domingo, 23 de junio de 2013

CIRCULAR DESDE BOCALEONES AL CERRO CORNICABRA Y CERRO DEL PILAR

Ruta realizada el 18 Mayo 2013.

Fuimos Juan José y yo, Antonio, el que les escribe.

Llegamos a Zahara de la Sierra procedentes de Puerto Serrano y entramos al pueblo por la calle Andalucía, dirección a la oficina de turismo o el cuartel de la Guardia civil. La calle tiene unas barandillas entre pequeños pilarcillos a todo lo largo en uno de los lados, el derecho según vamos, y la acera está formada por placas de pizarra como solería.

Justo a continuación de una nave con un gran solar donde se fabrican ladrillos, giramos a la derecha por un carril hormigonado en claro y acentuado descenso. Luego, éste pasa por una cancela que siempre está abierta, cuando el carril forma 90º y, su firme, se convierte en tierra de tonalidad marcadamente roja.

Lo continuamos, siempre en bajada, hasta llegar al río Bocaleones que se aprecia por  la surgencia de aguas transparentes que existe al final de la Garganta Verde, conocida con el nombre del Bramadero y que atraviesa mediante varios tubos el camino por el que vamos.


Por aquí dejamos el coche.

Con mochilas a la espalda y botas de montaña en los pies, damos comienzo a nuestra ruta.

Durante un corto tramo continuamos por el carril de tierra hasta que nos desviamos del mismo por un senderillo que nos salía a nuestra izquierda.

Pronto alcanzamos una portilla para, a continuación, atravesar el arroyo que procedía de Garganta Seca.

Iniciamos nuestra primera subida del día entre quejigos y encinas y el sendero nos llevó a las ruinas de un cortijo denominado “Casa de la Camada del Puerco” o “Huerta de la Posada del Moral”.



Básicamente disponía de dos departamentos claramente diferenciados y de un horno en el exterior que era una gran chapa, ya oxidada, que formaba el volumen del horno y que estaba recubierta por piedras que la envolvían.


Tras observar sus rincones continuamos con nuestra marcha, que siempre era en ascenso. Alcanzamos un pequeño murete de piedras que atravesamos y, a partir de aquí, la pendiente se agudizó bastante y nos hizo sudar y jadear de lo lindo.



Llegados arriba de esta tremenda cuesta donde por cierto, nos salió un ciervo, la pendiente se suavizó y entramos en la Colada de la Camada del Puerco que se trata de un sendero perfectamente marcado que discurre por el interior longitudinalmente a un cortafuego.



Realmente si no estuviese el cortafuegos sería materialmente imposible avanzar, ya que la vegetación es tan compacta y tupida que no hay hueco ni posibilidad para caminar. Eso lo contemplábamos en los bordes limítrofes, dónde quedaba claramente marcado,  como si se tratase  de una sección de este espeso bosque.



Desde este punto ya se veía a lo lejos el cerro del Cornicabra y nos mostraba su ladera con una tremenda pendiente que intuíamos que no nos iba a tratar cómodamente.

También teníamos en el horizonte, girando algo más la cabeza hacia nuestra derecha, Sierra Margarita con ese picacho casi inexpugnable.



Pasamos por una zona donde abundaban los madroños, aún verdes pero ya formados como frutos.


Desde nuestra posición divisábamos los paredones de la Garganta Seca con algunas oquedades y con esas tonalidades rojizas amarillentas clásicas de sus paredes.


Pronto, el siguiente en mostrarse fue el cerro del Pilar, al cual pretendíamos llegar tras abordar al Cornicabra y caminar por la cordal que los une.

Pasamos una portilla amplia.


Llegamos a lugares donde el musgo cubría todas las superficies dando un toque diferente a lo que llevábamos recorrido.


Comenzamos a ver pinsapos aislados mezclados con otros árboles.



De vez en cuando mirábamos hacia atrás, costumbre que tengo y suelo hacer habitualmente, mostrándose un paisaje increíble que nos describía parte del trayecto caminado y observándose al fondo, a lo lejos, los tajos de Lagarín y las Grajas.


Conectamos con otro cortafuego que cortaba al que traíamos, haciéndonos cambiar nuestra dirección para seguirlo mediante otro claro sendero y, de nuevo en ascenso, continuamos aunque, esta vez, en suave pendiente.


Nos llevó a un nuevo vallado que, mediante otra portilla, nos permitió el paso. Curiosamente disponía de un alambre de espinos en su parte superior, en forma de dintel, que a una persona bastante alta le podría ocasionar cuanto menos arañazos.


Al principio no nos dimos cuenta, pero se trataba de una zona limitada mediante un gran vallado, donde existían multitud de pinsapitos jóvenes junto con pinos de gran envergadura, aunque se veían muchos troncos cortados y apilados de éstos, no sé si para ir dándole espacio a los pinsapos, ya que al seguir caminando tuvimos que pasar de nuevo por otra portilla que es la que cerraba el conjunto.



Tras subir un pequeño repecho nos encontramos en una superficie despejada de arboleda, prácticamente en la base de la falda del Cornicabra, por un terreno que cada vez tomaba más pendiente de forma regular.


Así que no nos quedó más remedio que sufrir y tirar para arriba siguiendo el trazado más cómodo que intuíamos.




