martes, 25 de septiembre de 2018

Circular uniendo cinco poblaciones de la Serranía de Ronda. Benalauría, Jubrique, Genalguacil, Benarrabá y Algatocín


Ruta realizada el día 14 de Noviembre del 2015.

Fuimos Juan José y yo, Antonio, a realizar esta larga, dura y preciosa ruta, recorriendo cinco pueblos de la Serranía Rondeña. Benalauría, Jubrique, Genalguacil, Benarrabá, Algatocín y regreso a Benalauría. Un total de unos 34 Km, con las consiguientes subidas y bajadas entre cada uno de ellos.

Accedimos por la carretera que une Utrera con Ronda, pasando por Algodonales. Pasado el puerto de Montejaque, nos desviamos hacia la población de Montejaque, de aquí a la cercana Benaoján, para seguir dirección hacia Cortes de la Frontera, dejamos el acceso hacia la preciosa Cueva de la Pileta y alcanzamos un cruce hacia Jimera de Líbar, que tomamos.

Continuamos hacia Atajate, sin llegar a él, y cuando alcanzamos el cruce con la carretera procedente de Ronda, tomamos hacia Benadalid y de éste, a Benalauría, donde dejamos el coche en un pequeño aparcamiento nada más entrar en la población.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, comenzamos esta ruta por las calles de este primero y precioso pueblo, pasando junto al colegio público rural y situados en la parte baja, al Este de la población, fuimos cogiendo un camino exterior, señalado con postes indicativos, hacia la localidad más cercana, Algatocín, según el letrero, 2 h y media.







Comenzamos a disfrutar del entorno clásico de la zona, el castañar. Cogimos el día ideal, con multitud de colores, desde los rojizos más radiantes hasta los verdes oscuros, toda la gama existente entre ellos, tuvimos la suerte de apreciar, en esta ruta.

Zonas tapizadas de hojas secas rojizas, una perfecta alfombra para poderla pisar. También coincidimos con el tiempo de las setas, así que tuvimos la oportunidad de contemplar bellos ejemplares de diversos tipos, incluso una amanita caesarea, según tengo entendido, una de las mejores.










Dejamos de lado una portilla o cancela, que sería el lugar por donde regresaríamos cerrando la circular, algo más adelante, encontramos un bifurcación, aunque era más evidente la de la izquierda, por donde tomamos, a la altura donde el IGN nombra como el Castañar.

Nos tocó descender de lo lindo por ese carril, dirección Oeste, casi alineados con  el contacto entre el arroyo de las Veguelas con el río Genal, pero bajados unos 50 metros de desnivel, cogimos un sendero muy ancho, bastante marcado, que no era otra cosa que un recorte al camino principal.

Descendidos 300 metros de desnivel desde que nos desviamos a la izquierda por el ancho camino, nos acercamos a la orilla del río, a primera vista era una barrera infranqueable, así que decidimos bichear por la zona, para encontrar algún punto más idóneo para vadearlo.

En este punto, el río Genal formaba un cerrado meandro y nos encontrábamos en su única entrada posible, decidimos avanzar por ella, ya que el camino seguía y se introducía en el mismo. Nos llevó a la verja de una propiedad, enclavada en el mismo centro del meandro, estaba casi rodeada por completo por el curso fluvial.

Regresamos por nuestros pasos hasta la misma orilla de nuevo, y aquí planteamos las dos posibles hipótesis que podíamos realizar. Una, regresar y dar por concluida la aventura y dos, jugárnosla, cruzando el curso acuático. Eso hicimos, nos quitamos botas, calcetines y pantalones y con pasos de plomo, ya que no se veía bien donde apoyabas los pies, cruzamos el río. Menos mal que tuvimos suerte, porque aunque nos cubría hasta las rodillas, llevaba bastante corriente y no resbalamos ninguno, sino, hubiera sido otro cantar el resto del recorrido.





En la otra orilla, buscamos como pudimos, para evitar el barro y las cañas acumuladas, algunas piedras para secarnos algo y volvernos a vestir. Reanudamos la marcha y dimos con una zona donde tiempo atrás, sería una rica parcela de cultivo, quedaban cítricos, kakis y otros frutales, además de unas ruinas, como un viejo molino, invadido por las plantas trepadoras o alguna casona.



Tomamos por un difuso camino, en su inicio, en sentido ascendente, hasta conectar con otro claro carril. Era uno de los ramales provenientes del Camino de las Gambillas, situado al Norte de nuestra posición en esos momentos. Lo continuamos en sentido ascendente.

A cierta altura, disponíamos de las vistas de la finca y la casa, donde estuvimos a punto de introducirnos buscando una zona para vadear el Genal.




