo,
puesto que muchos tramos en la bajada eran auténticas planchas calizas, donde
más que caminar se patinaba y nos obligaba a buscar las grietas y protuberancia
para tener una mayor adherencia. Por supuesto, campo a través todo ese tramo,
aunque vislumbrando desde lo alto, el camino a conectar.
Pasada la pendiente más
pronunciada y resbaladiza, nos quedó una parte más tumbada, pero con mayor
vegetación, aunque buscando los mejores pasos, no tuvimos dificultad en sortear
y dar con el ansiado sendero que en breve tiempo nos llevó hacia la marcada y
clara senda procedente de la propia Ermita, en un cruce de sendas indicada
mediante diferentes postes de madera indicando múltiples direcciones a seguir.
Seguimos la dirección hacia el
Parador, Puerto del Gilillo y Refugio CF La Zarza, por senda sin pérdida entre
un hermoso pinar.
Llegamos al cortijo en ruinas de
Prado Redondo, ubicado en una zona con encanto. Una planicie verde, surcado por
varios cursos de agua, rodeado de alta arboleda y alguna que otra pared rocosa,
que lo limitaba. También visitamos una bonita fuente con tres abrevaderos
alineados. Un lugar para pasar unos días relajados.
Sólo nos quedó seguir el claro
sendero, bajo la lluvia de nuevo y la niebla, que tampoco quiso hacer menos.
Esta senda nos llevó al punto
donde cerramos esta mojada, pero preciosa circular. Recorriendo el final del
trayecto por el mismo de inicio de la ida, aunque en lugar de bajar por la
pequeña alberca (que se nos pasó) bajamos junto a los contenedores de basura
situados al lado del edificio contiguo de la piscina municipal. Vamos, unos
cincuenta metros más allá de la alberca.
Nos cambiamos casi de todo y como
pudimos, resguardados bajo el portón del coche, ya que la lluvia nos quiso
acompañar hasta el último momento de la ruta.
Una vez en Cazorla, duchaditos y
arreglados, nos fuimos directos a un bar a por unas buenas y merecidas
cervezas, con sus respectivas tapas.
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.