De repente nos encontramos con un canchal que aún nos incrementó más el esfuerzo a realizar. Tras ello, entre matorrales de espartos y rocas aisladas, íbamos avanzando y subiendo en altitud de forma rápida.



Tomamos la dirección hacia un pequeño risco que dejamos justo a nuestro lado y que, tras superarlo, nos dejó ver parte de la cresta que aún nos quedaba pero que, ya con menos inclinación, superamos rápidamente y alcanzamos la cumbre de nuestro primer objetivo del día.




La verdad es que tuvimos bastante suerte con la climatología puesto que el día no fue soleado y nos permitió subir más cómodamente, es más, nos llovió a todo nuestro alrededor pero a nosotros ni una sola gota. 




Mientras picamos algo sobre el Cornicabra, veíamos como caía agua por toda la sierra del Pinar, justo enfrente de nosotros, y también por la zona de Olvera que estaba francamente gris oscuro.



Una vez que reanudamos la marcha, que con el viento fresco que hacía fue pronto, tiramos por la cresta para intentar conectar con la cordal que lo une con el Cerro del Pilar.




Este descenso hacia la conexión con el marcado sendero que veíamos por la cordal fue el más complicado y exigente, no apto para personas con vértigo ni poco experimentados, y con destrepes delicados. Insisto, este tramo no es idóneo para cualquier persona, sólo para montañeros con experiencia.
















Aquí invertimos bastante tiempo buscando los mejores pasos y retrocediendo en algunos puntos demasiado complicados y comprometidos hasta, por fin, conseguir bajar y unirnos al senderillo tan claramente marcado que se encuentra en plena cordal. Durante un buen tramo estuvimos deliberando sobre la existencia del mismo y cuál era su función. Al final lo dejamos en dos posibilidades. La primera era la de un antiguo sendero de la época de los Maquis y la segunda como sendero de control de fuegos por esa zona para pasar rápidamente de un cerro a otro con los diferentes puntos de vistas que desde ellos se tienen de todo ese entorno.

La verdad es que no sé si acertamos con nuestras conclusiones o son dos errores como dos camiones, pero seguimos sin tener claro que hace ahí ese perfecto y marcado sendero y cuál es su finalidad.

Una vez en la cordal, nos quitamos toda la tensión que llevábamos en el cuerpo por culpa de esa delicadísima conexión desde el Cornicabra y nos dedicamos a gozar de ese magnífico trazado que nos invitaba a observar las impresionantes laderas de la Sierra del Pinar junto con sus cumbres y el Pinsapar, en primer lugar, y toda su vaguada, con el Llano del Revés o Rabel en medio. Eso por una falda, ya que por la otra veíamos Sierra Margarita.








Sin abandonarlo en ningún momento, el citado sendero nos llevó a la misma cumbre del Cerro del Pilar. Fotos de rigor y buscamos un lugar resguardado del viento para darnos el segundo homenaje de la ruta, nos tomamos los bocatas, frutas, frutos secos, etc.… regados con todo tipo de líquidos.





Tras la comilona visitamos un poco la cresta del Pilar y buscamos el lugar más idóneo para enfilar la bajada, que realizamos campo a través, por el lugar que intuíamos mejor y más fácil, pero con una muy respetable pendiente (esta bajada también hay que estar preparado para hacerla, tener experiencia y no es cómoda para cualquiera).



Antes, desde arriba, ya divisábamos el carril de tierra por el que pensábamos realizar el camino de vuelta.
Desde lo alto vimos varios jabalíes que huían al vernos.


Una vez abajo de la ladera, entre aulagas en flor con ese amarillo intenso y entre quejigos y encinas, fuimos buscando algún senderillo de cabras para cogerlo y que nos llevase hacia el carril.







Mientras tanto encontramos varios bebederos curiosos, como para animales salvajes o de mediano porte, ya que vacas no podían entrar.


Por fin conectamos con el carril y, ya sobre él, anduvimos una barbaridad de kilómetros pues daba una vuelta inmensa antes de contactar con el coche.




Pasamos junto a un cortijo donde había varios perros sueltos, pero no parecían demasiado peleones. 

Recuerdo que tenía la estatua de un gran ciervo, como de metal. Pasamos junto a ganado vacuno al que le costaba retirarse del camino cuando pasábamos.



Tuvimos que pasar por una portilla de acceso para ver de cerca la laguna del Perezoso y, más adelante, existía un aljibe de relativa nueva construcción.





Tras pasar una inmensa cancela que cortaba todo el camino o carril, éste se torna en sentido descendente, al principio muy suave y, al final del recorrido, con una peniente más contundente.

Pasamos por varias ruinas de cortijos a lo largo del recorrido, al menos dos cancelas más como la anterior, 


el poste indicativo del depósito de aguas y, ya próximos a donde teníamos nuestro coche, tuvimos que superar la última de las grandes cancelas que cortaban el carril. Disponían de un curioso y cómodo cierra utilizando una gran palanca para ello.





Llegados al vehículo nos cambiamos de botas y, tras echar nuestra última foto al pueblo de Zahara de la Sierra, 


nos dirigimos flechados a nuestro bar Rural, en Montellano, para reponer nuestras sales y energías perdidas mediante unas buenas tapas acompañadas de unas ricas y frescas cervezas.

DATOS DE INTERÉS DE LA RUTA:




Si quieres el track de la ruta, pincha sobre el siguiente enlace: