lunes, 31 de diciembre de 2018

Circular desde el Puerto del Correo al Salamadre por la cordal salvaje del Peñón Bermejo


Ruta realizada el día 23 de Diciembre del 2015.

Fuimos Juan José, Miguel  y yo, Antonio, a realizar un trazado pensado y proyectado bajo mapa.

Nos quedan pocas cosas que pisar en nuestra querida, coqueta y preciosa Sierra de Grazalema, (menos mal, que siempre hay rincones desconocidos) así que nuestros nuevos proyectos sobre ella, suelen ser algo atrevidos y poco frecuentados, esta ruta es una de ellas.

Está claro que hagamos lo que hagamos, en esta sierra y en muchas más, siempre hay un hito en lo alto de una elevación escondida y apartada, un cartucho en una zona casi inexpugnable, una oxidada lata de atún, en un rincón inverosímil, pero nos hacía mucha ilusión creernos (aunque no lo fuésemos) que éramos los primeros en realizar esta, en principio, inédita ruta.

Desde luego en Wikiloc, no la hemos visto colgada, aunque entiendo que eso no quiere decir nada, ya que conozco a varios, que sencillamente, no cuelgan nada, lo cual entiendo y respeto.

Dejamos el coche en lo alto del Puerto de las Viñas, en Villaluenga del Rosario, un carril hormigonado que sube hasta aquí, desde el aparcamiento situado junto a la quesería de los Payoyos, en la misma localidad y junto a unas pistas de padel.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, iniciamos esta ruta bajando hacia los Llanos del Republicano, por el señalizado y claro carril de tierra, que en algunos puntos se encuentra también hormigonado (cada vez más tramos)

Pasamos por la parte de la cancela destinada a los peatones, ya que la que cierra el carril a los vehículos a motor, suele estar cerrada con candado, tiramos a la derecha por la primera bifurcación que nos encontramos (está señalada con un poste indicativo) y por él, continuamos hasta dar con otra cancela que nos separa de los bellos y amplios Llanos.

Atravesamos transversalmente esta extensión, dirección hacia la cadena montañosa que tenemos enfrente, hacia el sendero del Puerto del Correo.



Atravesamos el arroyo de los Pajares, normalmente seco y más adelante pasamos una nueva y alta cancela, caminando un tramo junto al arroyo del Charco del Burro, que alimenta al principal, el arroyo de los Álamos. Este cauce, cuando lleva agua, alimenta tanto a la Sima del Republicano (la más conocida en esta zona), como a la de Cabito (un agujero en el mismo cauce de entrada a la primera y principal) Internamente sus aguas se comunican.


Tras acercarnos al pie de la formación montañosa, divisamos otro poste con la indicación del Puerto del Correo, junto al que existe un marcado, pisado y claro sendero, que sin dejarlo nos llevará sin pérdida hasta el mismísimo Puerto, hasta su parte más alta.

Esta subida consta de dos partes diferenciadas, un primer ascenso siguiendo un zigzagueante sendero que nos lleva a un tramo relativamente horizontal y donde dejamos a nuestra derecha, algo retirado, el cortijo de los Navazos de Líbar, por donde pretendemos volver para cerrar la circular proyectada y un segundo tramo de ascenso, con tramos de zigzag, algo más largos, que nos depositará sobre el mencionado Puerto.

Hasta aquí, todo un clásico en esta sierra, a partir de aquí, aventura cien por cien y mucha incertidumbre sobre que encontraremos.

Desde este punto, ya investigamos toda la cordal del lado contrario, una ruta fantástica de la que guardo muy buenos recuerdos:


Ahora nos tocaba caminar hacia el Noroeste. Nuestra pretensión era no dejarnos atrás ni un sólo pico de esta desconocida cordal, así que al divisar el primero que sobresalía en ella, pues, dirigimos nuestros pasos hacia allí.

Por supuesto, ni que decir tiene, todo campo a través, buscando los mejores pasos y sobre todo, sólo apto para gente acostumbrada a progresar en el monte sorteando todo tipo de obstáculos. Desde piedra caliza afilada a vegetación arbustiva, algo impenetrable o ambas cosas a la vez.

No se trató de un camino de rosas, sino todo lo contrario, pero una vez conseguido, la satisfacción fue mayor.

El comienzo del ascenso, era, de entrada, para cabras y como eso es lo nuestro, pues a disfrutar como enanos, superando rocas, agachándote bajo las ramas y haciendo equilibrios en acentuados filos.





Pretendíamos pasar, que lo hicimos, por cada una de las elevaciones que en el IGN, nombra como Peñón Bermejo, aunque supongo que se le puede otorgar ese honor al más alto, la cumbre de 1.213m de altitud, aunque tenga la diferencia de un metro sobre otra de un cúmulo de elevaciones que forman el conjunto.

Tras una buena sudada, alcanzamos la primera de las muchas elevaciones por las que pasaríamos, al tomar altura, las vistas de los Llanos eran indescriptibles, a ello se le sumo que el día era despejado, pero se habían como enganchado unas nubes a los picos más altos de los alrededores y eso realzaba aún más la belleza de ese paisaje.



Descendimos algo, de esta primera elevación, siempre entre afilados cuchillares calizos, evitando en lo posible, la vegetación, hasta dar con un largo muro de piedra, posiblemente, división municipal, que al seguirlo, nos llevaría hasta la siguiente cumbre de nuestro trayecto.

Un buen tramo lo hicimos por su coronación. De camino, nos evitábamos la densa vegetación de su contorno, al llegar a la base de la siguiente elevación, lo abandonamos para subir a nuestra segunda elevación, que poseía un enorme hito de piedras en su cumbre.









Las vistas hacia atrás desde esta nueva elevación, eran magníficas, viéndose ambos Llanos, el Republicano y el de Líbar, flanqueados por largas cadenas montañosas, que  retenían en sus cumbres las nubes.

Tras esta segunda ascensión y al intentar conseguir el siguiente objetivo, el macizo de los picos del Peñón Bermejo, tuvimos que sortear una zona algo más caótica, donde nos introducimos en una mayor espesura vegetal, aunque buscando los mejores pasos, poco a poco fuimos progresando hasta encontrarnos con un alto muro vertical estratificado de caliza.



Se trataba de la primera elevación y segunda en importancia, por altitud, de las que componen el Peñón Bermejo.

Caminamos en diferentes direcciones por sus terrazas calizas, auténticos miradores naturales con vistas espectaculares. La barrera caliza fue cayendo ante nuestros pies.

Desde arriba y haciendo uso del zoom, captamos el cortijo de Líbar.










En lo alto de esos riscos, aprovechamos para comernos los bocatas y frutas, cada vez hago más adictos a esa buena costumbre dentro del grupo.

El paso por los diferentes picos que, podríamos decir, formaban el Peñón, no fue fácil, sin por ello ser una cosa compleja para personas con experiencia, Tuvimos que sortear una zona arbustiva compleja, agachándonos, doblándonos y girando entre sus ramas (llevamos unas gafas transparentes para estas ocasiones), pasamos por crestas calizas con multitud de fisuras.

Aventura cien por cien, superando todas y cada una de estas elevaciones, pasando por la que podría considerarse como la cumbre real de 1.213m de altitud del Peñón Bermejo.









Tras la enorme paliza que nos dimos al ir haciendo cumbre de forma fiel, siguiendo un trazado muy enrevesado, por pasar por todos ellos, nos toco descender y aquí es donde nos llevamos una gratísima sorpresa, encontramos un claro sendero.

¿Qué diablos hacía allí un sendero, metido dentro de un pequeño bosque de encinas?

Para que voy a mentir, nos vino de perla, obviamos algunas elevaciones por no abandonar el cómodo sendero, para dirigirnos directamente hacia la subida del Salamadre, una gran incógnita que teníamos en este proyecto, si se podía llevar a cabo o no.

La senda nos introdujo por zonas de gran belleza, un precioso bosque de encinas, zonas aterrazadas formadas por planchas calizas muy llamativas. Al final desembocamos en una extensión llana, bajo la pared Este del Salamadre.

Nos lo tomamos con calma, sentados a la sombra de un árbol, nos tomamos un reponente energético, que no podía ser otra cosa que una buena pieza de fruta y estudiamos tranquilamente la mejor forma de atacar la subida al pico.













Encontramos un característico hito de piedra a forma de dos alas, que de momento nos orientó en el inicio de la subida, aunque más bien, creo que señalaba un cruce de sendas en esta zona, seguramente un sendero que iría hacia Cortes de la Frontera, aunque eso no lo averiguamos.


El caso, es que tras el hito, se veía como un paso manchado de rojo sobre la roca, que ascendía por la ladera y sin pensarlo mucho, lo tratamos como el inicio de la aventura.

Al final, cada uno intentaba tirar por el camino que creía más cómodo y fácil para acercarnos a la cordal o arista pétrea, situada al Norte, que posee el macizo del Salamadre.

Haciendo el cabra por las rocas, como de costumbre, y más en este recorrido, alcanzamos la cordal. Las vistas bien merecían una parada  y disfrutarlas.

Progresamos por la arista en sentido ascendente, un mar calizo con todos los "avíos". Sólo para gente acostumbrada a este tipo de terrenos.

Esta arista nos dejó en un rellano algo caótico entre un laberinto de rocas y vegetación, a una cota algo más baja que la cumbre. Recuerdo que aquí, Miguel, tuvo un protagonismo especial, decididamente tomó una dirección entre un laberinto de enormes rocas y consiguió encontrar un paso para poder continuar. No era nada fácil dar con él, ya que existían muchos puntos inaccesibles y de un tirón, pasamos ese laberinto.









