Ruta realizada el día 23 de
Diciembre del 2015.
Fuimos Juan José, Miguel y yo, Antonio, a realizar un trazado pensado y
proyectado bajo mapa.
Nos quedan pocas cosas que pisar
en nuestra querida, coqueta y preciosa Sierra de Grazalema, (menos mal, que
siempre hay rincones desconocidos) así que nuestros nuevos proyectos sobre
ella, suelen ser algo atrevidos y poco frecuentados, esta ruta es una de ellas.
Está claro que hagamos lo que
hagamos, en esta sierra y en muchas más, siempre hay un hito en lo alto de una
elevación escondida y apartada, un cartucho en una zona casi inexpugnable, una
oxidada lata de atún, en un rincón inverosímil, pero nos hacía mucha ilusión
creernos (aunque no lo fuésemos) que éramos los primeros en realizar esta, en
principio, inédita ruta.
Desde luego en Wikiloc, no la
hemos visto colgada, aunque entiendo que eso no quiere decir nada, ya que
conozco a varios, que sencillamente, no cuelgan nada, lo cual entiendo y
respeto.
Dejamos el coche en lo alto del
Puerto de las Viñas, en Villaluenga del Rosario, un carril hormigonado que sube
hasta aquí, desde el aparcamiento situado junto a la quesería de los Payoyos,
en la misma localidad y junto a unas pistas de padel.
Con mochilas a la espalda y botas
de montaña en los pies, iniciamos esta ruta bajando hacia los Llanos del
Republicano, por el señalizado y claro carril de tierra, que en algunos puntos
se encuentra también hormigonado (cada vez más tramos)
Pasamos por la parte de la
cancela destinada a los peatones, ya que la que cierra el carril a los
vehículos a motor, suele estar cerrada con candado, tiramos a la derecha por la
primera bifurcación que nos encontramos (está señalada con un poste indicativo)
y por él, continuamos hasta dar con otra cancela que nos separa de los bellos y
amplios Llanos.
Atravesamos transversalmente esta
extensión, dirección hacia la cadena montañosa que tenemos enfrente, hacia el
sendero del Puerto del Correo.
Atravesamos el arroyo de los
Pajares, normalmente seco y más adelante pasamos una nueva y alta cancela, caminando
un tramo junto al arroyo del Charco del Burro, que alimenta al principal, el
arroyo de los Álamos. Este cauce, cuando lleva agua, alimenta tanto a la Sima
del Republicano (la más conocida en esta zona), como a la de Cabito (un agujero
en el mismo cauce de entrada a la primera y principal) Internamente sus aguas
se comunican.
Tras acercarnos al pie de la
formación montañosa, divisamos otro poste con la indicación del Puerto del
Correo, junto al que existe un marcado, pisado y claro sendero, que sin dejarlo
nos llevará sin pérdida hasta el mismísimo Puerto, hasta su parte más alta.
Esta subida consta de dos partes
diferenciadas, un primer ascenso siguiendo un zigzagueante sendero que nos
lleva a un tramo relativamente horizontal y donde dejamos a nuestra derecha,
algo retirado, el cortijo de los Navazos de Líbar, por donde pretendemos volver
para cerrar la circular proyectada y un segundo tramo de ascenso, con tramos de
zigzag, algo más largos, que nos depositará sobre el mencionado Puerto.
Hasta aquí, todo un clásico en
esta sierra, a partir de aquí, aventura cien por cien y mucha incertidumbre
sobre que encontraremos.
Desde este punto, ya investigamos
toda la cordal del lado contrario, una ruta fantástica de la que guardo muy
buenos recuerdos:
Ahora nos tocaba caminar hacia el
Noroeste. Nuestra pretensión era no dejarnos atrás ni un sólo pico de esta
desconocida cordal, así que al divisar el primero que sobresalía en ella, pues,
dirigimos nuestros pasos hacia allí.
Por supuesto, ni que decir tiene,
todo campo a través, buscando los mejores pasos y sobre todo, sólo apto para
gente acostumbrada a progresar en el monte sorteando todo tipo de obstáculos.
Desde piedra caliza afilada a vegetación arbustiva, algo impenetrable o ambas
cosas a la vez.
No se trató de un camino de
rosas, sino todo lo contrario, pero una vez conseguido, la satisfacción fue
mayor.
El comienzo del ascenso, era, de
entrada, para cabras y como eso es lo nuestro, pues a disfrutar como enanos,
superando rocas, agachándote bajo las ramas y haciendo equilibrios en
acentuados filos.
Pretendíamos pasar, que lo
hicimos, por cada una de las elevaciones que en el IGN, nombra como Peñón
Bermejo, aunque supongo que se le puede otorgar ese honor al más alto, la
cumbre de 1.213m de altitud, aunque tenga la diferencia de un metro sobre otra
de un cúmulo de elevaciones que forman el conjunto.