Continuamos por el amplio carril, pasando junto a diversas parcelas, dejando el Genal a nuestra derecha, mientras en el fondo de la vertiente contraria, discurría el arroyo de la Riguerta.

Metidos en pleno bosque de castaño con la infinidad de colores, fuimos acercándonos al siguiente pueblo, aunque antes, pasamos por la Casa del Castañal, para casi a continuación, dar con la carretera de acceso al pueblo. Hasta aquí, llegó el ascenso desde el río Genal, a partir de este punto, comenzó el descenso hasta el río Monardillo, al Sur de Jubrique. Posteriormente pasamos por las Bodegas de Manga Solana, la Casa del Alguacil y el propio polideportivo de la localidad.

Una vez en el pueblo, bebimos de sus fuentes, curioseamos retablos cerámicos puestos en sus calles, contando parte de su historia y anduvimos por sus preciosas calles, con la mayoría de las casas ornamentadas con unas tejas muy elaboradas y creativas.

Este segundo pueblo en nuestro recorrido, Jubrique, era de ensueño, cuidado, rincones espectaculares, muy bonito. Lo atravesamos diagonalmente de Oeste a Este, hasta dar con la carretera MA-536, pasando  junto al colegio público Almazara.














Continuamos un corto trayecto paralelo a la carretera, hasta seguir descendiendo por un sendero empedrado y sinuoso, que pasando junto a diversas fincas, donde algún que otro equino nos miraba sorprendido, nos llevó al lecho del río Monardillo.

Pasamos junto a un antiguo molino en rehabilitación y tuvimos que cruzar el río por un puente de madera en dudoso estado, ya que uno de sus apoyos se encontraba en el aire por haber sido trasladado por las aguas de su posición original, además de estar algo revirado.

Aquí terminó nuestro nuevo descenso, para comenzar el siguiente ascenso hasta la siguiente localidad, ahora le tocaba el turno a Genalguacil.






El comienzo de este nuevo ascenso, por la vertiente Norte de la Loma de Benajarón, la contraria a la que habíamos bajado desde Jubrique, estaba muy bien empedrada y disponía de muchas revueltas para tomar altitud con rapidez. Inmediatamente, casi al pasar el río por el puente, cruzamos un arroyo tributario, el arroyo de los Redondillos, para ir tomando altura paulatinamente, cruzando la ladera diagonalmente de Este a Oeste.

El camino se fue convirtiendo en un verdadero carril, la Vereda del Camino de Jubrique, desde donde teníamos, al echar la mirada atrás, el bello pueblo de Jubrique, ubicado en la parte alta de la ladera, dejada a nuestras espaldas.



A la altura del Cordel de Umbría al Río Genal, comenzamos a ver las primeras y más exteriores viviendas del pueblo de Genalguacil, además de volver a pasar por diferentes fincas cercanas a la localidad.

Por supuesto, seguíamos envueltos en esa magia que te otorgaba el inmenso castañar, cuando entramos junto a las primeras viviendas del tercer pueblo, Genalguacil. Si el anterior era bonito, éste, para mi gusto y sin que por ello se me enfaden los de Jubrique, era aún más.

Ubicado en un entorno privilegiado, con sus calles, plazas y los variados rincones, todos ellos colmatados de estatuas situadas por todas partes y lugares de la población y esas paredes blancas reflectantes, hacían que dar un paseo, fuese una sensación muy agradable. Es más, encontramos un pequeño bar, junto al mirador de la Plaza, donde nos tomamos unas cervezas que nos sentaron estupendamente.

Sólo tuvimos una contrariedad, y fue que era un pueblo muy visitado por motoristas de motocross y quads, o al menos, coincidimos ese día. Mucho ruido y motos por algunas veredas.
















Tras el merecido descanso y el pequeño puntillo con las cervezas, continuamos un tramo por la carretera MA-537, dejando atrás unas vistas preciosas del pueblo de Genalguacil. La abandonamos rápidamente y tomamos dirección Oeste, a media ladera, por debajo de lo que sería el Cordel anterior.
Hasta que llegamos al cauce del Genal por segunda vez, en esta ocasión, desde que dejamos la carretera, fuimos todo el tiempo por senderos y no carriles.







Senderos llenos de encanto, al principio junto a diferentes parcelas, para más adelante, llevarnos por bosques de encinas, castaños y otros tipos de árboles, junto con arbustos y plantas de mediano porte.
En la parte final, donde el sendero nos llevaría a la orilla del Genal, se torno con bastante pendiente y más que sendero, daba la impresión de tratarse del cauce seco de algún arroyo estacional.