Pasado este escollo, el resto de ascenso que nos quedó, no supuso ninguna dificultad y en poco tiempo nos vimos en la cima del Salamadre.

Este pico que he subido en varias ocasiones, es un mirador excepcional, tiene unas vistas increíbles, que merecen sentarse un buen rato, contemplar y dejar de pensar, sólo observar. Todas las elevaciones significativas de la Sierra de Grazalema, alrededor tuya, además de los dos impresionantes Llanos, protagonistas importantes de esta ruta.






Además, a esta fiesta se unieron una bandada de buitres, que deben anidar por los alrededores, que sencillamente incrementaron la belleza natural del entorno.






Pero todo tiene un principio y un final, hubo que retirarse y regresar. Bajamos de la cima siguiendo un claro sendero que nos llevaba junto al borde de la marcada arista Suroeste. Paisaje de vértigo, cortados, casi a pico. Toda la bajada del Salamadre era espectacular e impresionante y muy fotogénica.

Acompañados continuamente por los buitres, no sé, si alguno de ellos, esperaba que alguno de nosotros nos despeñáramos, subiendo y bajando entre riscos, subiéndonos en piedras salientes y en precarias condiciones de equilibrio, llegamos a la base de esta elevación, donde en sus cercanías estaban situados los pozos y la casa de Barea, a la que no nos acercamos.












Este punto fue el más alejado de esta ruta, el situado más al Oeste, a partir de aquí fuimos cambiando el rumbo y cerrando la circular.

Por perfecto sendero regresamos. Desde la casa de Barea parte un claro sendero que lo comunica con el sendero hacia el Puerto del Correo, desde el que partimos para crear esta circular.


Ya relajados, a paso lento, sabiendo que la noche nos pillaría antes de llegar a nuestro coche, fuimos charlando y disfrutando de haber realizado correctamente los deberes, una espléndida, dura y gratificante ruta que nos dejó un fantástico sabor de boca.

En la vuelta pasamos por el Hoyo de los Quejigos, Navazos de Líbar, dimos con el cortijo de los pinsapos, recién pintado y bastante bien cuidado.

En este punto podríamos habernos salido hacia los Llanos del Republicano, tomando  un claro sendero que parte del propio cortijo, pero preferimos continuar por el valle longitudinal paralelo a la cordal recorrida esta mañana.

Más adelante dimos con el cortijo de los Navazos de Líbar, donde nos ocurrió una anécdota curiosa. Este cortijo tiene una bomba manual para extraer el agua de un aljibe contiguo. Sus aguas son vertidas en dos o tres pilones a forma de abrevaderos de piedra.

Estuvimos bicheando todo aquello y Juan José nos explicó cómo funcionaba. Por lo visto hay que agregarle un poco de agua a la bomba, para iniciar la succión de la misma, para al ir moviendo la palanca de arriba a abajo, tome la presión necesaria y vierta el agua por la salida para llenar los abrevaderos.

A esto, que al estar trasteando con la bomba, dos vacas se nos acercaron, bueno, miento, se nos pegaron literalmente, estaban sedientas, las podíamos acariciar. Se zamparon de una sentá, dos abrevaderos casi completos, pero lo más curioso fue, que un cervatillo nos observaba sin moverse del sitio, a unos diez metros de nosotros, con un rostro de angustia, entre temor y sed, que le hacía mantener esa posición.

Le dejamos un abrevadero lleno para él, incluso al retirarnos y tener que seguir nuestro itinerario, el ciervo se encontraba en nuestro camino, tardó en moverse, aguantando la posición casi a tres metros de nosotros. Supongo que cuando dejamos libre el cortijo, el ciervo se acercaría y calmaría su sed.











Acto seguido, contactamos con el sendero de subida al Puerto del Correo, con lo que cerramos esta novedosa y preciosa ruta, regresando por los Llanos y subiendo la pesada cuesta hasta el coche y por supuesto, de noche, como no podía ser de otra manera.






 DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de esta ruta, pincha en el siguiente enlace:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/circular-puerto-del-correo-al-salamadre-por-la-cordal-salvaje-de-penon-bermejo-31814828

NOTA:

Con este blog solo quiero dejar constancia de algunas de las salidas que hago, normalmente acompañado de mis amigos, por las Sierras por las que me muevo. Sólo pretendo aportar mi experiencia personal, en el momento puntual de realizar mis itinerarios, que como comprenderéis pueden ser cambiantes en cuanto a climatología y estaciones del año y no es mi intención que las explicaciones, comentarios y fotos que acompañan a cada una de las entradas de este blog sirvan de guía para otros montañeros, ya que no tiene por qué ser ni la mejor opción de ruta, ni las mismas condiciones del tiempo, ni tampoco los tiempos empleados.
Deseo que os guste, sea de vuestro agrado y os sirva la información.


Gracias por vuestra visita.