Ruta realizada el día 19 de
Diciembre del 2015.
Fuimos Mª Carmen, Mª José, Pepe y
yo, Antonio.
Se trató de una ruta que surgió
porque nuestra pareja amiga, iba a realizar un itinerario por el Pinsapar de
Grazalema y sin desprestigiar al mismo, les comenté que para ver un precioso,
viejo, retorcido y salvaje pinsapar, mejor visitar el de la Sierra de las
Nieves y el más clásico de los recorridos, que para ser la primera vez que
pisaban esta sierra, sería el que partía desde los Quejigales.
Así que una vez allí, aparcado el
vehículo y todos con las mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies,
dimos comienzo a una ruta que yo he realizado en multitud de ocasiones, pero
son de esas que no te importa repetir por la belleza del lugar.
La pongo en el blog, primero, por
hacer partícipes de la aventura a nuestra pareja invitada y en segundo lugar,
por tratarse de un itinerario, que dentro de la zona, que ya he publicado
varios trazados anteriormente, difiere ligeramente de otras rutas.
Desde los Quejigales, continuamos
por el carril en que llegamos en coche, pasamos la cadena e inmediatamente
cruzamos el arroyo que fluye paralelo, por un pequeño puente de madera. A
partir de aquí, la senda no tiene pérdida y nos subiría por la cañada del
Cuerno hasta el Puerto de los Pilones.
Al principio entre pinos, para
posteriormente, meternos por la Cañada entre viejos y retorcidos pinsapos. Se
trata de un ascenso fuerte, pero a la vez, casi mágico, te metes en un bosque
casi salvaje, donde se mezclan grandes pinsapos con otros medianos y
pequeñines, pinsapos secos, aún en pié y otros caídos, algunos, hechos virutas.
Es impresionante pasar por esta
zona, en cierto modo, te sumerge en el pasado, te sientes parte de la
naturaleza.
Fuimos a un ritmo lento,
recreándonos con cada rincón, con cada tronco anómalo, investigando e
impregnándonos de todo ese ambiente salvaje.
Tras la fuerte subida, fuimos
dejando los pinsapos bajo nosotros, sólo alguno desperdigado quedaba en la
parte alta de la Cañada, donde sólo nos encontrábamos con plantas aclimatadas a
las alturas y baja temperatura.
La senda nos llevó a contactar
con el carril que sube hacia el Puerto de los Pilones, algo antes de llegar a
Quejigales. Sobre el camino de tierra, continuamos en leve ascenso dirección
hacia la caseta con innumerables antenas, situada en lo alto del cerro y tras
ojear un amplio cartel informativo que la Junta tiene colocado allí arriba,
tomamos el sendero marcado que salía a continuación del mismo, hacia nuestra
derecha.
Caminamos un buen tramo por esta
senda, ahora rodeados de quejigos de alta montaña, que nos llevaría hacia el Torrecilla o al Peñón de los Enamorados, según
hacia donde nos dirigiésemos, en la bifurcación señalada con poste de madera, a
la que llegaríamos.
Pero cuando tuvimos prácticamente
al Sur nuestra, el Alcazaba, tiramos directamente hacia allí, abandonando el
claro sendero y aprovechando la línea de cumbres, algo alomada, que nos
llevaría alineadamente a la citada elevación.
Se trató de un largo tramo, campo
a través, pero de un cómodo caminar, ya que apenas tuvimos subidas, ni bajadas
y el firme era terroso y de planchas de placas pétreas, como pequeñas losas de
pizarra.
Alcanzamos rápidamente la base de
la Alcazaba, ya llevábamos un buen entrenamiento en la subida por la Cañada, y
sólo nos quedó subirla. La subida es por roca caliza, siguiendo un sendero
relativamente claro, no presenta dificultad, salvo que no se esté acostumbrado
o se posea vértigo, pero para cualquier persona con experiencia, lo máximo que
pueda ocurrir es que tenga que utilizar las manos en dos ocasiones.
Alcanzada su cumbre, las vistas
se amplían, se domina la costa perfectamente, incluso el Peñón de Gibraltar y
la costa africana.
Dominábamos desde las altura todo
el valle donde nace el río Verde, que más tarde se embalsa junto a Istán, en el
embalse de la Concepción.
Recuerdo a Mª Carmen, que lo pasó
algo mal en ese espléndido mirador natural, ya que padece de bastante vértigo.
Tras las numerosas fotos y la
euforia de ir consiguiendo retos, nos tocó continuar. Invertimos el camino de
ida hacia la Alcazaba y casi a la altura de donde abandonamos el sendero
clásico del Torrecilla, nosotros enfilamos directamente hacia el pozo de nieve
que se encuentra en la cabecera de la Cañada de las Ánimas.
Realizando ese último tramo, de
nuevo, campo a través, aunque esta sierra es bastante agradecida y por estas
alturas, se camina bien.
Una vez en el pozo, con su nuevo
cartel informativo de la Junta, donde explica el uso y construcción del mismo
en aquellos tiempos pasados, continuamos, ya por senda clara y marcada, hacia
la cabecera de la Cañada.
Al igual que la otra, al comienzo
raleaban los pinsapos y a medida que ibas descendiendo, te ibas introduciendo
en ese precioso y espeso bosque. Por cierto, era época de caer los frutos,
semillas, de las piñas de los pinsapos y nos encontramos los suelos tapizados
de esos piñones alados y curiosos, que desprendían sus piñas.
Al descender por esta Cañada, era
tal su espesura, que incluso la luz se filtraba e iluminaba menos. Para mí, me
atrevo a decir, que esta Cañada es incluso más auténtica que la anterior, más
natural, más desconocida, menos pisada.
Caminamos maravillados,
orientados por esa senda serpenteante, que se introducía y rodeaba los
pinsapos, donde a veces había que agacharse, en otras te engullías en ellos, es
curioso como las hojas del pinsapo, que aparentemente parecen delicadas y
tiernas y al tocarlas son recias y duras.
Terminamos en la parte baja
desembocando sobre otra senda procedente del Peñón de los Enamorados, que yo he
tomado en varias ocasiones.
Nos acercamos al borde de unos
cortados que se sitúan en frente de la salida de la Cañada, si continuásemos en
esa dirección, donde se contemplaba perfectamente el Peñón de Ronda, entre
otros.
El sol iba ocultándose y la luz
era preciosa para sacar fotos, seguimos la senda clara con dirección hacia
Quejigales, estábamos cerrando el circuito, fuimos dejando a nuestra izquierda
los paredones y los pinsapos, por donde caminamos anteriormente.
Al ir avanzando por el sendero,
dejamos a nuestra izquierda, y a lo lejos, la Cañada de En Medio, cañada
situada entre las dos que pisamos, para pronto, conectar con un amplio carril
que nos llevaría de nuevo a la cadena del comienzo del itinerario y a su vez, a
nuestro coche que teníamos aparcado.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-por-la-sierra-de-las-nieves-quejigales-cuerno-alcazaba-y-animas-31461337
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.
Guapa ruta amigos. Sabes que la tengo pendiente, así que habrá que encontrar un momento para haceros repetirla ;-)
ResponderEliminarPreciosas fotos y el pinsapar espectacular!
Un abrazu
Acabo de descubrir el apartado de comentarios en el blog, no sé como lo tengo en la configuración, ni como debía tenerlo para que me llegasen a la entrada necesaria y me apareciera en mi correo.
EliminarPero curiosamente, esta es la ruta que te tengo preparada, si algún día os dejáis caer por aquí, mejor otoño, invierno o primavera, ahora es muchísima calor y disponéis de la casa, os lo dejo por escrito
Un abrazu