Tras una buena sudada, alcanzamos
la primera de las muchas elevaciones por las que pasaríamos, al tomar altura,
las vistas de los Llanos eran indescriptibles, a ello se le sumo que el día era
despejado, pero se habían como enganchado unas nubes a los picos más altos de los
alrededores y eso realzaba aún más la belleza de ese paisaje.
Descendimos algo, de esta primera
elevación, siempre entre afilados cuchillares calizos, evitando en lo posible,
la vegetación, hasta dar con un largo muro de piedra, posiblemente, división municipal,
que al seguirlo, nos llevaría hasta la siguiente cumbre de nuestro trayecto.
Un buen tramo lo hicimos por su
coronación. De camino, nos evitábamos la densa vegetación de su contorno, al
llegar a la base de la siguiente elevación, lo abandonamos para subir a nuestra
segunda elevación, que poseía un enorme hito de piedras en su cumbre.
Las vistas hacia atrás desde esta
nueva elevación, eran magníficas, viéndose ambos Llanos, el Republicano y el de
Líbar, flanqueados por largas cadenas montañosas, que retenían en sus cumbres las nubes.
Tras esta segunda ascensión y al
intentar conseguir el siguiente objetivo, el macizo de los picos del Peñón
Bermejo, tuvimos que sortear una zona algo más caótica, donde nos introducimos
en una mayor espesura vegetal, aunque buscando los mejores pasos, poco a poco
fuimos progresando hasta encontrarnos con un alto muro vertical estratificado
de caliza.
Se trataba de la primera
elevación y segunda en importancia, por altitud, de las que componen el Peñón
Bermejo.
Caminamos en diferentes
direcciones por sus terrazas calizas, auténticos miradores naturales con vistas
espectaculares. La barrera caliza fue cayendo ante nuestros pies.
Desde arriba y haciendo uso del
zoom, captamos el cortijo de Líbar.
En lo alto de esos riscos,
aprovechamos para comernos los bocatas y frutas, cada vez hago más adictos a
esa buena costumbre dentro del grupo.
El paso por los diferentes picos
que, podríamos decir, formaban el Peñón, no fue fácil, sin por ello ser una
cosa compleja para personas con experiencia, Tuvimos que sortear una zona
arbustiva compleja, agachándonos, doblándonos y girando entre sus ramas
(llevamos unas gafas transparentes para estas ocasiones), pasamos por crestas
calizas con multitud de fisuras.
Aventura cien por cien, superando
todas y cada una de estas elevaciones, pasando por la que podría considerarse
como la cumbre real de 1.213m de altitud del Peñón Bermejo.
Tras la enorme paliza que nos
dimos al ir haciendo cumbre de forma fiel, siguiendo un trazado muy enrevesado,
por pasar por todos ellos, nos toco descender y aquí es donde nos llevamos una
gratísima sorpresa, encontramos un claro sendero.
¿Qué diablos hacía allí un
sendero, metido dentro de un pequeño bosque de encinas?
Para que voy a mentir, nos vino
de perla, obviamos algunas elevaciones por no abandonar el cómodo sendero, para
dirigirnos directamente hacia la subida del Salamadre, una gran incógnita que
teníamos en este proyecto, si se podía llevar a cabo o no.
La senda nos introdujo por zonas
de gran belleza, un precioso bosque de encinas, zonas aterrazadas formadas por
planchas calizas muy llamativas. Al final desembocamos en una extensión llana,
bajo la pared Este del Salamadre.
Nos lo tomamos con calma,
sentados a la sombra de un árbol, nos tomamos un reponente energético, que no
podía ser otra cosa que una buena pieza de fruta y estudiamos tranquilamente la
mejor forma de atacar la subida al pico.
Encontramos un característico
hito de piedra a forma de dos alas, que de momento nos orientó en el inicio de
la subida, aunque más bien, creo que señalaba un cruce de sendas en esta zona,
seguramente un sendero que iría hacia Cortes de la Frontera, aunque eso no lo
averiguamos.
El caso, es que tras el hito, se
veía como un paso manchado de rojo sobre la roca, que ascendía por la ladera y
sin pensarlo mucho, lo tratamos como el inicio de la aventura.
Al final, cada uno intentaba
tirar por el camino que creía más cómodo y fácil para acercarnos a la cordal o
arista pétrea, situada al Norte, que posee el macizo del Salamadre.
Haciendo el cabra por las rocas,
como de costumbre, y más en este recorrido, alcanzamos la cordal. Las vistas
bien merecían una parada y disfrutarlas.
Progresamos por la arista en
sentido ascendente, un mar calizo con todos los "avíos". Sólo para
gente acostumbrada a este tipo de terrenos.