Salimos junto a una portilla con un mástil de madera con los colores de GR, pero nosotros la dejamos a nuestra espalda, bordeando la alambrada que limitaba a la Casa de los Limones a nuestra izquierda y el río a nuestra derecha, Recuerdo que era una zona con muchas cañas, ubicadas por el contorno del río. Allí encontramos otra señalización que indicaba la dirección hacia Benarrabá, nuestro siguiente objetivo.





Llegamos a una especie de área recreativa situada en el Prado de la Escribana, donde en uno de sus bancos nos tomamos el bocata.

Para continuar con nuestro itinerario, teníamos que cruzar el río, para ello utilizamos el puente inundable, por donde pasaban los turismos y seguir con una dirección Oeste, buscando el pueblo de Benarrabá.





Así que tras la bajada anterior, como no podía ser de otra forma, tomamos la subida siguiente. A media ladera de la vertiente Sur del arroyo del Infiernillo, fuimos caminando sobre otro amplio carril, aunque en su inicio, como estábamos acostumbrados, fuera más senda que otra cosa.

Seguimos encontrándonos diferentes tipos de setas, esta vez, unas muy rojas ocre, con pinta de ser venenosas posiblemente. Al pueblo no quedaban demasiados kilómetros, la señal que encontramos en el río, mencionaba 2,5Km a la población.

Pronto tuvimos las primeras vistas sobre Benarrabá. Por el camino, encontramos un cartel que nos informaba sobre el valle del Infiernillo, que siempre llevamos lateralmente.








Accedimos a la población, por su parte Norte, anduvimos varias calles y nos asomamos a un espléndido mirador "Mirador del Chorruelo". Lugar ideal para otear sobre el valle del Infiernillo.

Comenzaba a pesar el sube y baja de la ruta, pero aún nos quedaban dos pueblos por alcanzar, así que con cierta premura, casi sabiendo que la noche nos cogería en el transcurso del recorrido, tampoco era una novedad para nosotros, continuamos con el trayecto impuesto.





Descendimos hacia el fondo del Valle para luego, comenzar el ascenso por la vertiente contraria. Conseguida su parte superior, las vistas sobre la población de la que procedíamos, como en las restantes ya visitadas, eran fabulosas.

Caminamos por caminos donde de muy vez en cuando pasaba algún que otro 4x4, junto a parcelas. La parte final de este camino, recuerdo que era hormigonado y nos conectaba con la carretera principal de la zona, la A-369, la que unía Gaucín con Ronda.

Divisábamos desde nuestra posición, el peñón de Benadalid, ruta que ya realizamos con anterioridad.
Recorrimos un kilómetro largo por la misma, hasta entrar en Algatocín, último pueblo del itinerario, sin contar desde luego con Benalauría, con el que aún nos quedaba conectar para cerrar esta amplia circular.





Lo atravesamos longitudinalmente y en una de sus plazas nos paramos un rato para terminar con las latas, líquidos y pocas cosas que llevarnos a la boca. Aquí estuvimos como en trance, ya que éramos conscientes de que la noche nos pillaría, pero nos relajamos más de la cuenta y prácticamente salimos hacia Benalauría, ya de noche.



Teníamos cierta incertidumbre, sobre cómo sería el último tramo, si sería complejo de seguir, ya que habría que estar continuamente ojeando el GPS durante la noche, pero nos llevamos una grata sorpresa, ya que se trató de un tramo bastante claro, sin lugar a pérdidas y eso que todo el inicio fue por sendas.

Salimos del pueblo por la Casa de Suspiros y la senda nos llevó con dirección Noreste, hasta cruzar el arroyo de Genamajuz, a través de un firme hormigonado con tubos en su parte inferior para dejar pasar las aguas del arroyo.

Cruzado el cauce, el camino, en que se convirtió, giró cambiando de dirección, ahora hacia el Este y en ascenso sobre la ladera o vertiente Norte del arroyo, que más adelante, debido al aporte del arroyo de los Nacimientos, cambió el nombre a arroyo de Benajamuz.

Fuimos subiendo por esa ladera, redirigiendo de nuevo la trayectoria con sentido Noreste, pasando por lo que en el IGN marca como la Loma. Más adelante, junto a la Casa del Bailadero, para salir a continuación y conectar, con el camino que procedente de Benalauría, trajimos a la ida.





Sólo nos quedó terminar el resto del recorrido hasta nuestro pueblo de salida o comienzo de ruta, por nuestros mismos pasos.


Terminamos cansados, pero con un verdadero buen sabor de boca por la aventura realizada.

 DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-por-la-serrania-de-ronda-desde-benalauria-pasando-por-jubrique-genalguacil-benarraba-y-alg-29001914



NOTA:

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.

Gracias por vuestra visita.