Esta arista nos dejó en un
rellano algo caótico entre un laberinto de rocas y vegetación, a una cota algo
más baja que la cumbre. Recuerdo que aquí, Miguel, tuvo un protagonismo
especial, decididamente tomó una dirección entre un laberinto de enormes rocas
y consiguió encontrar un paso para poder continuar. No era nada fácil dar con
él, ya que existían muchos puntos inaccesibles y de un tirón, pasamos ese
laberinto.
Pasado este escollo, el resto de
ascenso que nos quedó, no supuso ninguna dificultad y en poco tiempo nos vimos
en la cima del Salamadre.
Este pico que he subido en varias
ocasiones, es un mirador excepcional, tiene unas vistas increíbles, que merecen
sentarse un buen rato, contemplar y dejar de pensar, sólo observar. Todas las
elevaciones significativas de la Sierra de Grazalema, alrededor tuya, además de
los dos impresionantes Llanos, protagonistas importantes de esta ruta.
Además, a esta fiesta se unieron
una bandada de buitres, que deben anidar por los alrededores, que sencillamente
incrementaron la belleza natural del entorno.
Pero todo tiene un principio y un
final, hubo que retirarse y regresar. Bajamos de la cima siguiendo un claro
sendero que nos llevaba junto al borde de la marcada arista Suroeste. Paisaje
de vértigo, cortados, casi a pico. Toda la bajada del Salamadre era
espectacular e impresionante y muy fotogénica.
Acompañados continuamente por los
buitres, no sé, si alguno de ellos, esperaba que alguno de nosotros nos
despeñáramos, subiendo y bajando entre riscos, subiéndonos en piedras salientes
y en precarias condiciones de equilibrio, llegamos a la base de esta elevación,
donde en sus cercanías estaban situados los pozos y la casa de Barea, a la que
no nos acercamos.
Este punto fue el más alejado de
esta ruta, el situado más al Oeste, a partir de aquí fuimos cambiando el rumbo
y cerrando la circular.
Por perfecto sendero regresamos.
Desde la casa de Barea parte un claro sendero que lo comunica con el sendero
hacia el Puerto del Correo, desde el que partimos para crear esta circular.
Ya relajados, a paso lento,
sabiendo que la noche nos pillaría antes de llegar a nuestro coche, fuimos
charlando y disfrutando de haber realizado correctamente los deberes, una
espléndida, dura y gratificante ruta que nos dejó un fantástico sabor de boca.
En la vuelta pasamos por el Hoyo
de los Quejigos, Navazos de Líbar, dimos con el cortijo de los pinsapos, recién
pintado y bastante bien cuidado.
En este punto podríamos habernos
salido hacia los Llanos del Republicano, tomando un claro sendero que parte del propio
cortijo, pero preferimos continuar por el valle longitudinal paralelo a la
cordal recorrida esta mañana.
Más adelante dimos con el cortijo
de los Navazos de Líbar, donde nos ocurrió una anécdota curiosa. Este cortijo
tiene una bomba manual para extraer el agua de un aljibe contiguo. Sus aguas
son vertidas en dos o tres pilones a forma de abrevaderos de piedra.
Estuvimos bicheando todo aquello
y Juan José nos explicó cómo funcionaba. Por lo visto hay que agregarle un poco
de agua a la bomba, para iniciar la succión de la misma, para al ir moviendo la
palanca de arriba a abajo, tome la presión necesaria y vierta el agua por la
salida para llenar los abrevaderos.
A esto, que al estar trasteando
con la bomba, dos vacas se nos acercaron, bueno, miento, se nos pegaron
literalmente, estaban sedientas, las podíamos acariciar. Se zamparon de una
sentá, dos abrevaderos casi completos, pero lo más curioso fue, que un
cervatillo nos observaba sin moverse del sitio, a unos diez metros de nosotros,
con un rostro de angustia, entre temor y sed, que le hacía mantener esa
posición.
Le dejamos un abrevadero lleno
para él, incluso al retirarnos y tener que seguir nuestro itinerario, el ciervo
se encontraba en nuestro camino, tardó en moverse, aguantando la posición casi
a tres metros de nosotros. Supongo que cuando dejamos libre el cortijo, el
ciervo se acercaría y calmaría su sed.
Acto seguido, contactamos con el
sendero de subida al Puerto del Correo, con lo que cerramos esta novedosa y
preciosa ruta, regresando por los Llanos y subiendo la pesada cuesta hasta el
coche y por supuesto, de noche, como no podía ser de otra manera.
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-puerto-del-correo-al-salamadre-por-la-cordal-salvaje-de-penon-bermejo-31814828
NOTA:
Con este
blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago,
normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo.
Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de
realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en
cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las
explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de
este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni
la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los
tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro
agrado y os sirva la información.
Gracias por vuestra visita.